Con Ondas Azuayas se apaga una importante voz del periodismo cuencano
El director de noticias Gustavo Cardoso, durante una entrevista con el rector de la Universidad de Cuenca, Pablo Vanegas.
Cortesía: Ondas Azuayas
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Ondas Azuayas, una emisora fundada en 1948 y conocida en Cuenca como 'La Decana', se convirtió una víctima más de una pandemia que se ha llevado consigo a decenas de empresas, entre ellas las periodísticas.
El golpe de gracia fue el económico y aunque tuvo su punto de quiebre en el confinamiento, se empezó a sentir en los últimos 10 años y durante los últimos cuatro años se empezó a ver como inminente, así lo confiesa su director de noticias, Gustavo Cardoso.
El pasado 7 de junio del 2020, tras 72 años al aire, fue su última transmisión. La razón: una asfixia económica que, según sus propietarios, inició con las presiones de la extinta Superintendencia de Comunicación (Supercom), que inició siete procesos contra la radio, y llegó a su punto máximo en los últimos meses.
“En los últimos años se ha visto acelerado por cuestiones de carácter político y económico que se han dado en el país”, sostiene Gustavo Cardoso, quien fue el último director de noticias de Ondas Azuayas.
La emisora fue conocida en Cuenca y a escala nacional por su posición crítica a pesar de su condición de medio local, pues su señal en AM alcanzaba solo a las provincias de Azuay y Cañar.
Aún así las ingenió para incomodar a los gobiernos. Ondas Azuayas sobrevivió a tres clausuras (dos durante el velasquismo y una en la Junta Militar que precedió a la democracia) y hasta a un intento de excomunión apenas fundada, porque su posición editorial no coincidía con la de la Iglesia.
Publicidad estatal como premio o castigo
Cardoso calcula que cerca del 70% de la publicidad que recibía la radio hasta hace unos 10 años era de carácter privado y un 30% provenía del sector público. Los porcentajes se invirtieron y hoy el ingreso privado es mínimo.
Un ejemplo del problema que eso representó para Ondas Azuayas es la deuda del Consejo Nacional Electoral por la propaganda correspondiente a la consulta popular del 2018 y las elecciones seccionales del 2019.
Asegura que la mayor parte de esos recursos -más de USD 50.000- nunca llegaron a la radio, a pesar de las gestiones. Y provocaron un importante desfinanciamiento.
Todo eso ocurría mientras el modelo de negocio de los medios empezó a desplomarse. La pandemia causada por el covid-19 agudizó esa crisis.
Una investigación de la consultora internacional Globaldata afirma que esta emergencia sanitaria ha provocado recortes significativos en el gasto en publicidad en todo el mundo, lo que afecta a los medios que dependen de los ingresos publicitarios para sobrevivir.
El día que Ondas Azuayas emitió su última transmisión, Caroline Ávila, docente de comunicación de la Universidad del Azuay, analizó el rol ciudadano y del Estado en la salud financiera de los medios de comunicación.
“Por la forma como se administra la inversión en comunicación gubernamental, muchas veces cuesta caro tener una voz crítica e independiente del gobierno local o nacional”, escribió en Twitter.
Añadió que “la asfixia financiera a medios de comunicación a través del control publicitario suele ser una herramienta de “soft power” que sigue vigente en nuestra ciudad y país, poniendo en riesgo el pluralismo y diversidad de voces. Ondas Azuayas sufrió permanentemente por esta práctica”.
Cardoso explica que ese mecanismo también lo tuvieron que soportar de algunas administraciones municipales, como la de el exalcalde Paúl Granda, con el que hubo un distanciamiento casi desde el inicio de su gestión.
Las opciones para que no desaparezca
Ondas Azuayas no es la primera radio cuencana que cierra en los últimos años. Pero por su trayectoria y aporte al periodismo local, la noticia han despertado una inusual solidaridad de la población, que incluso busca alternativas para que no desaparezca.
Así nació el Frente de Defensa de radio Ondas Azuayas, integrado por cerca de 80 profesionales cuencanos radicados fuera de la capital azuaya. Ellos emitieron un manifiesto en el que expresan su intención de trabajar para que la frecuencia se mantenga y las emisiones se retomen.
Los hermanos Cardoso recibieron con mucha satisfacción todas estas muestras de apoyo. Pero que Ondas Azuayas sobreviva como la conocemos “es difícil, pero no imposible”, aseguran.
La huella que Ondas Azuayas deja en Cuenca
Con Ondas Azuayas se cierra una parte de la historia del periodismo azuayo. La emisora, adquirida por los hermanos José y Alberto Cardoso en 1948, se ganó el apelativo de 'la decana de la radiodifusión en el Austro'. Pues, aunque no fue la primera, sí fue la que más tiempo estuvo al aire.
Se convirtió en una escuela de formación para decenas de periodistas locales, “donde la autocrítica y un espíritu abierto al permanente aprendizaje fue el principal abono en nuestra práctica periodística”, dice Ana Abad, quien fue parte del último equipo que laboró en la radio.
A 'la decana' se la recordará por las tres clausuras que sufrió, dos en el gobierno de Velasco Ibarra, una en la Junta Militar; por un pedido de excomunión a su fundador José Cardoso, cuando iglesias de la ciudad amanecieron con panfletos y explosivos y lo culparon a él.
Por los siete procesos que la Supercom inició en su contra o por las veces que fue nombrada en las sabatinas del expresidente Rafael Correa y las innumerables críticas de los alcaldes de Cuenca.
También se la recordará por haber trasladado sus equipos a Paute para dar una extensa cobertura a la tragedia de la Josefina, por haber fundado el segundo canal de televisión de Cuenca en 1968, vendido años después a Ecuavisa.
A Ondas Azuayas se la recordará, además, porque con su última transmisión, decenas de cuencanos sintieron la pérdida de uno de sus medios de comunicación más tradicionales e históricos.
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