3.000 niños viven en la mendicidad en el país, según datos oficiales
La Dinapen rescató en Guayaquil a ocho niños de la mendicidad y trabajo infantil. El Ministerio de Inclusión Social registra a 3.000 infantes que viven en estas condiciones.
Un niño ecuatoriano trabaja en una calle de Quito.
EFE/José Jácome
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Eran alrededor de las 06:00 del 5 de agosto de 2022, cuando los agentes de la Dinapen encontraron dormidos a ocho menores de edad, de entre uno y 17 años, que habían mendigado por los alrededores de Puerto Santa Ana, en Guayaquil, hasta las 02:00.
"Este es un caso que hemos seguido desde hace dos años, cuando intervenimos a esta familia", explica Andrés Rivadeneira, agente de la Policía Especializada en Niños, Niñas y Adolescentes (Dinapen).
Se trata de una mujer que tiene siete hijos y un nieto. La madre es una adolescente de 17 años "y ahora encontramos que ella está nuevamente embarazada", dice Rivadeneira.
Los niños dormían en colchones sobre el piso de una vivienda a medio construir, sin techo, en el sector de Monte Sinaí.
El caso se está judicializando para investigar un presunto delito de trata de personas con fines de explotación laboral y mendicidad infantil.
“La mendicidad ocurre cuando los niños piden caridad, comida o juguetes, pero si venden algo, ya son niños en situación de trabajo infantil”, explica Carolina Guzmán, directora de Prevención de Vulneración de Derechos del Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES).
En los datos también se nota la diferencia. El MIES ha detectado a 3.000 niños en situación de mendicidad, “pero en trabajo infantil son muchos más. El último censo de 2012 encontró a cerca de 350.000 infantes”, sostiene Guzmán.
Estas cifras son aproximadas, "porque en la realidad deben ser muchos más", reconoce Guzmán. De las personas en situación de mendicidad, 2.480 están en los programas de atención del MIES.
En lo que va de 2022, 187 niños han sido sacados de las calles. En todo 2021 fueron 543, solo en la zona 8, que comprende Guayaquil, Samborondón y Durán.
La intervención la hacen entre la Dinapen, la Junta de Protección de Derechos y el MIES, que tiene el servicio de erradicación progresiva de la mendicidad.
“No es intervenir a los niños, sino a la familia, donde por ejemplo a la madre se la ayuda con un microcrédito para un emprendimiento, se le da capacitación para que puedan salir de esa actividad de mendigar”, dice Rivadeneira.
El programa dura 18 meses y se hace un seguimiento, por ejemplo, que los niños vayan a clases, se alimenten y asistan a los chequeos médicos.
Pero eso no sucedió con el caso de los ochos niños encontrados en Monte Sinaí, que ingresaron hace dos años al proyecto del MIES.
“La mamá de los niños siempre fue renuente a esta ayuda y cuando la localizábamos e interveníamos, ella cambiaba de lugar y así nos mantenía”, explica Rivadeneira.
Los ocho niños tuvieron que ser separados y ubicados en cuatro casas de acogida. ”Uno de los problemas en protección de derechos es no contar con suficientes espacios”, reflexiona el agente de Dinapen.
El MIES tiene 85 casas de acogida a escala nacional, pero solo nueve le pertenecen directamente a este ministerio, que tiene convenio con 49, de las cuales 27 son privadas.
Para tratar el servicio de erradicación de la mendicidad infantil, el Ministerio de Inclusión Económica y Social ha asignado un presupuesto de USD 2,5 millones.
"Es un tema que todavía debemos aumentar y, sobre todo, necesitamos tener más cooperantes, porque cada equipo requiere de aproximadamente siete personas”, dice Guzmán.
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