Relleno sanitario de Quito busca extender su vida útil otros cuatro años
Vista del relleno sanitario de Quito, el 15 de febrero de 2020.
Jonathan Machado / Primicias
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El cubeto 9B, del relleno sanitario de El Inga, cumplió su vida útil y ya no tiene capacidad para recibir a las 2.200 toneladas de basura que genera Quito cada día.
La solución en el corto plazo fue la construcción de un nuevo cubeto o área de depósito de basura. Esa obra empezó a ejecutarse en septiembre pasado y debía estar lista en noviembre de 2020.
Pero, hasta el 12 de noviembre, la obra registra un avance del 43% y se prevé que culmine, en el mejor de los casos, en enero de 2021. Es decir, casi dos meses después de lo planificado.
Esas dos dificultades obligaron a la Empresa de Gestión Integral de Residuos Sólidos (Emgirs) a buscar zonas aprovechables en el relleno sanitario para depositar los residuos temporalmente y así evitar una crisis ambiental.
La gerente de la entidad, María Gabriela Dávila, dice que se han encontrado áreas temporales disponibles entre los cubetos 9A y 9B, al igual que entre los cubetos 4 y 6, mientras se construye el cubeto 10.
Esas zonas aprovechables tienen la suficiente capacidad para almacenar la basura hasta que el nuevo depósito entre a funcionar, dice Dávila.
Agrega que "ya se está planificando la construcción del cubeto 11 y del domo final, lo que extendería la vida útil del relleno sanitario hasta 2024".
"No hay margen de error en la construcción del nuevo cubeto porque las zonas aprovechables pueden recibir basura solo un par de meses".
Eduardo del Pozo, concejal
La concejala Luz Elena Coloma califica de ineficiente a la administración del alcalde Jorge Yunda en el manejo de la basura. "Hace seis meses sabía que el cubeto 9B estaba a punto de colapsar y no planificó la construcción del 10. Es impresentable que el alcalde no haya estado pendiente de este tema", añade.
Coloma confía en que el nuevo cubeto esté listo en enero de 2021 para evitar que Quito quede expuesta a una nueva emergencia, además de la de Covid-19.
Lixiviados para riego e incendios
El tratamiento de los líquidos que produce la descomposición de la basura -conocidos como lixiviados- es uno de los principales problemas que afronta el relleno sanitario de Quito.
Desde diciembre de 2019 no reciben un tratamiento adecuado para ser descargados al río Inga. La gerenta de la Emgirs, María Gabriela Dávila, dice que, para evitar que los lixiviados desborden las piscinas, la empresa optó por tratarlos directamente.
Aunque aclara que este tratamiento no permite que sean descargados al río.
"Estamos esperando la autorización del Ministerio de Ambiente para que podamos usarlos en actividades de riego o en el control de incendios".
María Gabriela Dávila, gerenta Emgirs.
Mientras la Emgirs espera la aprobación, los lixiviados crudos y tratados permanecen en las 11 piscinas que dispone el relleno sanitario con una capacidad de 45.000 metros cúbicos.
Un exgerente de empresa -que pidió la reserva de su nombre- explica que "los parámetros ambientales que deben cumplir los lixiviados para ser utilizados en actividades como el riego son mucho más exigentes de los que se necesita para descargarlos al río".
Considera que Emgirs no está en la capacidad de alcanzar los parámetros necesarios para esa actividad. "Los lixiviados son altamente contaminantes. Contienen metales pesados capaces de dañar cualquier organismo vivo", agrega.
En esto coincide el investigador de la Universidad Central, Pablo Araujo. Él cree que "los procesos que tiene Emgirs para tratar los lixiviados difícilmente podrán cumplir con la normativa ambiental".
Pero señala que el Ministerio del Ambiente (MAE) es quien debe pronunciarse sobre este tema. PRIMICIAS solicitó una versión al MAE, pero no obtuvo respuesta.
Un nuevo concurso
Alrededor de 100.000 metros cúbicos de lixiviados se encuentran acumulados en las 11 piscinas que tiene el relleno sanitario de El Inga.
Para solucionar este problema, la Emgirs tiene previsto lanzar una licitación para que una empresa privada se encargue de los líquidos represados.
"Lo que buscamos es que la empresa ganadora se encargue de los 100.000 metros cúbicos para que la Emgirs trate los 400 metros cúbicos diarios que produce la basura", dice María Gabriela Dávila, gerenta de la Emgirs.
La funcionaria explica que la metodología de trabajo será diferente a la que tradicionalmente se utilizaba. "La empresa que trataba los lixiviados utilizaba las instalaciones y maquinaria de la Emgirs. Ahora queremos que instale sus propios equipos para el proceso".
Según cálculos de la funcionaria, hasta finales de 2020 se conocerá la empresa ganadora del concurso.
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