Profesores sombra, una polémica opción para los estudiantes con necesidades especiales
El ministerio dice que los profesores sombra no son la mejor opción. Organizaciones civiles denuncian que hay instituciones que obligan a padres de familia a contratar este servicio para sus hijos.
Una profesora saluda a sus alumnos en una escuela de Quito, el 22 de agosto de 2023.
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Abigail tiene siete años, padece autismo y trastorno de déficit de atención por hiperactividad.
Las dificultades que tuvo al iniciar el proceso para aprender a leer y escribir llevaron a sus padres a buscar ayuda profesional.
Su madre, Consuelo Aguirre, explica que la única opción que encontraron fue contratar un profesor sombra que acompañe a su hija durante su jornada académica.
"El profesor sombra permanece varias horas junto a un estudiante que tiene necesidades educativas especiales, con el objetivo de facilitar su adaptación a la escuela y ayudarlos en su proceso de aprendizaje. En el caso de mi hija, la profesora la acompaña cuatro de las seis horas de clase", dice Aguirre.
El trabajo de la profesora de Abigal tiene un solo objetivo: que avance a la par de sus compañeros.
Aunque cumplir esa meta no es una tarea fácil, pues Abigail requiere acompañamiento constante y refuerzos académicos para que el aprendizaje sea óptimo.
Ahora, la madre de Abigail sostiene que los profesores sombra no son una opción, sino una necesidad para los niños con condiciones especiales, pues requieren una compañía que los ayude a resolver problemas que no pueden hacerlo por sí solos.
Sin embargo, reconoce que los costos que implica contar con un profesor sombra son elevados.
"El salario de la profesora sombra es mayor al pago mensual por la pensión escolar", dice sin mencionar cifras.
E insiste en que este factor es una barrera por la que muchos niños no puedan acceder a esta opción en la educación tradicional.
Profesores poco capacitados
La falta de profesores capacitados en inclusión educativa es uno de los problemas que ha identificado el Observatorio de Inclusión Educativa.
Su fundadora, Maytté Gavilanes, dice que muchos profesores no tienen conocimientos sobre el tema y, por el contrario, "hacen lo que pueden cuando reciben estudiantes con condiciones especiales".
El problema de esta deficiencia, agrega, es que algunos niños son excluidos del sistema educativo o dentro de sus propias escuelas.
Una encuesta realizada por el Observatorio, a inicios de 2023, entre 400 padres de familia que tienen hijos con condiciones educativas especiales muestra que el 50,89% recibió alguna exigencia para acceder a un cupo en una institución educativa.
La principal exigencia fue tener un profesor sombra, seguido de un cobro adicional en la pensión y de que el niño permanezca menos horas en la escuela.
Además, Gavilanes asegura que padres de familia denuncian que existen planteles que se niegan a entregar cupos a niños con condiciones especiales, lo que ha provocado que el 58,9% interrumpa sus estudios.
"El sistema educativo está muy lejos de una verdadera inclusión y de que muchos niños puedan tener un mejor futuro", sostiene.
Profesores sombra, no son la mejor opción
La subsecretaria de Educación Especializada e Inclusiva del Ministerio de Educación, Carolina Miño, sostiene que los profesores sombra no son la mejor opción para los estudiantes con necesidades educativas.
Se refiere a que un niño que pasa la mayor parte de su tiempo académico con un profesor sombra pierde su independencia y su capacidad de resolver problemas por sus propios medios.
Miño explica que el Ministerio cuenta con alrededor de 600 profesionales que brindan apoyo a las instituciones educativas en las que hay alumnos con necesidades especiales:
"Ellos permanecen por lo menos tres meses evaluando los avances de los niños. Pero no como profesores sombra porque queremos evitar la dependencia".
En el caso de las instituciones privadas, Miño aclara que estas sí pueden permitir que un alumno cuente con un profesor somb.
Aunque recuerda que cada institución tiene la obligación de contar con un equipo de apoyo a la inclusión para atender las necesidades de estudiantes con necesidades de aprendizaje.
En el país, según cifras oficiales, hay 137 instituciones que reciben a estudiantes con altos niveles de discapacidad.
"Cualquier niño puede acudir a un distrito del Ministerio de Educación para ser evaluado y establecer el porcentaje de discapacidad", explica Miño.
Y señala que, de acuerdo al resultado de esa prueba, el estudiante sabrá si está apto para estudiar en una institución ordinaria o si debe asistir a un platel especializado.
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