Caso de sicariato altera la percepción de seguridad en Samborondón
Exteriores del centro comercial en Samborondón donde murió el ciudadano serbio Sasa Spasic, el 20 de julio de 2020.
PRIMICIAS
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Desde 2011, no había tanta conmoción en Samborondón. Ese año un extranjero acribilló a un ciudadano ecuatoriano en el kilómetro 8,5 de este cantón de Guayas, en la parroquia La Puntilla, considerada como un santuario de la seguridad.
De enero a mayo de 2020, la Policía reporta dos asesinatos, mientras que en 2019 hubo un solo caso. Todos ocurrieron en la cabecera cantonal y no en La Puntilla. Esta zona aglomera a una decena de urbanizaciones privadas de estrato medio y alto.
Pero la calma se alteró la tarde del 20 de julio de 2020, cuando un sujeto asesinó a un ciudadano serbio, mientras éste comía junto a su esposa e hija.
¿Se ha convertido Samborondón en una zona de peligro? El general Víctor Arauz, comandante general de la Zona 8 de la Policía, niega que exista inseguridad en el cantón.
"Entiendo que haya preocupación, pero es un evento puntual derivado de la delincuencia organizada", dice Arauz.
Entonces ¿por qué el crimen despierta tanta conmoción? El experto en seguridad, Jorge Villacreses, asegura que el pánico se genera porque se trata de una población con altos recursos económicos.
"Estamos acostumbrados a escuchar de muertes violentas en el sur de Guayaquil, pero lo cierto es que este tipo de hechos puede suceder en cualquier parte", dice Villacreses.
Delitos imposibles de controlar
Como reportó PRIMICIAS en mayo de este año, las muertes violentas no han disminuido pese a la pandemia y el confinamiento. Entre enero y abril de 2020, hubo 395 muertes violentas en Ecuador, es decir, 25 casos más que durante el mismo período de 2019.
Guayaquil, tal cual menciona Villacreses, encabeza las estadísticas. Desde enero a mayo de este año se reportan 118 homicidios, el 6,7% por sicariato.
El general Arauz indica que los delitos violentos como asesinatos, y en especial la modalidad de sicariato, son casi imposibles de disminuir. "Se escapan del control de la Policía".
Algo similar opina el experto en seguridad, Villacreses: "Estos crímenes ocurren como ajustes de cuentas entre bandas de delincuentes que operan en el país".
¿Quién es el ciudadano asesinado?
Sasa Spasic, de 56 años, es el ciudadano serbio asesinado en Samborondón. Según la Policía, tenía cédula de identidad ecuatoriana y el último ingreso al país fue en marzo de 2020, durante la pandemia.
En la vivienda de Spasic, ubicada en la urbanización La Joya (Daule), los agentes encontraron USD 250.000 en efectivo y varios documentos sobre envíos portuarios.
"Todo nos indica que estaría vinculado con delitos de narcotráfico o de economía ilegal", señaló Arauz, comandante de la Policía.
Arauz también descartó que Spacic se haya dedicado a la venta de insumos farmacéuticos o esté relacionado con casos de corrupción revelados en los últimos meses.
Guardias de seguridad desarmados
En el video de seguridad del centro comercial se observa cómo minutos antes del crimen, un guardia privado camina cerca de la víctima.
Luego aparece el asesino, se acerca lentamente hacia el ciudadano serbio y le dispara. Posterior a esto huye en una moto, que estacionó afuera del centro comercial.
Arauz reconoce que los guardias privados no portaban armas de fuego. Dijo que el trabajo de la compañía de seguridad consistió en alertar a la Policía a través del servicio ECU-911.
¿Podían hacer algo más los guardias? El experto en seguridad, Villacreses, indica que un guardia privado puede portar un arma, siempre que lo haga dentro de un perímetro o establecimiento.
"Los guardias que estaban en la garita del centro comercial podían hacer disparos como un elemento disuasivo", añade Villacreses.
Este permiso de porte y tenencia de armas en un guardia privado debe ser emitido por el Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas. Los directivos del establecimiento indicaron en un comunicado que su labor ha sido cooperar con la Policía en las investigaciones
Ricardo Icaza se encontraba en el centro comercial el día de este asesinato. Dice que se escucharon disparos y una de sus hijas tuvo un susto muy grande. "No creo que tener un arma me haya ayudado en esa situación, todo depende de las circunstancias y del control emocional", expresa Icaza.
Sobre el uso de armas por parte de los ciudadanos, Villacreses opina: "es una apreciación errada que solo estando más armados podemos bajar los índices delictivos".
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