Atacames y Tonsupa, golpeadas por ola de violencia en Esmeraldas
Pocos turistas llegan hasta las playas de Esmeraldas. Los comerciantes y hoteleros en Atacames y Tonsupa sufren el impacto de la inseguridad.
Dos turistas caminan por la playa de Tonsupa, en Esmeraldas. 28 de julio de 2023
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En plena temporada alta, las playas de Esmeraldas lucen semivacías. Los altos niveles de violencia y criminalidad que soporta la llamada 'provincia verde' afectan la actividad en las playas que, históricamente, son de los sitios predilectos de las familias serranas en la época de vacaciones escolares.
El martes 25 de julio de 2023, Esmeraldas, capital de la provincia del mismo nombre, vivió una jornada llena de violencia. Seis vehículos fueron incendiados con bombas molotov. Guías penitenciarios y policías fueron secuestrados.
PRIMICIAS recorrió los balnearios Atacames y Tonsupa, el viernes 28 de julio de 2023, en el arranque de uno de los últimos fines de semana de la temporada alta.
Ahora, hasta sobran parqueaderos
Atacames, una de las playas de Esmeraldas más conocidas, es la que más visitantes ha recibido, aunque no en la cantidad que se esperaba.
Uno de los primeros avisos de la situación es la calle ubicada frente al Malecón de la ciudad. Generalmente, los viernes, sábados y domingos -dicen los lugareños- los parqueaderos se agotan hasta las 09:00. Este viernes, a las 11:00, todavía varios puestos vacíos.
En las covachas, que ofrecen bebidas y comidas típicas de la zona, la mayoría de mesas estaban vacías. Sus dueños y dependientVes, con los menús en sus manos, tratan de enganchar a los pocos turistas que caminan en la zona.
Uno de los mayores atractivos en esta época del año, en las playas esmeraldeñas, es el avistamiento de ballenas. Normalmente, explica César, operador turístico y dueño de una embarcación, el tour en lancha para ver a los mamíferos cuesta entre USD 15 y 20.
Pero por la falta de turistas, "negociando se deja hasta en USD 7", dice. El hombre que trabaja desde hace 25 años en Atacames explica que se han hecho promociones y han bajado costos para tratar de maximizar las ganancias ante la poca presencia de turistas.
César pertenece a una asociación turística de la zona. Asegura que, según el análisis de esta organización, la presencia de turistas en este periodo vacacional se ha reducido en 70%, comparado con años anteriores.
"Estamos pobres de gente"
Cerca de Atacames, a escasos 15 minutos, se ubica Tonsupa, otra playa del Pacífico ecuatoriano. En este sector el panorama es aún más desolador.
Al medio día de este 28 de julio de 2023, la mayoría de restaurantes, bares y puestos de comida lucen vacíos. Hay muy pocos visitantes. Y los hoteles exhiben vistosos rótulos donde se promociona que sus habitaciones están disponibles.
María trabaja como enganchadora en un restaurante de la zona: se encarga de llevar turistas a sus mesas y cobra una comisión diaria. "Estamos pobres de gente", dice la mujer y cuenta que en los primeros días de julio el panorama había empezado a mejorar.
Pero, los hechos del martes 25 de julio de 2023, al parecer, volvieron a ahuyentar a los turistas porque para ser mediodía de un viernes de vacaciones en la Sierra, el sitio debía estar repleto, cuenta. A esa hora solo había comensales en dos de las veinte mesas instaladas.
Otro esmeraldeño dedicado al turismo, quien prefiere que su nombre no se haga público, pide que en los reportes de la delincuencia se diferencie a la ciudad de Esmeraldas con las playas de Tonsupa y Atacames, a las que no ha llegado la violencia, dice.
"Acá nos cuidamos entre todos. En Atacames no se pierde nada, todos tenemos un acuerdo de cuidar a los visitantes. Vengan tranquilos".
Un problema que se arrastra desde 2016
Carlos Acosta, representante de la Cámara de Turismo de Esmeraldas, confirma que en la provincia hay una disminución del 70% en la afluencia en la mayoría de hoteles. "Sólo los hoteles que están en línea de playa reciben algo de gente, los demás estamos en cero", se lamenta.
Aunque Acosta precisa que esta crisis ya lleva varios años. Asegura que la reducción en la llegada de turistas empezó en 2016, cuando los viajes desde la Sierra decrecieron por las consecuencias del terremoto que golpeó a Esmeraldas y Manabí.
Los niveles normales se empezaron a recuperar en 2018 y 2019. Sin embargo, en 2020 llegó la pandemia del Covid-19 que obligó a cerca de un año de confinamiento y distanciamiento social. Lo que llevó a cero la producción turística de la provincia.
Actualmente, añade Acosta, la normalidad no ha retornado. ¿La razón? Los niveles de delincuencia y criminalidad que están asociados a la presencia de bandas narcodelictivas que están operando, sobre todo, en la ciudad de Esmeraldas y en la zona fronteriza con Colombia.
"Otra vez bajamos drásticamente cerrando varios hoteles, restaurantes, operadoras. Se profundizó la crisis por falta de ingresos, pasando a engrosar las deudas con la banca y generando más despidos de empleados", explica el representante sectorial.
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