Papa Francisco reaparece y preside la misa de Domingo de Ramos
Un día después de salir del hospital, el Papa se presentó ante 60.000 fieles y defendió a los "abandonados" del mundo actual.
El Papa Francisco es rodeado de fieles que acuden a la misa de Domingo de Ramos, el 2 de abril en el Vaticano.
EFE
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El papa Francisco reapareció este 2 de abril para presidir la misa del Domingo de Ramos en la plaza de San Pedro, un día después de salir del hospital. Se presentó ante miles de fieles y defendió a los "abandonados" del mundo actual: "También yo necesito que Jesús me acaricie", confesó, con la voz aún débil y algo ronca.
"Jesús abandonado nos pide que tengamos ojos y corazón para los abandonados. Para nosotros nadie puede ser marginado". Dijo esto ante una plaza engalanada y abarrotada con 60.000 fieles, según estimó la Santa Sede.
En este sentido, el Papa recordó a un mendigo muerto en su columnata "solo y abandonado" como una encarnación actual de Cristo.
El Papa contra el abandono
Una bronquitis hizo que el 29 de marzo el Papa tuviera que ser ingresado en el hospital Gemelli de Roma. Era la segunda vez que se hospitalizaba, después de la operación de colon de 2021. Pero el 1 de abril recibió el alta y al día siguiente pudo presidir el Domingo de Ramos e inaugurar la Semana Santa.
En esta primera reaparición pública, protegido por un largo abrigo blanco y con los paramentos rojos propios de esta época, meditó sobre las palabras de Jesús en la Cruz. "Dios mío, ¿por qué me has abandonado?".
"Hoy hay tantos 'cristos abandonados'. Pueblos enteros explotados y abandonados a su suerte. Pobres que viven en los cruces de nuestras calles, con quienes no nos atrevemos a cruzar la mirada. Emigrantes que ya no son rostros sino números. Presos rechazados, personas catalogadas como problemas", lamentó, elevando la voz.
Así como "cristos descartados con guante blanco" como "niños no nacidos, ancianos dejados solos, en los geriátricos, enfermos no visitados, discapacitados ignorados, jóvenes que sienten un gran vacío interior sin que nadie escuche su grito de dolor".
La convalecencia
Francisco, a sus 86 años aún convaleciente, se presentó en la plaza a bordo de un vehículo descapotado. Primero, acudió al obelisco central para bendecir los ramos que los fieles portaron en procesión.
Bajó del coche por su propio pie y después recorrió unos pocos metros hasta el lugar dispuesto para la bendición. Se ayudó del bastón que usa frecuentemente debido a sus problemas de rodilla.
El papa argentino acudió luego hasta el frontal de la basílica, siempre en coche, para presidir desde ahí la misa, que fue oficiada por el cardenal argentino Leonardo Sandri.
Francisco, que acaba de cumplir diez años de pontificado, vivirá este periodo recuperándose de la bronquitis. Además, es aquejado de un problema de rodillas que le impide pasar largo rato de pie y le obliga a usar bastón o silla de ruedas.
No obstante, él quiere participar en los ritos y, por ello, la Santa Sede ha apostado por un protocolo que ya ha aplicado en otras ocasiones: el Papa presidirá las misas y liturgias mientras que de oficiarlas se encargarán los cardenales, como en este caso de hoy.
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