El Aeropuerto de Quito, un vecino que no suma ni resta en Tababela
Diez años después de la inauguración del Aeropuerto de Quito en Tababela, sus habitantes aseguran que no han sentido ningún desarrollo comercial ni turístico en la parroquia. Al contrario, tienen problemas que impiden su crecimiento.
Berónica Garzón recuerda cuando empezó la construcción del aeropuerto.
Emerson Rubio / PRIMICIAS
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Cuando Berónica Garzón cumplió los ocho años, su padre, quien era el secretario de la Tenencia Política de Tababela, le decía que algún día se construiría el nuevo Aeropuerto Internacional de Quito en aquella parroquia rural, situada al norte de la ciudad.
Y así fue.
Desde su tienda de abarrotes, Berónica recuerda que años después, el 27 de enero 2006, se anunció que los trabajos de construcción se habían iniciado -según ella- en los terrenos que antes eran ocupados por la comuna de San Vicente.
Mientras se llevaba a cabo la obra, el Municipio de Quito y la Corporación Quiport (concesionaria del servicio aeroportuario) firmaron el Acuerdo Alianza Estratégica. Y una vez que la pista estuvo lista, el 9 de mayo de 2012, aterrizó el primer avión tripulado.
Pero no fue hasta el 19 de febrero de 2013 cuando se inauguró finalmente la obra.
Los habitantes de Tababela creyeron que allí había una oportunidad de negocio, así que se construyeron hoteles, restaurantes y se abrieron tiendas. La llegada de un aeropuerto nuevo y tecnológico -un buen vecino- suponía crecimiento y desarrollo.
Pero no ocurrió eso.
Nacida en Tababela hace 49 años, Berónica dice que el anhelo de que despuntaran el comercio y la economía para los tababelenses se esfumó. No han sentido ningún mejoramiento. "Y no tenemos algún beneficio", insiste la habitante.
Según el estudio 'La ciudad en el aeropuerto, el aeropuerto en la ciudad', del Departamento de Aeronáutica y de la Universidad de la Plata en Argentina, implantar hoy una estructura aeroportuaria implica que un medio semi-rural o de periferia urbana se transforme en urbano de manera acelerada y dinámica.
"El aeropuerto debe poder tener control sobre el desarrollo urbano de su entorno", detalla el documento. Y, además, debe minimizar los impactos negativos que tenga la actividad aérea.
44,6 millones de pasajeros han pasado por el aeropuerto en los últimos diez años.
Un lugar desapercibido
César Herrera, presidente del Gobierno Autónomo Descentralizado (GAD) de Tababela, manifiesta que había una expectativa de que con la llegada del aeropuerto se abrirían nuevos horizontes para la ciudadanía. Son 3.400 habitantes.
Y, sin embargo, lo que ha pasado durante esta década es que la gente asocie directamente a Tababela con el aeropuerto, mientras la parroquia pasa desapercibida.
Con ello concuerda Luis Espinoza, un taxista de la zona, quien insiste en que la gente debería saber que aquel poblado existe.
Mientras el Aeropuerto de Quito se ha consolidado como mejor en Sudamérica y ha recibido varios premios, Herrera detalla que los ciudadanos de Tababela "no hemos recibido una incidencia positiva sobre el desarrollo de la parroquia, más bien ha sido controversial en diferentes aspectos".
- Existen problemas con los servicios básicos.
- Falta de vialidad.
El presidente del GAD señala que barrios como El Vergel Bajo, cerca del aeropuerto, aún no tiene alcantarillado. Tampoco hay extensiones de red de agua potable.
Mientras que la falta de vialidad genera que no exista turismo. Herrera explica que el conector Alpachaca (vía asfaltada de cuatro carriles) que se construyó para llegar al aeropuerto no tiene conexión con el camino antiguo de Santa Rosa, que conduce a la parroquia.
Estas dos vías son paralelas y las separa apenas un parterre de cinco metros. Existe solo un paso clandestino de tierra, que en ocasiones lo cierran.
Por ende, para llegar a Tababela por Alpachaca -confirma Herrera- hay que dar una gran vuelta: ocho kilómetros de recorrido, que toma unos 20 minutos. Por esa razón, el turista que pasa por el aeropuerto, cuando se va o llega, no entra a la parroquia.
Pero no solo eso.
Inversión que quedó en nada
Herrera recuerda que al inicio de la operación del aeropuerto hubo gente del pueblo que invirtió en la construcción de oficinas o bodegas. En su momento fueron utilizadas, pero posteriormente quedaron vacías debido a las políticas de las instituciones.
Es decir, se trasladaron al aeropuerto y no volvieron a la parroquia.
Con los terrenos hubo una gran afluencia de compradores; por la demanda subieron de precio, pero poco a poco fueron bajando.
