La pandemia también afecta a los niños que viven en casas de acogida
Niños juegan con su maestra en una casa hogar de la Fundación Aldeas SOS.
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David tiene tres años. Llegó a una casa de acogida debido a que su madre no le brindaba los cuidados necesarios por su adicción a las drogas.
En la casa hogar ha vivido con niños, cuyos derechos como el acceso a comida, vivienda o vestido no se han respetado, así como pequeños que han sido víctimas de maltrato físico y psicológico y hasta de violencia sexual.
David ha estado lejos de su familia durante un año y dos meses. En ese tiempo, su madre luchó contra la adicción con el sueño de tenerlo de vuelta en casa.
La rehabilitación le permitió solicitar el proceso de reinserción familiar en el que se comprometió a garantizar los derechos de su hijo y a cuidarlo bajo cualquier circunstancia.
El esperado retorno quedó paralizado cuando Ecuador se declaró en emergencia sanitaria a causa del coronavirus.
El Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES) detuvo los procesos de reinserción familiar, al igual que los de adopción, mientras se supera la emergencia. Pues su personal está dedicado a la entrega de raciones alimenticias a personas de bajos recursos económicos de todo el país.
David y otros 506 niños que tenían la posibilidad de regresar con sus padres o con algún familiar, y 233 niños que contaban con la declaratoria de adoptabilidad tendrán que esperar hasta que termine la crisis sanitaria para retomar los respectivos procesos.
Este retraso en los dos procesos y el confinamiento por el que atraviesan los 2.500 niños que viven en las 92 casas de acogida en operan en el país les produce estrés, ansiedad, depresión y frustración.
Emilio Carrillo, director de Aldeas SOS, dice que "el encierro ha causado más desgaste en los niños que viven institucionalizados, que de por sí ya son víctimas de exclusión".
Explica que las visitas de familiares y las salidas de campo fueron suspendidas para evitar contagios y fueron reemplazadas por actividades lúdicas en los espacios con los que cuenta Aldeas SOS, en donde viven 424 niños.
Sin embargo, señala que "los paseos son una herramienta de distracción que tenían los niños y una forma de intentar vivir como una familia tradicional. Al no tener esta posibilidad, los pequeños suman otro sufrimiento", agrega Carrillo.
Patricia Salazar, subsecretaria de Protección Especial del MIES, dice que la entidad recomendó que las casas de acogida apliquen medidas de bioseguridad más estrictas para evitar que el virus llegue a estos lugares.
La funcionaria espera que la pandemia termine lo antes posible para retomar los proceso de reinserción familiar y de adopción para que los niños tengan un hogar que garantice sus derechos.
En acogimiento y con dispacidad
'Hogar para sus niños' es una casa de acogida en la que viven 20 niños con discapacidad y tiene dos sedes, en Quito y en Latacunga.
A ellos se suman otros 24 niños que han sido víctimas de negliencia parental, abandono y maltrato.
La situación económica de la casa hogar se complicó desde la declaratoria de emergencia por Covid-19, debido a que los recursos que obtienen son producto de la autogestión o de proyectos propios.
Tania Armijos, representante de la entidad, dice la falta de dinero ha ocasionado que deban racionar los alimentos hasta encontrar la manera de conseguir recursos.
A esto se suma la depresión en la que han caído algunos niños al no tener de cerca a sus cuidadoras, terapistas de lenguaje y psicólogos, pues la cuarentena impide que realicen sus actividades con normalidad.
El drama es más evidente con los niños que sufren discapacidad severa. Armijos explica que no reciben las terapias físicas diarias que son necesarias para su desarrollo. Tampoco cuentan con el material didáctico para su aprendizaje.
"Hemos utilizado videollamadas para que los niños puedan recibir, por lo menos, una terapia a la semana", dice.
Hogar para sus niños, al igual que Aldeas SOS, suspendió las visitas y paseos para que los niños no estén expuestos a la pandemia del coronavirus. Esto ha ocasionado que los pequeños presenten cuadros de estrés y ansiedad.
Armijos explica que los niños con discapacidad y quienes han sido violentados necesitan espacios verdes y áreas de distracción porque es parte de su rehabilitación emocional.
Agrega que es necesario priorizar las necesidades de los niños que han sido víctimas de abuso o de negligencia parental para que superen los traumas a los que han sido sometidos.
Si usted desea colaborar con 'Hogar sus niños' puede hacerlo al número 0992987588.
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