Niñas forzadas a ser madres
Adole-Isis acoge a niñas víctimas de violaciones sexuales.
Jonathan Machado / Primicias
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La vida de una niña no es fácil. Una de cada tres en el mundo sufre violencia sexual de su entorno más íntimo. Los victimarios son padres, tíos, primos, padrastros y amigos.
Las niñas, entre cinco y 19 años de edad, son víctimas del 60% de las agresiones sexuales que se dan en una familia, según la Organización Mundial de la Salud. Los ataques no distinguen contexto social ni económico.
Como producto de la violencia sexual, entre 2010 y 2017 en Ecuador nacieron 17.688 bebés, cuyas madres eran mujeres menores de 14 años.
El Código Orgánico Integral Penal señala que las mujeres que causen su propio aborto tendrán penas de seis meses a dos años de prisión.
Una de estas víctimas es Andrea (nombre protegido). Ella fue violada por su padrastro en 2018, fruto de este abuso nació su hija Ana (nombre protegido), que hoy tiene cuatro meses de edad.
La niña madre vive en Adole-Isis, una casa de acogida municipal que tiene seis habitaciones y está ubicada en el norte de Quito. Tiene capacidad para recibir a 10 menores de edad. En cada cuarto existen tres camas y tres cunas, juguetes, veladores, lámparas, closets y cómodas. Todo está limpio y las niñas cumplen sus tareas para mantenerlo todo en orden.
El embarazo de Andrea pasó inadvertido hasta el quinto mes cuando su madre la llevó al pediatra por un dolor estomacal. Luego del chequeo, el médico recomendó que Andrea fuera sometida a una ecografía. El resultado: la niña estaba embarazada.
La máma de Andrea puso la denuncia de abuso, pero el agresor huyó. Hasta hoy la familia desconoce su paradero.
La adolescente llegó a Adole-Isis antes de dar a luz. Sus visitas eran de uno o dos días a la semana para recibir tratamiento psicológico. Cuando Ana nació, Andrea se quedó a vivir allí porque sus hermanos no podían cuidar de ellas.
Sentada en la sala de Adole-Isis dice que espera salir de la casa de acogida en julio de 2019 para vivir con Ana y su mamá. Hasta que llegue ese día espera aprender a cortar cabello, a hacer pan o a cocinar para ganar dinero y obtener ingresos para mantener a su bebé.
Andrea quiere cuidar de Ana para que "nunca tenga que pasar por lo que ella ha tenido que vivir".
La pesadilla
Depresión, tristeza y ansiedad son los síntomas más frecuentes que muestran las niñas que deben lidiar con la responsabilidad de ser madres a una edad en la que no están preparadas.
La incertidumbre sobre su futuro les impide vivir una niñez normal, explica María Fernanda Pavón, psicóloga infantil. “Ser mamá a tan corta edad es como arrancarles parte de la vida”.
La niñez desaparece de manera súbita y deben preocuparse por el futuro de sus hijos. “La mayoría de víctimas tiene discapacidad física o intelectual”, dice Pavón. Agrega que el perfil de indefensión de estas niñas las vuelve más vulnerables para los violadores.
La Política Intersectorial de Prevención del Embarazo en Niñas y Adolescentes 2018-2025 señala que el 3% de las mujeres con discapacidad con edades de entre 10 y 14 años han sido madres. De las 10 madres que viven en la casas de acogida, seis sufren problemas físicos e intelectuales.
El Departamento de Psicología de Adole-Isis brinda tratamiento psicológico desde el momento que conoce la violación hasta que la niña esté capacitada para afrontar su responsabilidad sola o con la ayuda de la familia.
¿Despenalización total del aborto?
El aborto está penalizado en el Ecuador con excepción de dos casos: cuando la vida de las madres esté en peligro o cuando se haya perpetrado una violación en contra de una mujer discapacitada.
La pregunta es: ¿Qué hacer con las 2.211 mujeres menores de 14 años que fueron violadas y que llegan cada año a dar a luz?, según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos.
Una niña no puede planificar un proyecto de vida cuando es madre, dice Mayra Tirira, vocera de Vivas Nos Queremos, un colectivo que vela por los derechos de las mujeres. Ella agrega que “una maternidad no deseada afecta a la madre, pero también a los bebés, que llegan al mundo sin el afecto que necesitan”.
La Asamblea debate la despenalización del aborto en casos de violación, incesto e inseminación no consentida.
“El aborto debe ser reconocido como un derecho de las mujeres”, según Ana Vera, directora del Centro de Apoyo y Protección de Derechos Humanos (Surkuna). “Las mujeres deben decidir si quieren tener o no un hijo en cualquier circunstancia y más cuando su futuro está en juego”.
La Asamblea Nacional debate actualmente la posibilidad de despenalizar el aborto en casos de violación, incesto e inseminación no consentida.
Las dos abogadas piensan que es necesario ampliar este debate y tomar en cuenta la realidad de todas las mujeres y las consecuencias de lo que implica ser madre a la fuerza.
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