Reforestación y cuidado animal, la fórmula para salvar los páramos en Tungurahua
Las comunidades de Tungurahua crearon el Fondo del Páramo y Lucha contra la Pobreza, que cuenta con varios reconocimientos internacionales por la conservación del agua.
Los cuidadores del páramo son en mayoría de las comunidades indígenas de Tungurahua.
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Hace 15 años, los habitantes de Tungurahua comenzaron a preocuparse por la escasez de agua, especialmente en las zonas montañosas.
Pese a estar cerca de los páramos, una de las principales fuentes de agua, el líquido era escaso para el consumo y el riego de los cultivos.
Tungurahua es la segunda provincia más pequeña de Ecuador, con 3.386 kilómetros cuadrados, detrás de Cañar, pero el problema era la sobrepoblación.
En 2008 ya registraba una densidad poblacional que superaba los 160 habitantes por kilómetro cuadrado, con más de 500.000 personas que habitaban Tungurahua.
En la actualidad, según el último censo poblacional, tiene alrededor de 600.000 habitantes.
Las personas de las comunidades rurales tampoco respetaban la frontera agrícola, que termina a 3.600 metros sobre el nivel del mar.
Los dueños de los lotes tenían la costumbre de quemar el pasto y el sobrepastoreo.
Eso les traía problemas con el agua, lo que se vio reflejado en un inventario hídrico, realizado en 2004, en el que comprobaron que solo en Ambato había un déficit en tiempo de estiaje del 40%, lo que representaba un riesgo muy alto de escases de agua.
Ese informe alertó a las autoridades locales, las cuales empezaron a apoyar las iniciativas de varias comunidades indígenas -de manera empírica- para cuidar los páramos.
Comunidades comprometidas
El proyecto es considerado el único fondo del país de este tipo. Cada año se invierten USD 2.500.000 y trabajan con 39 planes de manejo.
El Fondo del Páramo trabaja en lo ambiental, comunitario y productivo. Los comuneros están comprometidos con la reforestación de plantas nativas y han eliminado la quema de pastos, así como la sobrepoblación de animales.
Los protectores del páramo son capacitados y reciben asistencia técnica para cuidar el agua.
En la provincia hay 136.000 hectáreas, de las cuales 86.000 están bajo el régimen de conservación, a través de las reservas naturales como Los Llanganates, Sangay y Faunística Chimborazo.
Y 45.000 están en manos comunitarias. Aquí está prohibido explotar las reservas naturales y buscan que se las declare áreas protegidas.
A cambio de la proteger el páramo, en las comunidades brindan alternativas productivas, aseguró el prefecto Manuel Caizabanda. Trabajan en los cantones de Ambato, Patate, Píllaro, Pelileo y Tisaleo.
En Píllaro, parroquia Baquerizo Moreno, han conservado 340 hectáreas y en respuesta a ese gesto, les financiaron una planta de producción de balanceados donde trabaja la comunidad, mencionó el dirigente Stalin Frutos.
En Chibuleo hay una planta de producción de lácteos, donde procesan queso, yogur y embutidos, cuyo mercado se ha extendido a diferentes ciudades del país.
“Ya no sentimos la necesidad de sobrepoblarnos de animales e invadir el páramo. Ahora sabemos que si no cuidamos los ojos de agua, no tendremos nada”.
Rolando Chambo, habitante de Chibuleo.
Mientras en la comunidad de Chuquibantza de Pilahuín, los moradores se organizaron para ofrecer recorridos guiados a los turistas por el páramo. Las 6.313 hectáreas de la comunidad se han declarado como zona de conservación.
Un modelo premiado
En 2008, el Gobierno Provincial de Tungurahua propuso convertir la protección de la naturaleza en bienestar económico para las familias que habitaban en las zonas altas.
El prefecto de ese entonces, Fernando Naranjo, hizo un modelo de planes de manejo de páramos, pero mediante un fideicomiso, recogiendo las experiencias de las comunidades para tratar de recuperar los ojos de agua.
Por eso se creó el Fondo de Páramos y Lucha Contra la Pobreza, que lo integran la Prefectura, movimientos indígenas de Tungurahua y las empresas públicas de agua y energía.
Este proyecto, que empezó como un plan piloto para fortalecer el trabajo que habían empezado los agricultores, se ha convertido en un referente nacional e internacional.
En 2019 fue considerado uno de los mejores proyectos en las categorías Bosque y Flora, Desarrollo Humano y Finanzas Sostenibles de los Premios Latinoamérica Verde.
Esta iniciativa es parte de los 500 mejores proyectos de socios ambientales de América Latina.
Cuenta con el plus de ser el primer proyecto nominado como finalista de la categoría Finanzas Sostenibles, está en el puesto 28 en la categoría Bosques y Flora y en el 64 del área de Desarrollo Humano.
En noviembre de 2023, ganaron el premio del concurso organizado por la Corporación Líderes en Practicas Ejemplares Ecuador.
Este plan ha continuado en la administración del actual prefecto, Manuel Caizabanda.
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