Las secuelas que deja el Covid-19 pueden permanecer más de un año
Los especialistas sugieren que quienes se han contagiado, incluso con síntomas leves, hagan alguna terapia respiratoria para evitar secuelas.
Un paciente hace terapia tras haber superado el Covid-19, el 7 de enero de 2022.
API
Autor:
Actualizada:
Compartir:
Cansancio, dificultad para respirar, pérdida de la memoria, alteraciones del gusto y hasta dolor en los genitales son algunas de las secuelas más comunes con las que deben convivir quienes superaron el Covid-19.
En algunos casos estas dolencias pueden durar más de un año y alterar la cotidianeidad de quienes las sufren.
La fisioterapista Stephanie Álvarez, quien cursa una especialización sobre rehabilitación respiratoria para pacientes poscovid en la Universidad de Harvard, explica que las secuelas que deja el Covid-19 dependen en gran parte de la respuesta inmunológica de cada persona.
"Entre las más comunes están la fatiga, la inflamación de los pulmones y la pérdida del olfato y del gusto por períodos que oscilan entre los tres meses y un año".
Sin embargo, hasta los hospitales del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social han llegado pacientes con dolor en sus genitales, con palpitaciones cardíacas y con daños en el sistema nervioso.
La doctora Gabriela López, responsable del programa de rehabilitación para pacientes poscovid en Quito, dice que se trata de secuelas poco comunes, pero que han aparecido a lo largo de los casi dos años de pandemia.
López agrega que, generalmente, estas dolencias desaparecen tras seis meses de tratamiento físico y farmacológico. Y asegura que la recuperación depende de cada paciente y de la disciplina que tenga durante la rehabilitación.
La necesidad de hacer terapia
La fisioterapista Stephanie Álvarez sugiere que cualquier persona que se haya contagiado de Covid-19 se realice al menos una radiografía de pulmones. "Así podemos descartar cualquier problema futuro y tomar acciones para mantener una vida normal", dice.
Agrega que todos los pacientes, independientemente de la severidad de la enfermedad, deben realizar algún grado de rehabilitación física y pulmonar, además de trabajos de fisioterapia.
Por ejemplo, dice, quienes tienen síntomas leves y cumplen aislamiento en sus casas deben hacer ejercicios respiratorios y estiramientos de acuerdo a su capacidad física.
Mientras que "las personas que han estado hospitalizadas deben tener un diagnóstico médico que determine los órganos afectados para saber el tipo de rehabilitación que necesitan".
La neumóloga del Hospital Carlos Andrade Marín, Elizabeth Cajamarca, explica que el objetivo es que las personas que vivieron momentos difíciles en los hospitales recuperen la movilidad y la masa muscular que perdieron cuando estuvieron internados.
Esto se logra -dice- con ejercicios aeróbicos, entrenamiento muscular, terapias respiratorias, ejercicios de baja intensidad y entrenamiento cardíaco. Luego de cumplir esta fase, Cajamarca asegura que los pacientes poco a poco retoman su vida como era antes de contagiarse de Covid-19.
Vidas alteradas por las secuelas
Elena Ramos, su padre y su hermano contrajeron la enfermedad en enero de 2021 y desde entonces sufren alteraciones en los sentidos del gusto y del olfato. "Algunos alimentos nos saben a metal, como si estuviéramos saboreando una moneda o una llave. Esto nos pasa sobre todo con el pollo y con frutas como el limón y la manzana", dice.
Recuerda que tras el contagio y de dar negativo en las pruebas PCR, "sentíamos un sabor extraño, pero creíamos que era pasajero. No acudimos a un hospital por miedo a contagiarnos otra vez. Ahora lo haremos porque no es la única secuela", relata.
Elena Ramos cuenta que se cansan ante esfuerzos mínimos como cuando subir gradas, caminar o trotar. A lo que se suma la pérdida del olfato. Durante varios meses a toda su familia también se le cayó el cabello, aunque esa secuela ya desapareció.
Ramos dio nuevamente positivo a inicios de 2022 y con síntomas más fuertes que la primera vez. Ahora teme que este contagio le deje nuevas secuelas, "porque esta enfermedad te cambia la vida".
Verónica Vinueza es otra paciente que no ha logrado borrar la huella del Covid-19. "Me contagié en junio de 2021 y durante los tres meses siguientes sufría de fatiga constante y falta de aire", recuerda.
Luego de dos meses de terapia respiratoria, sus pulmones empezaron a funcionar mejor y ella ha logrado recuperar parte de su normalidad. Aunque dice que todavía hay momentos en los que debe pausar sus actividades para evitar ahogarse.
Compartir: