Más de 30 damnificados deja desbordamiento de una quebrada en Quito
Moradores de Santa Clara del Común quedaron atrapados en medio del lodo. Nueve casas presentan daños estructurales.
Dos moradoras del barro Santa Clara del Común en medio de electrodomésticos dañados, el 1 de agosto de 2022.
Jonathan Machado / Primicias
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Carlos Gabela perdió todo en 10 minutos. Sus muebles, electrodomésticos, ropa y su casa fueron destruidos por el desbordamiento de la ‘Quebrada Seca’, ubicada en el barrio Santa Clara del Común, en el noroccidente de Quito, tras el aguacero que soportó la capital la noche del 31 de julio de 2022.
En este sector, que fue el más golpeado por la lluvia, nueve casas sufrieron daños que dejaron a más de 30 personas damnificadas.
Gabela recuerda que pasadas las 18:00 escuchó un estruendo afuera de su casa. Cuando salió a ver lo que ocurría, se percató de que el agua había destruido los bordes de la quebrada y que estaba ingresando a su casa.
“En 10 minutos el agua inundó la casa y casi me ahoga. Grité lo que más pude y los vecinos me rescataron por un hueco que hicieron en el techo”, recuerda.
Lo único que pensó al momento de salir fue en rescatar a sus 10 perros y buscar las escrituras de su casa.
“A los 10 perritos los puse en el techo de la casa barrial y logré sacar las escrituras porque es la única manera de comprobar que es mi casa”, dice.
Durante toda la noche, Gabela, su familia y sus vecinos intentaron sacar los escombros y la basura que ingresaron a las viviendas, pero no fue posible, pues el lodo alcanzó los dos metros de altura, sepultando lo que encontró a su paso.
“Ni siquiera la ropa que estoy puesta es mía. Un vecino me prestó porque no tengo nada”, dice mientras mira sus electrodomésticos llenos de lodo en el patio de su casa.
Junto a la casa de Gabela está la de Yolanda Sigcha. Ella es otra damnificada que perdió todos sus bienes, incluidos los animales que criaba para su comercialización.
En medio del temor a ser arrastrada por la corriente, logró sacar de la casa a su hija y a su nieta, quien había nacido hace ocho días.
“No pudimos sacar nada, ni siquiera las cositas del bebé. Todo se perdió. Con las justas pudimos subir al segundo piso para ponernos a salvo”, relata.
Freddy Nieto, director metropolitano de Gestión de Riesgos del municipio, dice que a las pocas horas de haberse reportado la emergencia, la Alcaldía de Quito activó un plan para asistir a los damnificados.
“Durante la noche del 31 de julio entregaron comida, colchones, cobijas. El municipio también activó un albergue temporal para atender a las personas afectadas”, asegura Nieto.
Sin embargo, nadie acudió a este lugar. La mayoría de personas fueron acogidas por familiares y otras prefirieron quedarse en sus viviendas por temor a ser víctimas de la delincuencia.
No es la primera vez
Blanca Gabela asegura que no es la primera vez que la quebrada se desborda causando daños en el sector. Recuerda que en los últimos 10 años hubo tres desbordamientos.
“Hace cinco y tres años también perdimos todo y tuvimos que levantarnos desde cero, pero este desbordamiento ha sido el peor de todos porque el lodo llegó a los dos metros de altura”, dice esta mujer que vive en el barrio por más de 20 años.
¿Cuál es la razón? Los moradores del sector concuerdan en que los desbordamientos tienen que ver con la construcción de un puente que se levanta a pocos metros de sus casas.
“Cuando llueve, el agua baja con fuerza arrastrando basura, lodo, escombros y hasta aguas servidas. Los ductos que pasan por debajo del puente se taponan y esto provoca que el agua suba y que destruya las casas”, relata Yolanda Sigcha.
Ella y Gabela dicen que antes de la construcción del puente, el agua que pasaba por la quebrada fluía sin problemas y no había inundaciones.
El director metropolitano de Gestión de Riesgos, Freddy Nieto, las contradice. Asegura que hay estudios que demuestran que en años anteriores hubo inundaciones en el sector, por lo que fue necesaria la construcción del puente.
Y dice que entre los planes del Municipio está la reubicación de las 30 personas para evitar que un evento similar se vuelva a producir.
Más daños
Santa Clara del Común no es el único sector que sufrió daños por el aguacero del 31 de julio. En Pomasqui y Calderón, en el norte de Quito, también se reportaron casas inundadas y daños en vías y en bienes públicos.
En Pomasqui, por ejemplo, la marea de lodo ocasionó que el puente que une a este barrio con la avenida Simón Bolívar sea cerrado para el paso vehicular.
Durante la mañana del 1 de agosto, decenas de personas tuvieron que caminar para llegar a sus lugares de trabajo, mientras que los buses tuvieron que buscar rutas alternas para cubrir de la demanda de los pasajeros.
En Calderón, en cambio, las calzadas de algunas vías se levantaron y en otras se formaron baches que también impidieron la circulación vehicular.
El Municipio de Quito asegura que trabaja en la reparación de las calles para habilitarlas en el menor tiempo posible.
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