Ecuador no rastrea los contactos para frenar la pandemia
Personas caminan en las calles de Cuenca el 9 de mayo de 2020.
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Como si se tratara de policías persiguiendo a ladrones, un sistema de vigilancia epidemiológica debe seguir los pasos de un virus para no perderlo de vista y evitar que se propague.
El epidemiólogo Marcelo Aguilar, quien asesora al Instituto Geofísico Militar, explica que una vigilancia activa no existe en Ecuador.
"El Gobierno anterior (de Rafael Correa) debilitó los sistemas de vigilancia epidemiológica, que ayudan a disminuir el impacto de una enfermedad porque recogen datos e información para que las autoridades puedan tomar mejores decisiones", explica.
Ante esta realidad, un grupo de epidemiólogos y de médicos salubristas propuso al Ministerio de Salud la creación de un sistema de vigilancia capaz de rastrear los contactos de las personas que están contagiadas con coronavirus. Pero hasta el momento no han recibido una respuesta.
El sistema implicaría que brigadas médicas o ciudadanas recorran barrios y comunidades para entrevistar a las personas contagiadas y seguir la pista de todos sus contactos con el objetivo de aislarlos en sus domicilios para que no propaguen el virus.
El investigador de la Escuela de Salud Pública de la Universidad Johns Hopkins, Andrés Vecino, dice a PRIMICIAS que el rastreo de personas y sus contactos ha sido una estrategia clásica para controlar las epidemias.
"El proceso es largo porque significa entrevistar a muchas personas, pero es necesario para frenar la expansión del virus", explica Vecino.
El investigador señala que es fundamental aplicar el rastreo y más aún en las primeras semanas en que los países pasan del confinamiento al distanciamiento, como Ecuador está tratando de hacerlo.
"Es fácil que las personas recuerden con quienes se han relacionado en los últimos días porque, debido al aislamiento domiciliario, sus contactos sociales se han visto disminuidos", agrega.
Vecino dice que hay que hacer la mayor cantidad de pruebas a la población para identificar los casos confirmados. Pero pregunta: ¿Qué hacemos después de que se confirma que una persona tiene Covid-19?
Es ahí -dice Vecino- en donde radica la importancia del rastreo de los contactos. "Hay que ir a buscar a los contactos y aislarlos, y más aún cuando no hay suficientes pruebas para hacer tests a toda la población".
¿Quiénes deben hacer el rastreo?
El epidemiólogo Marcelo Aguilar señala que el rastreo puede ser realizado por brigadas compuestas por profesionales médicos, miembros de la comunidad y estudiantes.
"Deben contar con los insumos de protección para evitar el contagio, además de pasar por una capacitación previa", explica Aguilar.
La Universidad Central del Ecuador tiene previsto que 20.000 de sus estudiantes sean vigilantes epidemiológicos en un proyecto que estará coordinado por el Ministerio de Salud y que se aplicará en Quito.
El investigador de la Escuela de Salud Pública de la Universidad Johns Hopkins, Andrés Vecino, dice que el rastreo también pueden funcionar a través de llamadas telefónicas, para que las personas no tengan contacto directo con pacientes de Covid-19.
Esta estrategia de vigilancia puede significar una fuente de empleo, en momentos en que la pandemia ha ocasionado despidos en todo el mundo.
Sin embargo, el epidemiológico del hospital público Luis Vernaza, Federico Cabrera, señala que el rastreo de contactos puede aplicarse en ciudades o comunidades en las que aún no existe una transmisión comunitaria porque es posible que esos sectores ya hayan alcanzado la inmunidad colectiva o de rebaño.
Vecino dice que debe existir un trabajo articulado entre las autoridades sanitarias y la sociedad para lograr un óptimo rastreo de contactos y así impedir que el virus siga expandiéndose o, al menos, ralentizar la curva de contagios.
Rastreo en otros países
Singapur, un país con cerca de seis millones de habitantes, evitó que su sistema de salud colapsara gracias al rastreo de contactos.
El sistema de salud de ese país entrevistó a cada paciente positivo en las pruebas moleculares y el personal sanitario inició el trabajo de un detective.
La estrategia consistía en llamar y visitar a todos los contactos del paciente para colocarlos en aislamiento.
Esta medida fue acompañada de multas económicas que bordeaban los USD 7.000 y de penas privativas de la libertad de hasta seis meses por violar la cuarentena.
Singapur también utilizó un aplicación llamada TraceTogether, en la que una persona contagiada por el virus compartía su información para alertar a las autoridades sanitarias.
Éstas, a su vez, ubicaban a las personas que se relacionaron con el paciente para romper la cadena de contagios. Sin embargo, la app no tuvo mayor éxito.
En Corea del Sur, las autoridades utilizan información del GPS, de las tarjetas de crédito y de las cámaras de vigilancia, para conocer los lugares por donde transitó una persona con Covid-19.
La información recogida se sube a Internet y el sistema también envía mensajes de alerta a toda la población cuando hay un nuevo foco de contagio.
Con esta medida, el virus ha sido controlado en las últimas semanas y estos dos países parecen estar ganando la batalla a la pandemia.
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