Secuestros, robos y corrupción, los riesgos de la migración ecuatoriana por El Salvador
Aunque esquivan la temida selva del Darién, en Panamá, los migrantes que viajan a Estados Unidos por El Salvador son víctimas de las redes criminales.
Migrantes de diferentes nacionalidades permanecen en un albergue este viernes 16 de febrero de 2024 en Tapachula (México).
EFE
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Marco (nombre protegido) salió de Ecuador el 13 de abril de 2024. En el Aeropuerto Mariscal Sucre, en Quito, abordó un avión que lo llevó a Bogotá y desde la capital colombiana, tomó otro vuelo hacia El Salvador.
El ecuatoriano esperaba llegar a Estados Unidos en una o dos semanas, según lo que había visto en las redes sociales. Se guió por videos de ecuatorianos que ya han logrado llegar al país norteamericano.
Pero, 40 días después de su partida, el jueves 23 de mayo, el migrante conversó con PRIMICIAS desde México. Tres días antes había intentado cruzar hacia Estados Unidos, pero la patrulla migratoria lo detuvo en Tijuana y lo regresó a Tapachula, cerca de la frontera con Guatemala.
Esta semana volverá a intentar el cruce, pues el joven de 26 años se siente cerca y no se da por vencido. Su sueño es llegar a Estados Unidos y ayudar económicamente a su familia que se quedó en Ecuador. Además, debe cubrir las deudas que adquirió para emprender el viaje.
Viveza criolla y corrupción
Ecuador vive una ola migratoria hacia Estados Unidos desde 2021. La principal ruta es a través de la selva del Darién, en Panamá. Sin embargo, las redes de coyoterismo han buscado caminos alternos debido a la peligrosidad.
Primero, el flujo paralelo fue a través de México, Guatemala y Nicaragua. Sin embargo, la imposición de visas de los dos primeros países y la inseguridad que se vive en el tercero, ha reconfigurado la ruta de la emigración por El Salvador.
Los datos migratorios del Ministerio del Interior reflejan que solo el 9% de los ecuatorianos que viaja a El Salvador regresa. Entre enero y abril de 2024, han de Ecuador 43.408 viajeros y han ingresado 4.112. El saldo migratorio es de 39.296 personas.
Avianca ofrece vuelos directos y con escala hacia San Salvador, capital de El Salvador. Marco salió en uno de esos vuelos, el 13 de abril. Luis, en cambio, lo hizo la madrugada del 22 de mayo.
El primero se fue por su cuenta, el otro pagando más de USD 10.000 a una red de tráfico de migrantes. Ambos coinciden en que "nada es como se muestra en las redes sociales". Y que los riesgos comienzan una vez que salen del aeropuerto de San Salvador.
Los migrantes deben tratar de llegar hacia la frontera con Guatemala. Al salir de la terminal aérea, relata Marco, hay taxistas que ofrecen carreras hacia la parada de buses cercana a la frontera por hasta USD 135, asegurando que el viaje es de unas tres horas. Lo cierto es que el trayecto dura 30 minutos y el pasaje en un bus urbano es de USD 0,65.
Para llegar a Guatemala, El Salvador tiene tres pasos fronterizos en Nueva Anguiatú, Las Chinamas y en Pedro de Alvarado. Los trayectos son de entre dos y tres horas y media, desde el Aeropuerto.
Luis viajó el viernes 24 de mayo hacia Las Chinamas, en un vehículo particular provisto por quienes le vendieron su 'paquete' de migración.
Guatemala exige visas a ecuatorianos, por lo que el paso fronterizo se hace por pasos irregulares, bordeando los controles migratorios. Pero los agentes policiales, tanto de Guatemala como de El Salvador, están pendientes de migrantes irregulares.
Marco conoció casos de ecuatorianos a los que los oficiales les pidieron hasta USD 300, para devolverles sus pasaportes. Él cruzó junto a otros 11 migrantes. Pero, cómo ya habían escuchado esas historias, dijeron que eran peruanos y no presentaron pasaportes. Los uniformados los dejaron pasar pagando USD 10.
Ya en Guatemala, los migrantes toman buses hacia la capital de ese país, que está a unas tres horas. Generalmente, duermen allí y parten de madrugada hacia la frontera con México, que está a unas 10 horas.
Marco cruzó la frontera en un sector conocido como Las Boyas, cerca a La Trinitaria, ciudad del estado mexicano de Chiapas. En esa zona se encontró con grupos de personas que siguen a los migrantes y les ofrecen su guía, ya que dicen que por esa zona actúan organizaciones criminales.
"Para ingresar a México no hay nada, ni Policía, ni carteles, ni nada. Nosotros no nos dejamos llevar por esas personas y pasamos sin ningún problema".
La ola de secuestros en México
Ya del lado mexicano, los migrantes toman una kombi, medio de transporte popular, por USD 2,50 hacia el terminal de buses más cercana. Luego, explica Jorge, empiezan días y días a bordo de buses para llegar a la frontera con Estados Unidos.
Los migrantes tienen que transitar cerca de 3.000 kilómetros.
En territorio mexicano, los migrantes también son víctimas de la corrupción. Jorge y sus compañeros, por ejemplo, pagaron UD 300 a unos agentes militares que los detuvieron, para que no los reporten y sean deportados.
Pero, el mayor peligro son los secuestros. Según un reporte de la agencia de noticias a EFE, la Policía estatal de Chihuahua, estado mexicano, reveló que en los últimos tres años liberaron a más de 1.700 migrantes irregulares, que representan casi un tercio de las víctimas del delito en el país.
Entre las víctimas de rapto está Manuel, quien llegó a la frontera entre la mexicana Ciudad Juárez con El Paso estadounidense desde Ecuador y lo retuvieron al entrar a México.
“A mí me secuestraron 27 días. Tuve que pagar USD 4.000 para que me suelten en Tapachula (en la frontera sur de México). Y de ahí he venido caminando, trabajando, durmiendo en el monte, en las terminales, comiendo cada dos días y una sola vez al día, es duro esto”, relató al medio internacional.
Contó que, una vez que capturan a las personas, las familias en su país venden las pocas pertenencias que tienen para pagar el rescate. También señaló que las restricciones del Gobierno mexicano implica más peligro para quienes migran.
"¿Por qué el Gobierno mexicano nos hace difícil la pasada? Nosotros estamos de pasada, no estamos quitándole el trabajo a nadie, estamos dejando plata a donde llegamos. En Chihuahua nos tuvieron dos días en el tren, nos dejaron botados en el desierto", comentó Manuel.
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