Los sin techo y el coronavirus: cuando lavarse las manos es imposible
Aparecen dos sintecho acostados junto a sus pertenencias en una calle del barrio del Tenderloin en San Francisco, California.
EFE
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Se calcula que más de medio millón de personas viven sin hogar en Estados Unidos, de las que aproximadamente 200.000 duermen en la calle y el resto lo hacen en refugios habilitados para pasar la noche, pero donde las condiciones sanitarias distan de ser óptimas.
No siempre hay jabón
"Todo el mundo tose y estornuda y vuelve a toser y a estornudar, y mucha gente no se cubre la boca", se queja Smokey, un hombre blanco mayor, de trato calmado y muy simpático, que durante el día toma el sol sentado en su silla de ruedas frente al Ayuntamiento de San Francisco y de noche va a dormir a un refugio.
"La gente está preocupada. Usamos todos los mismos baños, las mismas duchas no siempre hay jabón y, aunque tenemos surtidores de gel desinfectante, no hay el suficiente para 150 hombres", explica inquieto pero sin perder nunca la sonrisa que lo acompaña junto a la barba canosa, la gorra oscura y unas grandes gafas que le cubren el resto de la cara.
Plan de choque
Consciente de la extrema vulnerabilidad de este grupo poblacional, el Ayuntamiento de San Francisco que al mismo tiempo se enfrenta a una crisis de pobreza extrema y drogadicción cada vez más aguda, anunció un plan de choque de USD 5 millones para proteger a los sin techo frente al coronavirus.
El dinero se destinará a mejorar la calidad y la frecuencia de la limpieza de refugios y espacios públicos usados como alojamiento para personas con pocos recursos, así como a incrementar las entregas de comidas a estas personas especialmente los adultos mayores para evitar que tengan que salir a la calle.
Pero todas estas medidas no mitigarán el riesgo para gente como Jason, un afroamericano de mediana edad que vive en la calle y duerme en una tienda de campaña, plantada en la acera junto a otras varias que conforman un "campamento" de personas sin techo.
"Durante el día uso los baños públicos que hay al final de la calle", dice mientras señala con la mano una estructura de color verde con la palabra "toilet" en la parte superior, a la que se llega tras atravesar el campamento entero, donde duermen decenas de personas.
Un baño público para indigentes
El problema es la noche, puesto que el baño público cierra a las 20:00 y, a partir de entonces, si Jason quiere lavarse las manos, o hacer sus necesidades, no le queda más remedio que encontrar algún restaurante en el que le dejen usar el baño.
"Me gustaría que pusieran más baños públicos. Y que los dejaran abiertos durante la noche. Si no, ¿cómo quieren que me lave las manos para protegerme del virus?"
Jason
A unos metros escasos del campamento en que reside Jason, que ocupa casi la totalidad de la calle Myrtle en el Tenderloin, un funcionario municipal, equipado con mascarilla, guantes de látex, botas y un mono de trabajo blanco, desinfecta la acera con una manguera a presión.
Solo un poco más abajo, un cartel escrito a mano y pegado en una farola alerta sobre qué hacer para prevenir la infección por coronavirus. ¿Las cuatro primeras medidas? Cubrirse la cara al toser, lavarse las manos con agua y jabón, no tocarse la cara y quedarse en casa si se está enfermo.
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