El policonsumo de drogas crece en las zonas más pobres de Guayaquil
Desde enero 2021, el consumo combinado de drogas se incrementó en un 90% en los sectores urbano marginales de Guayaquil. Las personas adictas mezclan H con otros estupefacientes.
El 28 de julio de 2021, el Municipio de Guayaquil inauguró el Centro de Tratamiento de Adicciones para Mujeres, en Bastión Popular.
Municipio de Guayaquil.
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El consumo de H dejó de ser un problema aislado en los sectores urbano marginales de Guayaquil.
En 2020, el 70% de personas entre 10 y 23 años eran adictas a la heroína en las zonas de Bastión Popular, ubicada en el norte de la ciudad; en El Guasmo y la Calle 8, localizados en el sur, según el programa Por un Futuro sin Drogas, del Municipio de Guayaquil.
Pero desde enero de 2021, las autoridades de salud del Municipio de Guayaquil detectaron que la mezcla de drogas -conocida como policonsumo- creció un 90% en este segmento.
Al consumo de H con cocaína, los adictos la llaman 'capuchino'; a la H con marihuana, la conocen como 'mariachi', mientras que a la H con pastillas, la denominan 'dormilón'.
También se han detectado casos de consumidores de cocaína, base y 'plo plo' -cocaína combinada con bicarbonato de sodio y agua- que se engancharon a la H. Esta última es una poderosa droga, que actúa como depresor del sistema nervioso y que ahora contiene estimulantes, como metanfetaminas, que aceleran su potencia adictiva.
Julieta Sagñay, directora del programa Por un futuro sin drogas, del Municipio de Guayaquil, explica que la metanfetamina es una droga de diseño "que activa la sexualidad y que tiene pocas probabilidades de recuperación".
El problema se agudiza, especialmente en las mujeres, porque no existe un centro de rehabilitación para tratar sus adicciones. Pero también se incrementaron los trastornos mentales generados por el consumo.
El encierro por la pandemia activó el consumo de alcohol y pastillas, especialmente para dormir, que se venden libremente en las farmacias a USD 0,30.
"Hay un incremento de casos de ansiedad debido al encierro, lo primero que hacen es experimentar con drogas legales, como licores y cigarrillos".
Julieta Sagñay, directora del programa Por un futuro sin drogas.
También existe un aumento de consumo de marihuana. Sagñay indica que "llama la atención que la mayoría de ellos está presentando cuadros de psicosis cannábica. La marihuana que está circulando es de mayor concentración".
"Los más pequeños están en peligro porque se está normalizando el consumo en sus vecinos, amigos y hermanos, porque venden droga o practican el sicariato", explica Sagñay.
Por ello, las autoridades sanitarias del municipio local insisten en que la adicción a las drogas es un problema de salud pública que debe ser atendido por el Gobierno, antes de que sea demasiado tarde.
Entre las acciones urgentes está la de derogar la tabla de consumo de drogas "que encarcelan a los adictos y, por ende, encarcelan a una enfermedad".
"La tabla dice que un consumidor puede portar 0,1 gramos de heroína, pero ellos llevan tres para su abstinencia. Eso significa 10 fundas y por eso los encarcelan, pero no hay ni un narco preso", indica Sagñay.
Una centro de tratamiento primario
El incremento del consumo, especialmente en adolescentes embarazadas, hizo que la Alcaldía inaugurara el 28 de julio el primer Centro de Tratamiento Primario de Desintoxicación para mujeres, en Bastión Popular.
Esta clínica tiene capacidad para 400 hospitalizaciones al año y 5.000 atenciones por consulta externa. La obra tuvo un costo de USD 1,2 millones y cuenta con cinco psicólogos, un psiquiatra, un nutricionista, un terapista ocupacional y cinco consejeros.
Además, tres auxiliares de enfermería y dos de servicio atenderán a las pacientes desde su experiencia, ya que las cinco fueron rescatadas de las calles donde vivían por sus problemas de adicción.
Tras superar sus problemas, ellas fueron becadas por la Dirección de Acción Social municipal para que siguieran un curso de enfermería. Ahora serán quienes motiven a las pacientes a dejar la droga.
Antes de se inaugure el Centro, los casos de adicción se trataban en el Hospital Bicentenario, donde se abrió la primera zona de desintoxicación con 20 camas para hombres y mujeres. La desintoxicación dura 15 días y luego ellos reciben atención psicológica de manera ambulatoria.
En un año, en el Bicentenario se atendieron más de 10.000 casos, 400 hospitalizaciones y 4.000 consultas externas.
En el último estado de excepción por la pandemia de Covid-19, al menos 300 jóvenes con problemas de adicción llegaron al hospital para tratar la abstinencia por falta de los estupefacientes.
Por ello, Sagñay asegura que es urgente llegar a un acuerdo con el Gobierno para que los pacientes pueda acceder a una recuperación integral. Una de las soluciones es que los adictos puedan ingresar directamente a los dos centros de tratamiento de adicciones del país.
Se tiene prevista una reunión con la ministra de Salud, Ximena Garzón, para exponer la situación de las adicciones en Guayaquil, la cual se realizará en una semana, cuando el Centro de Tratamiento de Adicciones comience a funcionar.
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