Se buscan 2.500 hogares que quieran adoptar
El MIES modificó la tabla de pensiones para este año.
Jonathan Machado / Primicias
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Menos del 10% de los 2.500 niños que viven en las 87 casas de acogida que funcionan en Ecuador pueden ser adoptados y están a la espera de que una familia los vuelva parte de su hogar.
De estos 2.500 niños, solo 224 niños tienen la declaratoria de adoptabilidad. Los demás están a la espera de que un juez les dé la declaratoria o que algún familiar se haga cargo de ellos.
Los que tienen posibilidades reales de ser adoptados son aún menos porque en el país solo existen 82 solicitantes que han cumplido los requisitos para que un Comité de Asignación Familiar, organismo que determina el hogar para cada uno de ellos, les entregue a su nuevo hijo.
Los datos revelan que tres de cada 100 niños que viven en casas de acogida tienen opciones palpables de encontrar una familia. Y la cifra se reduce aún más si en la ecuación se considera la edad de los niños.
Según las cifras del Ministerio de Inclusión Económica (MIES), de los 82 solicitantes registrados, 35 buscan niños de entre 0 y 4 años de edad. Pero en este grupo etario solo hay 14 niños con la declaratoria de adoptabilidad, mientras que otros 96 niños de entre 10 y 15 años no han encontrado una familia porque únicamente siete solicitantes se han interesado por ellos.
El tiempo es otro obstáculo. Dos años puede demorar el proceso para que una familia adopte un niño. El objetivo del MIES es que el tiempo se reduzca a seis meses. Para lograrlo firmó un acuerdo en abril de 2019 con el Consejo de la Judicatura y el Consejo de la Niñez.
El Estado entrega USD 13 millones anuales para atender las necesidades de los 2.500 niños y adolescentes que viven institucionalizados, dice Soledad Vela, viceministra del MIES. Cada niño tiene USD 5.300 anuales para su manutención.
Violencia, maltrato, abandono, orfandad o porque sus padres están en la cárcel son las principales causas por las que llegan a los orfanatos, según Indira Urgiles, directora de nacional de Adopciones del MIES.
Abandono de cinco hijos
Gabriela (nombre protegido), de 16 años, no tiene la declaratoria de adoptabilidad. Volvió al Ecuador en 2013 cuando tenía 10 años, luego de que su madre se la llevara a Colombia cuando era bebé.
Apenas llegaron a Bogotá, su madre los abandonó en un orfanato. Allí vivió con sus cuatro hermanos en un entorno nada familiar. La mamá de Gabriela los visitaba una vez cada seis meses o “cuando recordaba que tenía hijos”, dice la niña.
La casa de acogida no los pudo seguir cuidando cuando se conoció que eran ecuatorianos. Los cinco niños fueron deportados y el MIES se hizo cargo de ellos a su llegada.
La Cartera de Estado inició la búsqueda de familiares. Al único que encontraron fue a su padre, quien no tenía un trabajo estable y consumía drogas. Para evitar que sean violentados nuevamente se decidió ingresarlos a la Fundación Henry Davis, ubicada en el valle de Los Chillos (suroriente de Quito), que brinda acogida a 90 niños.
“Un niño que vive institucionalizado tiene daños psicológicos porque no está rodeado de su círculo afectivo más importante. A eso hay que sumarle que muchos han sido abusados sexual o psicológicamente”, dice Daniela Pugo, psicóloga infantil.
Las consecuencias de la violencia infantil son la falta de desarrollo intelectual, agresividad, depresión, intentos de suicidio, incapacidad para relacionarse con otras personas, autoestima baja, entre otras dificultades.
Gabriela muestra rasgos de algunos de esos problemas: agresividad, depresión... Dice que su madre no los visita hace más de un año. “Solo ha venido dos veces desde que vivimos aquí. Nos promete que vendrá a vernos, pero no sé porqué no lo hace”.
Lo único que espera es acabar el colegio y olvidar que tuvo una madre que nunca cuidó de ella ni de sus hermanos.
Una larga travesía
Dos años puede durar el proceso de adopción en Ecuador. El tiempo varía de acuerdo al cumplimiento de los requisitos de los solicitantes. El objetivo del MIES es que no dure más de seis meses. Pamela Jarrín tuvo que esperar un año para tener a su hijo.
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