Las clases virtuales y el trabajo presencial, dos dilemas de la 'nueva normalidad'
Un menor de edad en una clase virtual en Guayaquil, el 1 de junio de 2020.
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Melissa Zambrano, de 38 años, vive en Samborondón (Guayas). Tiene tres hijas, dos de ellas de edad escolar. Hasta ahora ella se encargaba de guiarles en sus clases virtuales con la conexión, las tareas y las lecciones.
Sus tareas como contadora se realizaron bajo la modalidad de teletrabajo desde el inicio de las restricciones, así que desde casa no había problemas. Pero su empresa le notificó que en septiembre volverán al trabajo presencial.
Eso cambia el panorama, pues no tiene empleada doméstica desde que empezó la emergencia y su esposo, Gabriel Vera, también tiene trabajo presencial.
Su solución fue recurrir a sus padres. “Ellos vendrán a cuidar a sus nietas y también a ayudarles un poco con su tarea mientras reciben clases virtuales", dice. Pero matiza su respuesta: "no es fácil para ellos; a las personas mayores les cuesta un poco más entender la tecnología".
“Seguiremos sin trabajadora doméstica, quizá mis padres se muden temporalmente a nuestra casa”, dice Zambrano.
Una situación similar es la que viven Pamela Manrique y Andrés Aguirre, cuyo hijo de seis años, junto a 1,8 millones de niños del régimen Sierra, empezará el nuevo año escolar el 1 de septiembre.
"No tenemos una persona de confianza que cuide a nuestro hijo mientras salimos a trabajar". Los padres de él viven en España y la madre de ella tiene 67 años.
La pareja analiza la posibilidad de que uno de ellos renuncie a su trabajo. Pero están conscientes de que "la decisión es difícil porque significaría una reducción importante de ingresos familiares".
¿Cuáles son las opciones?
Ante el cierre de escuelas, guarderías y colegios, la experta en educación, Alegría Crespo, dice que el cuidado de los niños debe estar en manos de los padres.
Si esta opción no es viable, recomienda que sean los tíos, los abuelos o algún familiar de confianza quien los guíe, pero "sin importar la persona que cuide de los niños, es necesario estar pendiente de su comportamiento diario".
En esto coincide la psicóloga Sofía Andrade, quien dice que "la decisión del cuidado de los hijos debe ser consensuada para evitar reclamos posteriores".
Andrade sugiere que quienes no tengan una persona para guiar a sus hijos "lleguen a acuerdos con otros padres de la misma escuela para que los niños reciban clases en un espacio en común".
La psicóloga dice que "muchas personas que se han quedado sin empleo pueden ver en esto una oportunidad de ganar dinero hasta encontrar un trabajo formal".
En lo que coinciden las dos profesionales es que los niños no deben quedarse solos en casa por el riesgo de accidentes domésticos y el contenido al que pueden estar expuestos en Internet.
Brecha de género
Un estudio del Instituto de Estudios Fiscales de Reino Unido, publicado en junio de 2020, revela que las madres tienen un 23% más de probabilidades de perder su trabajo, ya sea de manera temporal o permanente, por la crisis sanitaria.
La representante de ONU Mujeres en Ecuador, Bibiana Aído, agrega que “las mujeres dedican normalmente tres veces más tiempo a las actividades del hogar que los hombres. Esta diferencia puede ser hasta cuatro veces mayor en las familias indígenas y afrodescendientes”.
Aído dice que el impacto de la crisis sanitaria ha ocasionado que haya una mayor desproporción en el trabajo no remunerado. “Ahora las mujeres deben cuidar a los niños las 24 horas del día, los siete días de la semana”.
Datos del Instituto Ecuatoriano de Estadística y Censos (INEC) revelan que las mujeres dedican en promedio 31 horas semanales a las actividades del hogar, mientras que los hombres utilizan 11,3 horas de su tiempo.
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