La UEES adecuó con sus simuladores un hospital temporal en el pico de la pandemia
Una especialista de UEES Biolab procesa pruebas este 12 de junio de 2020.
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Cuando se declaró la emergencia sanitaria la Universidad de Especialidades Espíritu Santo (UEES) aprovechó un laboratorio molecular y las instalaciones donde los estudiantes de medicina simulaban una unidad de cuidados intensivos.
Frente a la necesidad, provocada por el brote de covid-19 -que inició en Samborondón, donde está su sede-, toda la infraestructura se puso a disposición de la comunidad y así surgió UEES Clinic.
“Teníamos en la Facultad de Medicina simuladores de terapia intensiva, todos los equipos reales. La única diferencia era que había muñecos en lugar de pacientes”, explica Francisco Hansevik, gerente de UEES Clinic.
Al principio la atención era para los colaboradores. Los guardias de la universidad fueron los primeros en enfermar, luego se extendió la atención a los estudiantes y posteriormente se abrió a todo el público.
El jueves 11 de junio de 2020, el último paciente con covid-19 abandonó la clínica, que tras casi tres meses de emergencia sanitaria ya no tiene ingresos.
Pedro Baquerizo, director médico de la clínica, recuerda que tuvieron 18 pacientes graves. De ese grupo 16 sanaron y los otros dos fueron derivados a otros centros de salud por sus complicaciones.
Tres tipos de prueba
Dentro de ese complejo funciona UEES Biolab, un laboratorio molecular con capacidad para realizar pruebas rápidas, las PCR y pruebas cuantitativas. La primeras cuestan USD 35, la PCR vale USD 120 y la cuantitativa USD 50.
“La prueba rápida determina si existe o no el anticuerpo que genera el virus. La prueba cuantitativa determina niveles de la presencia de ese anticuerpo. Eso permite saber en qué fase de la enfermedad se encuentra el paciente”, afirma Baquerizo.
Cuando se abrió al público se realizaban en promedio 30 pruebas diarias, pero en el pico de la pandemia esa cifra se disparó a 200 y actualmente alcanza las 100 diarias.
Ketty Córdova era médica del dispensario que funcionaba en la UEES. Con la pandemia fue trasladada a Biolab para la toma de muestras de los pacientes.
“Fueron días muy duros. Al inicio cumplíamos con un protocolo de bioseguridad extremo. Se iniciaban labores a las 07:00 y no se paraba hasta que la última muestra sea procesada”, recuerda Córdova.
Terminaban de trabajar a las 17:00. Recién allí podía ingerir alimentos o líquidos. Y para la toma de muestras iba cubierta de mascarilla N95, gafas, bata y un casco protector.
Cada vez que tomaba una muestra cambiaba de guantes. El paciente siempre se quedaba en su vehículo, para reducir la exposición. Córdova está orgullosa de que gracias a esos protocolos nadie de su equipo se contagió.
Con esa experiencia positiva, ahora la UEES Clinic ya construye su ampliación. El objetivo es que en el futuro se convierta en un hospital docente.
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