En Quito 53.000 niños menores de cinco años sufren desnutrición crónica
La desnutrición crónica infantil es un problema claramente identificado que no se logra resolver y, además, está lleno de crueles paradojas. Una de ellas es que los niños malnutridos se concentran en los mercados.
Dos niños acompañan a sus padres en la venta de productos en Quito, el 28 de octubre de 2021.
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Así lo revelan los datos del Municipio de Quito y de la Secretaría Técnica Ecuador Crece Sin Desnutrición Infantil, que ha identificado que en la capital hay unos 53.000 niños menores de cinco años que padecen desnutrición crónica infantil.
Esos datos son los que revelan que la incidencia de ese problema se ubica en los 54 mercados de víveres y abastos que funcionan en la ciudad.
La explicación de ese contrasentido es que los pequeños trabajan allí para ayudar a sus familias, pero los ingresos son insuficientes para acceder a una buena alimentación.
Los ingresos de esas familias apenas alcanzan para comida que aporta calorías creando una sensación de saciedad, pero con escaso valor nutricional.
"A los mercados llegan decenas de niños y adultos que se dedican a cargar y descargar los productos que allí se venden", dice el secretario de inclusión del Municipio de Quito, Fernando Sánchez.
Esas personas ganan, en promedio, USD 0,03 por cada quintal o caja de productos que llevan de un lugar a otro.
Sánchez califica a la situación como muy preocupante porque "son niños que se movilizan por toda la ciudad en busca de alimentos y no siempre es posible llegar con ayuda".
El consejero presidencial en el combate de la desnutrición crónica, Luis Enrique Coloma, agrega que estos niños trabajan, sobre todo, durante la madrugada y no reciben atención de las autoridades.
Otra paradoja de la desnutrición crónica infantil, según Coloma, es que no solo afecta a sectores que viven en situación de pobreza, sino también a los sectores con mayores ingresos.
"Hay cifras escalofriantes que señalan que entre el 10% y el 14% de estos niños también sufre de desnutrición en ciudades como Quito", detalla. A ellos se suman niños que viven en zonas rurales y quienes han llegado al país en situación de migrante.
Y las soluciones tardan en llegar.
Según Coloma, el Gobierno aún trabaja en la designación de un monto específico para combatir la desnutrición crónica infantil. El objetivo, dice, es reducir en seis puntos porcentuales un problema que afecta al 27% de los niños ecuatorianos.
La atención llega a pocos
A los altos índices de desnutrición crónica infantil se suma el hecho de que los servicios de protección gubernamentales y municipales apenas atienden al 32% de los niños en situación de vulnerabilidad.
Los centros de desarrollo infantil del Ministerio de Inclusión Social (MIES) reciben a unos 10.400 niños. Mientras que los 200 guagua centros del municipio ayudaban a otros 7.000 hasta que fueron cerrados por la anterior administración.
El titular del MIES, Esteban Bernal, sostiene que la desnutrición infantil es una de las mayores preocupaciones del Gobierno. Asegura que hasta finales de año el MIES reabrirá 2.108 centros de desarrollo infantil a escala nacional. Alrededor de 15 estarán en Quito.
Sánchez dice que el municipio también analiza la posibilidad de reabrir los guagua centros, aunque aclara que el objetivo es ampliar los servicios que brindaban para que los niños reciban una atención integral.
"Vamos a evaluar la ubicación de los guagua centros para saber si es necesario mantenerlos en los mismos lugares o si es necesario buscar otros espacios", agrega el funcionario. Según Sánchez, el Municipio destinará USD 2,4 millones anuales en los programas orientados a reducir la desnutrición crónica.
Adelanta que la Secretaría de Inclusión implementará tres ejes de acción con el objetivo de mejorar la calidad de vida de los niños en situación de vulnerabilidad:
- Crianza con ternura.
- Aprendizaje oportuno.
- Disminución de la desnutrición crónica.
Para Sánchez es "fundamental que las madres gestantes sepan que el desarrollo de sus hijos depende, en gran medida, del embarazo y de los primeros 1.000 días de vida".
En esto coincide el consejero presidencial en el combate de la desnutrición crónica, Luis Enrique Coloma. Aunque agrega que la desnutrición infantil no se trata únicamente de malos hábitos alimenticios.
"En este tema también influye el entorno en el que viven los niños. Si hay violencia está latente la posibilidad de desarrollar cuadros de mala alimentación y de desnutrición", explica Coloma.
A este factor se suman otros como la falta de acceso a agua potable y a las vacunas del esquema básico.
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