Los pequeños hoteles (hostales) que funcionan en la parroquia tienen un "mediano movimiento económico", porque generalmente son usados por personas que están de tránsito.
Ibeth Sánchez es propietaria de un hostal en Tababela. Ella cuenta que recibe un turista en tres días, generalmente. Muchos de ellos van a Galápagos. Recuerda que unos años atrás había más personas que se hospedaban y que luego se dirigían a la playa Montañita. Ya no.
En la parroquia hay al menos 30 lugares de hospedaje. Aunque son muy bonitos, con jardines y hasta quintas de estancia, no compiten con los tres lujosos hoteles que bordean al Aeropuerto de Quito, el Wyndham, Holiday Inn y Eurobuilding.
Tampoco lo hacen los restaurantes, que en los diez años han abierto aproximadamente diez. Herrera asegura que estos son más visitados por gente que trabaja en el aeropuerto y que, por los costos altos de los alrededores, prefieren visitar la parroquia.
Además, en el lugar están construyendo conjuntos habitacionales.
460.000 vuelos de pasajeros nacionales e internacionales hubo en diez años.
Ambiente amigable
Tababela nació como parte de los llanos de Yaruquí, una parroquia aledaña.
La historia revela que la Misión Geodésica Francesa llegó en 1736 y recorrió esa zona con el objetivo de realizar triangulaciones y mediciones para comprobar la redondez de la Tierra y medir un arco meridiano.
En su recorrido, la misión localizó las pirámides de Oyambaro, Oyambarillo y Caraburo. Y quienes conformaban la misión se impresionaron con la topografía del terreno. Entonces, afirmaron que se asemejaba a una "tabla bella".
Al traducirse al castellano del francés, su nombre quedó como Tababela, el cual se ha conservado desde 1740.
Aunque Herrera reconoce que no es un sitio turístico que ni siquiera cuenta con un coliseo, como las demás parroquias, asegura que Tababela es un lugar apacible con un ambiente amigable donde la familia puede disfrutar de paseos en el parque.
Según la Policía, se hacen patrullajes a pie y el índice delincuencial es menor al 3%.
Un lugar con potencial
En Tababela existen algunos puntos desaprovechados. Hay un molino en el que se hacía harina. Los fines de semana pasan decenas de ciclistas desde Puembo y hay una piscina que lamentablemente no se ha podido potencializar.
También existe un terreno municipal en el que se tenía planificado construir una escuela, pero, según Herrera, las autoridades competentes no tienen recursos. Está "abandonado" más de diez años.
Y nadie puede sacar provecho. Dice el presidente del GAD que ahí podrían hacerse huertos o alguna otra inversión, pero que no le permiten. "Pues en la escritura dice que es exclusivamente para unidad educativa", añade.
Para Herrera, que la parroquia no haya tenido un crecimiento y que haya obras que ni siquiera han iniciado, como la escuela, se debe a la "falta de voluntad política" del Municipio y del Estado.
Cooperación con Quiport
Aunque Herrera asegura que el aeropuerto no ha sumado el crecimiento de la parroquia, sí reconoce que hay una vinculación para eventos de carácter social con Quiport, administrador y operador del aeropuerto.
Luis Galárraga, gerente de Comunicación de Quiport, le dijo a PRIMICIAS que el objetivo es trabajar con las parroquias que están en los alrededores para generar oportunidades de empleo. Son seis parroquias, entre ellas Yaruquí, Pifo, Puembo y Tababela.
Para ello, dice Galárraga, se han realizado diferentes proyectos, como escuelas de fútbol y básquet, cursos de inglés, desarrollo de emprendimientos.
Una parte importante desde la llegada de Quiport a la zona fue aplicar un mecanismo de consulta pública y participación, detalla Galárraga. Pues a través del departamento de Responsabilidad Social se han reunido con las comunidades y, desde el inicio, el objetivo fue informar sobre el proyecto y conocer las expectativas.
2,3 millones de toneladas métricas de carga se han movido por el aeropuerto.
Pero "nosotros hacemos lo que nos compete", señala sobre algunos problemas que enfrenta la parroquia de Tababela, como la falta de alcantarillado.
"Son temas que no pueden ser imputados a la presencia del aeropuerto ni a la presencia de Quiport. Tienen que ser resueltos a través de los organismos del Estado, en este caso de los gobiernos locales", añade.
Galárraga recuerda que, al inicio, alrededor del 3% de los empleados de todo el aeropuerto eran habitantes de la parroquias aledañas. Hoy, diez años después, asegura que son entre el 34 y 40% de los colaboradores de un total de 7.500.
Y actualmente se está desarrollando un proyecto para construir un centro de capacitación en el aeropuerto.
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