"No podemos dormir en paz", el drama de quienes viven al borde del abismo
Habitantes de seis barrios del norte de Quito han desocupado sus casas por miedo a que la erosión de las quebradas arrase lo que se encuentre a su paso.
Imagen de la erosión de la quebrada Carretas, en el norte de Quito, en julio de 2023.
Colectivo Luchando por las Quebradas
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Ramiro Granja abre la ventana de su dormitorio, baja la mirada y lo único que ve es una quebrada de 40 metros de profundidad que está a punto de llevarse su casa.
Las grietas que se han formado en las paredes son apenas una señal de que el peligro es latente. Aunque lo peor, dice, es la incertidumbre de no saber cuándo ocurrirá una desgracia.
"No podemos dormir en paz. Cuando llueve sentimos que la casa tiembla y que se va a caer", dice Granja, mientras señala una columna cuarteada.
Este hombre recuerda que desde hace 10 años la erosión de la quebrada Carretas se ha llevado gran parte del terreno que separaba su vivienda y otras 13 del abismo.
"Vivimos al filo del abismo. Si el terreno cede uno o dos metros más, nos vamos al fondo", insiste.
Ante el inminente peligro que representa esta situación, Granja no tuvo otra opción que desocupar su vivienda, junto a su esposa y sus dos hijas.
"Tuvimos que pedir posada donde unos familiares. A veces venimos a ver cómo está la casa, pero pasar la noche aquí es una pesadilla", asegura.
Pero el caso de Granja está lejos de ser el único. En el conjunto Alegría de Urabá, ubicado en Calderón, hay otras 13 familias que enfrentan el mismo problema.
Su presidente, Edwin Bravo, recuerda que cinco de ellas abandonaron sus viviendas en los últimos dos años, luego de los deslizamientos de tierra que se registraron en la quebrada.
El último sucedió en marzo de 2023, provocando que los pisos y paredes de dos viviendas resulten afectados.
Eso no es todo. Bravo agrega que las 207 casas que conforman este conjunto también sienten los efectos de la erosión de la quebrada.
Lourdes Laguapillo, por ejemplo, asegura que las viviendas tiemblan cuando vehículos pesados circulan por las vías cercanas. "Las lámparas y los cuadros se mueven como si fuera un temblor", dice.
Es por eso que los habitantes del conjunto piden al Municipio que tome acciones para evitar que las 800 personas que viven en este lugar tengan que dejar sus viviendas.
Aunque el colectivo Luchando por las Quebradas calcula que unas 1.300 viviendas, que se ubican a lo largo de la quebrada, corren el riesgo de sufrir algún tipo de daño por la erosión.
"Estamos dispuestos a salir de las casas"
A más de 15 kilómetros de distancia, en San Antonio de Pichincha, Bolívar Molina y su esposa también temen por su vivienda.
La erosión de la quebrada Señor del Árbol ha llegado a tal punto de que una de las habitaciones está en el aire, pues el piso que la sostenía se perdió en un deslizamiento de tierra.
En esta parroquia rural de Quito hay, al menos, 20 casas que corren el riesgo de caer al río Monjas, uno de los más caudalosos de Quito.
Según Molina, este problema tiene origen en el crecimiento descontrolado de plantaciones de hortalizas que hay en el sector.
"Los dueños de esos terrenos desviaron el cauce del río y el agua está dañando la base del terreno en el que se asientan las casas", dice Molina.
Preocupado por lo que pueda ocurrir, relata que uno de los inmuebles que se levantan junto a su vivienda no soportó la pérdida del terreno y la mitad de la infraestructura cayó al río.
"Ahí funcionaba una exportadora de flores. Tuvieron que desocupar las oficinas porque era imposible trabajar", recuerda.
Al igual que los habitantes del conjunto Alegría de Urabá, Molina dice que es imposible dormir en paz, sabiendo que puede perder la casa o, incluso, morir.
"Estamos dispuestos a salir de las casas y ser reubicados", dice este hombre, de 65 años.
Eso sí, pone una condición: que el Municipio les pague un valor justo como indemnización.
Molina cuenta que las autoridades le han ofrecido USD 3.000, pero considera que el monto es una "burla", pues su casa está avaluada en más de USD 100.000.
PRIMICIAS solicitó la versión de la Secretaría de Seguridad, pero hasta el 14 de agosto de 2023 no obtuvo respuesta.
Quebradas presentan daños
Conocer la actual situación de las quebradas de Quito no es una tarea fácil por la falta de estudios técnicos.
Sin embargo, el Plan Ambiental Distrital 2015-2025 da algunas pistas. En ese documento, las autoridades capitalinas detallan que en la ciudad hay 182 quebradas que forman un recorrido de 1.300 kilómetros.
El problema es que todas presentan algún tipo de daño ocasionado por rellenos parciales o totales, por descargas de aguas servidas, basura y escombros.
A estos factores se suman otros como las alteraciones de los taludes, la erosión y la construcción de vías y viviendas.
El colectivo Luchando por las Quebradas asegura que la erosión de las quebradas no solamente afecta a las viviendas, sino también a algunas vías.
Esto ocurre en la avenida Simón Bolívar, una de las más importantes de Quito, donde ya se observan algunas grietas en el sector de Calderón.
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