Sin policías y militares, la violencia vuelve a las cárceles
Imágenes de la Cárcel de Latacunga, el 15 de diciembre de 2020.
@SNAI_Ec
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La historia es cíclica. Lo que ocurrió en 2019 con las cárceles ecuatorianas, se repite en 2020. Muertes, motines y riñas no se alejan definitivamente de los centros de rehabilitación social.
Entre mayo y agosto de 2019, las cárceles estuvieron en emergencia, debido a un sinnúmero de incidentes violentos que ocurrieron en los meses anteriores. La presencia policial y militar logró controlar -momentáneamente- la violencia.
Luego vino un año en el que las cárceles operaron de manera normal. En ese lapso la violencia volvió. En ese período se registraron, al menos, 33 muertes en diferentes cárceles del país.
El 11 de agosto de 2020, luego de otra serie de hechos violentos, la emergencia volvió a las cárceles. Y, una vez más, el presidente Lenín Moreno movilizó a policías y militares a esos centros para intentar controlar la violencia.
En efecto, los incidentes cedieron. Y las cárceles vivieron una relativa paz durante los tres meses del estado de excepción, que terminó el 11 de noviembre.
Nuevos incidentes
Pero, apenas concluyó el estado de emergencia, el Servicio Nacional de Atención Integral a Personas Adultas Privadas de Libertad y a Adolescentes Infractores (SNAI) empezó a reportar -nuevamente- hechos violentos.
Hasta el 17 de diciembre, en 35 días de operación normal sin emergencia, se registraron al menos tres eventos que ya suman 12 muertes:
- La Cárcel de Esmeraldas fue el escenario del primer hecho violento, el 6 de diciembre de 2020, se dio un amotinamiento por disputas de poder que resultó en seis muertos y un herido de gravedad.
- Otro preso fue asesinado con arma blanca en la Cárcel de El Rodeo, en Manabí. El hecho ocurrió el 10 de diciembre y se trató de una riña.
- El 15 de diciembre de 2020 hubo un amotinamiento en la Cárcel de Latacunga. El hecho se debió a una disputa de poder de las bandas que operan en el centro. El saldo fue de cinco muertos y un agente de seguridad penitenciaria herido.
¿Qué pasa?
En los últimos dos años, las cárceles han estado seis meses de emergencia. Sin embargo, eso no ha logrado disminuir definitivamente la violencia.
La Corte Constitucional (CC) instó al Ejecutivo a delinear un plan para mejorar la convivencia carcelaria. Y solicitó no abusar en la expedición de estados de excepción.
Existen varios puntos estructurales que no permiten la paz prolongada:
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Presupuesto
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En medio de la primera declaratoria de emergencia, en junio de 2019, el Gobierno lanzó un proyecto de mejora de las cárceles por USD 38,3 millones.
Casi un año y medio después, y con otra emergencia y varias muertes a cuestas, la iniciativa no se ha concretado.
En 2020, el Gobierno debió destinar USD 18,1 millones a este proyecto. Pero hasta este momento ya sufrió tres recortes y quedó en USD 2,6 millones.
Esto provocó, entre otras cosas, que se cancelen al menos seis contratos para adquirir equipamiento de seguridad para las cárceles
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Falta de guias y hacinamiento
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Según los estándares internacionales, Ecuador tiene un déficit del 70% de guías penitenciarios.
Pese a esto, el proceso de selección de nuevos agentes fue suspendido por falta de recursos estatales.
Ahora, ante la nueva emergencia, el SNAI lanzó un nuevo proceso y los aspirantes deberán rendir las pruebas físicas en la tercera semana de diciembre de 2020.
A la falta de guardias se suma la sobrepoblación carcelaria. A mediados de 2019, las cárceles ecuatorianas tenían un 42% de exceso de presos.
Durante la pandemia por el Covid-19 ese porcentaje bajó. Sin embargo, todavía hay un hacinamiento que supera el 27%.
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Armas sin control
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El problema de las armas dentro de las cárceles tiene dos vertientes. Por un lado, están las armas a las que los presos tienen acceso al interior de las cárceles.
Durante la emergencia, el SNAI consiguió el desarme voluntario de pabellones de las 48 cárceles del país. Solo en Guayaquil se entregaron 450 objetos cortopunzantes.
Pero, además, la Contraloría General del Estado identificó varias irregularidades en el manejo de las armas asignadas al personal de seguridad de los centros.
Por ejemplo, se identificó que en varias cárceles se perdieron armas, pero no se reportó la desaparición.
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Guerras entre mafias
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La reciente gresca en Latacunga, que terminó con cinco muertos, respondió a un enfrentamiento de bandas criminales. Lo mismo pasó en Esmeraldas.
El departamento de inteligencia penitenciaria de la Policía Nacional ha identificado decenas de grupos que operan en las cárceles.
La principal disputa es entre Los Choneros y Los Lagartos. Ambas organizaciones dedicadas al narcotráfico, al sicariato, a la extorsión, entre otras prácticas delictivas.
Su disputa es por el control de territorios y negocios, pero se replica al interior de los centros de rehabilitación.
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