Pacientes renales sortean obstáculos para recibir diálisis
En Ecuador hay 19.400 pacientes que se realizan diálisis, de los cuales el 95% recibe hemodiálisis y debe ir a una clínica por lo menos tres veces a la semana. El bloqueo de vías pone en riesgo sus vidas.
Paciente con enfermedad renal recibe diálisis. Guayaquil, 28 de junio de 2022.
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Juan Carlos Terán sufre de enfermedad crónica renal. Desde hace 10 años viaja casi cuatro horas, tres días a la semana, desde Urcuquí, en Imbabura, a Quito para recibir la hemodiálisis.
Este tratamiento filtra las toxinas y el agua de la sangre. Juan Carlos lo cumplía puntualmente, hasta que empezó el paro.
"Ese lunes 13 de junio le tocaba diálisis e hizo transbordos para intentar llegar, pero se encontró con las vías cerradas. Tuvo que regresar y algunos tramos los hizo a pie", relata su esposa Cecilia Espinosa.
Al tercer día de no recibir el tratamiento, Juan Carlos, un jubilado de 53 años, no iba a esperar más. Recordó lo que ocurrió en el paro de 2019, cuando Cecilia caminó seis horas hasta Otavalo para pedir ayuda. "Aquella vez estaba muy, pero muy hinchado", recuerda.
El miércoles, sus ojos comenzaron a ponerse morados e incluso había dejado de comer para evitar hincharse más.
"La mayoría de los pacientes que entra a diálisis, deja de orinar y por lo tanto acumula líquidos", explica Vanessa Villavicencio, presidenta de la Sociedad Ecuatoriana de Nefrología.
"Al retener los líquidos, no se eliminan toxinas y esto puede afectar al corazón y causar problemas cerebrales que pueden llevarlos a terapia intensiva, e incluso a la muerte", dice Villavicencio.
La diálisis ayuda a los pacientes renales a limpiar la sangre. De 19.400 personas que reciben este tratamiento en el país, el 95% se somete a hemodiálisis.
Es decir, tienen que acudir a un centro especializado para tratarse, pero con el bloqueo de las vías, un 11% de los pacientes no ha logrado llegar.
En consecuencia, la vida de miles de personas está en riesgo, dice la doctora Villavicencio. "Hay un paciente en Quito Sur que está internado, porque en 15 días solo hizo una diálisis, él está grave, con pronóstico reservado", explica.
La Sociedad Ecuatoriana de Nefrología registra que los mayores problemas se concentran en Pichincha, Cotopaxi, Tungurahua, Imbabura, Azuay y en la Amazonía.
Los pacientes y parte del personal médico de ciertos sectores duermen en los centros de diálisis por temor a que algún día no logren llegar.
"Hacemos un llamado a los Derechos Humanos, porque nadie se preocupa por estos pacientes, se los está matando".
Vanessa Villavicencio
"Unos centros están tomando medidas extremas de solo hacer dos o una sesión de diálisis por semana a los pacientes para mantenerlos, porque no pueden movilizarse", cuenta Villavicencio.
Esto ocurre con los pacientes que reciben diálisis peritoneal en casa. Les entregan el tratamiento para el mes, que ya está por terminarse, pero la logística no ha podido llegar a todos.
"Un camión con insumos estuvo parado más de una semana en Ambato, no le permitían pasar hasta el martes que recién le dejaron llegar al hospital Universitario. Así están las cosas, no importa si son medicinas, simplemente no les importa", asegura Villavicencio.
En el caso de Juan Carlos, no importó que dijera que era un paciente renal. Ya deteriorado, llegó hasta la estación de Bomberos de Urcuquí y en ambulancia lo trasladaron hasta el hospital del IESS, que no realiza diálisis, así que lo llevaron en otra ambulancia a Quito.
Ahora se encuentra estable y "ha pedido posada en casa de un primo para no poner en riesgo el tratamiento", sostiene Cecilia.
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