Unicef: Embarazo adolescente, alto costo social y financiero para el Estado
En Ecuador,el plan para combatir el embarazo adolescente contó con USD 11,5 millones en 2019. En 2020 el plan no tuvo recursos.
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Fomentar el reconocimiento de los derechos de las niñas y visibilizar los problemas que enfrentan. Con ese objetivo, cada 11 de octubre, se conmemora —desde 2012— el Día Internacional de la Niña.
En Ecuador, los obstáculos que encaran las menores de edad tienen que ver con distintos factores. Desde menos oportunidades de desarrollo y educación, hasta la violencia sexual.
Para Joaquín González-Alemán, representante de Unicef Ecuador, “todavía nos queda mucho por hacer”. En esta entrevista con PRIMICIAS, el español habla sobre esas deudas pendientes para que Ecuador sea un lugar donde las niñas puedan vivir todos sus derechos en igualdad.
¿Cuáles son los principales desafíos en el país cuando hablamos de los derechos de las niñas?
Las niñas en Ecuador y en la región enfrentan retos diferentes a los niños para gozar de sus derechos. En primer lugar, la violencia sexual afecta más a las niñas. Es un tema fundamental a atender en el país, ya que esta se da no solo en las escuelas, sino donde deberían estar más protegidas: en el hogar. Esto es especialmente preocupante en el contexto actual; debido a la pandemia, las niñas y adolescentes deben permanecer en casa y al no asistir a la escuela pierden la posibilidad de pedir ayuda o recibir protección.
En segundo lugar, en su mayoría debido a la violencia sexual, las niñas quedan embarazadas, con todas las implicaciones que esto tiene en relación con el derecho a la salud, a la educación y a vivir una vida libre de violencia. En tercer lugar, las niñas tienen doble carga al estudiar, pues —sobre todo en la población más vulnerable— también deben contribuir en sus hogares.
El trabajo infantil doméstico afecta más a niñas que a niños y esto pone en riesgo su integridad.
Durante esta pandemia, las niñas tuvieron que encargarse de las tareas del hogar paralelamente a sus estudios. ¿Qué consecuencias tiene esto en sus vidas?
Se limita su derecho a la educación, su derecho a la recreación y se pone en riesgo su salud. Les toca desempeñar tareas que no están acordes ni a su edad, ni a su desarrollo físico e intelectual. Esto exacerba las diferencias y roles tradicionales de género: perpetúa el rol de la mujer como única responsable de estas tareas y la relega a un rol reproductor, limitando su desarrollo en otros ámbitos.
Si bien niñas y niños tienen prácticamente igual acceso a la educación (incluso en ellas es ligeramente superior), la desigualdad se evidencia en las razones por las cuales dejan de estudiar: mientras que un 5,1% de niñas y adolescentes lo hacen por atender tareas domésticas y 4,8% debido al embarazo en la adolescencia. Ninguna de estas causas se da en los hombres.
En Ecuador se registran 26.000 partos en menores de edad cada año. En 2019 el presupuesto para la prevención del embarazo adolescente se redujo. ¿Qué hace falta para priorizar el tema?
Es importante mirar los datos. Este es el segundo país de la región andina con la tasa más alta de embarazos adolescentes. Según el INEC, en Ecuador cada día seis niñas de 10 a 14 años tuvieron un hijo en 2018 y 148 adolescentes de 15 a 19 años dieron a luz diariamente ese año. Además, el embarazo en la infancia y la adolescencia pone en riesgo sus vidas: de 154 muertes maternas en 2018, tres fueron de niñas y 16 de adolescentes.
Es urgente despolitizar el debate en torno a la salud sexual y reproductiva.
La ideologización de un tema trascendental en la vida de las niñas solo contribuye a poner en riesgo su salud, limitar su desarrollo y perpetuar la violencia sexual.
Además, el embarazo en la adolescencia tiene un costo financiero importante para el Estado, no solo por la atención en salud, sino por la pérdida de oportunidades.
Unicef y Unfpa realizaron un informe sobre el costo del embarazo adolescente en Ecuador, que evidencia la importancia de invertir en la prevención. Uno de los datos es que el Estado dejó de percibir USD 9,5 millones en impuestos en 2017, por no invertir en políticas para la prevención, que mitiguen las condiciones desiguales en el acceso al mercado laboral de quienes fueron madres adolescentes. El informe será presentado el 13 de octubre de 2020.
¿Cuáles son otras de las problemáticas que enfrentan las niñas en Ecuador?
El matrimonio infantil es una violación de los derechos humanos y, a menudo, en América Latina se da a modo de una unión informal, en la que las niñas viven con una pareja. En Ecuador, 4 de cada 100 niñas entre 12 y 17 años estaba en unión temprana o matrimonio en 2016, según el Observatorio Social del Ecuador. La cifra era mayor entre las niñas y adolescentes montubias y afroecuatorianas. Las menores que se casan o están unidas tienen menos oportunidades. Sufren más violencia, tienen más probabilidades de ser madres adolescentes y tienen menos niveles de escolaridad y oportunidades de empleo.
En agosto de 2020 la Corte IDH falló contra Ecuador en el caso Paola Guzmán. Estableció que el derecho a educarse contempla la educación sexual y reproductiva. ¿Qué significa esto para las menores del país?
En el fallo la corte determinó que Paola Guzmán Albarracín vivía una “situación continuada de abuso y violencia sexual” que provocó su suicidio. También estableció estándares para proteger los derechos sexuales y reproductivos y prevenir la violencia sexual en instituciones educativas. La sentencia dice, además, que Ecuador está obligado a declarar un día oficial de lucha contra la violencia sexual en las aulas.
Esa es la importancia del fallo de la CIDH: el reconocimiento de que el Estado debe prevenir la violencia sexual contra niñas, niños y adolescentes y que el no hacerlo tiene graves consecuencias para toda la sociedad.
¿Por qué las problemáticas referentes a las niñas suelen quedar fuera de la agenda política del país?
El imaginario social tiene un peso significativo en lo que resulta o no atractivo para la clase política y para los medios. Latinoamérica es una región donde sigue permeando un pensamiento que relega a la mujer a un segundo plano, haciendo que temas clave para avanzar en la igualdad y la garantía de derechos de la mujer no sean “atractivos” ni para los políticos, ni para los medios.
Tratándose de niñas, es como si no tuvieran derechos, sino “derechitos”. Hay quienes ven como amenaza el hablar de la igualdad entre el hombre y la mujer, y polemizan un asunto incontestable, cuando estamos hablando de desarrollo social, de derechos.
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