Recicladores: el cruel dilema entre salir a trabajar o pasar hambre
El 60% de los trabajadores que se dedica a esta actividad son mujeres y ellas constituyen, muchas veces, el único sustento de sus hogares. Actualmente no pueden trabajar por la crisis sanitaria.
Recicladoras trabajan en las calles de Quito el 12 de febrero de 2020, días antes de que llegara la pandemia del coronavirus.
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La Red Nacional de Recicladores de Ecuador (Renarec) estima que en el país hay unas 20.000 familias que viven del reciclaje.
Cerca de 3.500 de estas personas trabajan en las calles de Quito. La mayoría son mujeres cabeza de hogar, de la tercera edad o sufren de enfermedades crónicas.
La pandemia del coronavirus ha aumentado la vulnerabilidad en la que viven los recicladores, pues con las medidas de aislamiento y restricción de actividades, dejaron de percibir su único ingreso diario.
Laura Guanoluisa es una de las mujeres que vive del reciclaje. Antes del brote de coronavirus trabajaba hasta 12 horas diarias para ganar entre USD 4 y USD 5 al día.
El dinero que recibía se sumaba a los USD 15 que percibían sus tres hijos, quienes también son recicladores y la acompañaban en los recorridos por las calles del norte de Quito en búsqueda de cartón, plástico, aluminio o cobre.
Pero ese dinero no se obtenía de una forma fácil. El kilo de botellas PET cuesta USD 0,50; el kilo de cartón se vende a USD 0,12; y el kilo de vidrio tiene un valor de USD 0,05.
Desde que la enfermedad Covid-19 se expandió en la ciudad y en el país, el poco dinero que ganaban ya no llega a su hogar.
"Nosotros vivimos del día a día. Si un día no reciclamos, pues no comemos", dice Guanoluisa.
Ante la falta de ingresos económicos, Guanoluisa y otros recicladores se han visto obligados a vivir de donaciones institucionales o de los kits alimenticios que entregan el Ministerio de Inclusión Económica y Social o el Municipio de Quito.
Sin embargo, no todos corren la suerte de recibir esta ayuda. Angélica Minga es madre de dos niños y recicladora independiente, es decir, que no pertenece a la Renarec.
Desde que está prohibido reciclar, Minga recorre las calles del valle de Los Chillos, pero ya no en búsqueda de cartón o plástico, sino de comida.
"Mis hijos tienen hambre y no hay dinero para comprar alimentos. Tuve que salir a buscar algo para comer aunque sea en la basura", dice.
Minga está consciente de que las calles y la basura son un foco de contagio de Covid-19 o de otras enfermedades, pero señala que el hambre de sus hijos la obliga a salir.
Otras de sus preocupaciones es el pago del arriendo. Aunque el dueño del cuarto en el que vive le ha indicado que puede pagar cuando termine la emergencia sanitaria, Minga desconoce si las autoridades sanitarias permitirán que los recicladores continúen en sus actividades por el peligro que corren al estar en contacto directo con desechos.
Protección para los recicladores
El director Metropolitano de Políticas y Planeamiento Ambiental, Fernando Granizo, dice que el Municipio de Quito trabaja en la elaboración de un protocolo de bioseguridad que será entregado a los recicladores para que lo apliquen cuando finalice la crisis sanitaria.
"Este documento informará cómo deber ser la protección personal de los recicladores, así como la forma en la que deberán manipular los productos", agrega Granizo.
Cada uno de los recicladores recogía, hasta antes de la declaratoria de emergencia sanitaria, aproximadamente tres toneladas mensuales de materiales como cartón, plástico, hierro o cobre.
Este trabajo significaba la recuperación de 10.500 toneladas del total de 66.000 toneladas de basura que la ciudad produce cada mes.
Campañas de ayuda
Organizaciones sociales e instituciones públicas han creado campañas para ayudar a los sectores más golpeados por la crisis sanitaria. Uno de estos grupos es el de los recicladores.
La Universidad San Francisco de Quito lanzó la iniciativa 'Recicla Esperanza' con la que busca que los hogares separen los desechos antes de colocarlos en los contenedores.
Isabella de los Reyes, participante del proyecto, dice que "varias iglesias abrirán sus puertas para que las personas dejen allí el material reciclado al finalizar el confinamiento".
El dinero obtenido por la venta de estos productos será entregado a las asociaciones de recicladores de la ciudad.
El Municipio de Quito, por su parte, ha entregado más de 18.000 kits de alimentos entre los sectores vulnerables, en donde viven algunos recicladores.
Y el Patronato San José tiene previsto seguir con esta tarea usando mapas de georreferencia en los que hay información sobre los lugares en los que habitan las personas de escasos recursos.
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