2,5 millones de niños serán los más golpeados por la crisis en Ecuador
Niños reciben clases en el aula hospitalaria del Hospital Quito Sur del IESS, el martes 10 de marzo de 2020.
Jonathan Machado / Primicias
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Una de las mayores preocupaciones que ocasiona la emergencia sanitaria del covid-19 es la reducción o pérdida de los ingresos económicos de las personas, sobre todo de quienes viven con niños y adolescentes.
En Ecuador, 2,5 millones de niños y adolescentes se verán afectados por la crisis sanitaria, pues viven en hogares vulnerables. Es decir: se encuentran en situación de pobreza o los adultos que viven con ellos tienen riesgo de perder su empleo y el acceso a la seguridad social.
Así lo revela el estudio La vulnerabilidad de niñas, niños y adolescentes en Ecuador frente a la cuarentena elaborado por Pablo Samaniego, docente de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, quien tomó como muestra a 6,7 millones de niños y 4,6 millones de hogares.
El estudio, sin embargo, advierte que 1,3 millones de niños y adolescentes sentirán con más fuerza la crisis económica acentuada por la pandemia porque viven en hogares bajo la línea de la pobreza, es decir, que tienen ingresos menores a USD 85 mensuales.
A esto se suma que las personas adultas que cuidan de ellos no tiene seguridad social y sus trabajos corren peligro porque son propietarios de pequeños negocios que podrían cerrar.
Un grupo que requiere mayor atención, dice Samaniego, es el conformado por niños menores de cino años. Ellos "requieren mayor atención por estar en la etapa de desarrollo en la que se forma el sistema inmunológico, las conexiones neuronales, la talla y el peso".
Pobreza en la ruralidad
El estudio dice que alrededor del 53% de los niños y adolescentes en situación de vulnerabilidad vive en el área rural.
Esto se debe a que, en general, viven en hogares con menos ingresos económicos con relación a los que se encuentran en las áreas urbanas.
Este indicador confirma una de las realidades que azota a Ecuador: los niveles de pobreza son mucho mayores en el sector rural.
Samaniego dice que el problema se agrava en las zonas rurales, ya que la presencia del sistema de protección social es limitada, además del alto nivel de desnutrición crónica, que en el sector rural ataca al 32% de los niños, frente al 20% de los que viven en el sector urbano.
A partir de esta información, el estudio concluye que las afectaciones a la población infantil y adolescente a causa del covid-19 están estrechamente relacionadas con la pobreza.
Hogares
Los hogares en situación de vulnerabilidad, en los que el jefe de hogar es hombre (14,9%), conforman la mayoría de familias en las que viven los niños que se verán afectados por la pandemia.
En segundo lugar están las familias monoparentales, cuya jefa de hogar es una mujer. Estos hogares suman el 4,8% del total de familias que hay en el país.
El estudio dice que "las mujeres reciben menores ingresos que los hombres por el mismo trabajo, por lo que para ellas es más difícil enfrentar la situación actual".
Otro problema que puede incrementar la vulnerabilidad de los niños se relaciona con la edad de sus padres.
Las familias con jefes de hogar menores de 30 años o mayores de 65 años son las que tienen más problemas para tener ingresos económicos fijos.
En el primer caso porque la tarea de conseguir trabajo es compleja pues, al tener poca experiencia, están sujetos a incorporarse a actividades que no brindan las seguridades de un trabajo formal.
Mientras que las personas mayores podrían ser despedidas de sus trabajos, viéndose obligados a realizar actividades por cuenta propia para obtener ingresos.
¿Cuál es la solución?
El estudio plantea dos soluciones: la una tiene que ver con los recursos económicos que pueda inyectar el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) a la economía, a través de créditos quirografarios o con la entrega de fondos de reserva a quienes pierden sus empleos.
Estas medidas ayudarán a mantener el consumo o a evitar que caiga, además de detener el empobrecimiento de los hogares en los que viven niños y adolescentes.
Otro beneficio se relaciona con la creación de empleos mediante el aumento del consumo de bienes y servicios que impulsarán las personas que reciban ingresos por parte del IESS.
La segunda solución es que los hogares vulnerables reciban transferencias directas, con el propósito de paliar la falta de ingresos.
"Los beneficiarios deben ser los trabajadores informales, los trabajadores independientes, los trabajadores por cuenta propia y los trabajadores con niños y trabajadores que podrían ser despedidos", puntuliza Samaniego.
El estudio dice que la inversión que haría el Gobierno no superaría el 0,5% del Producto Interno Bruto, pero que ayudará a mejorar las condiciones de los sectores vulnerables, sobre todo de los niños.
En términos operativos, Samaniego dice este programa debe tomar como punto de partida las personas beneficiarias del Bono de Desarrollo Humano, y de un emparejamiento con fuentes de información como el Servicio de Rentas Internas, el IESS, el INEC, EL Ministerio del Trabajo, los bancos y cooperativas.
El objetivo: diseñar un mecanismo adecuado para identificar y llegar a los hogares vulnerables.
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