"Necesita autorización de su esposo": el prejuicio y el machismo condicionan el acceso a métodos anticonceptivos definitivos
Los testimonios de mujeres a quienes los médicos se niegan a practicar una ligadura por su edad o estado civil son cada vez más habituales. Durante 2018 en Ecuador se practicaron 18.517 ligaduras y 646 vasectomías.
En 2018 se practicaron 18.517 ligaduras
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"Cómo va a ligarse si es joven". "¿Y si después se arrepiente?". "Cuando tenga hijos podemos operarle". "Debe tener la autorización de su esposo o de su papá"...
Teresa -de 27 años- y María -de 47- se han cansado de escuchar esas frases en su búsqueda de un médico que acceda a practicarles una ligadura de trompas de falopio. Aseguran que han visitado, cada una por separado, hospitales y clínicas privadas y públicas sin conseguirlo.
El 'Reglamento para regular el acceso y la disponibilidad de métodos anticonceptivos en el sistema nacional de salud' prohíbe requerir la presencia o autorización de la pareja, de una tercera persona, o de un familiar para la entrega de cualquier método anticonceptivo, "incluso de los definitivos".
El Ministerio de Salud determina que para la realización de la ligadura únicamente se pide la firma de la mujer que solicita la operación. Lo contrario, es decir solicitar una autorización firmada por la pareja o un familiar, es una violación a los derechos reproductivos de las mujeres.
Sin embargo ocurren y son muy frecuentes. En redes sociales circulan a diario quejas de jóvenes que no han podido someterse a la operación de ligadura de trompas de falopio, porque los médicos se niegan.
“Pedir una autorización de la pareja para una ligadura es parte del desconocimiento que tienen algunos médicos. Es un criterio subjetivo y no corresponde a lo que dice la ley”, explica Eduardo Soto, presidente de la Federación Ecuatoriana de Sociedades de Ginecología y Obstetricia.
Teresa recuerda que nunca le interesó tener niños. “Mi mamá me cuenta que me regalaban bebés de juguete y yo los botada sin usarlos. Me disgusta la idea de verme embarazada y de dar a luz”.
Desde los 20 años ha intentado ligarse. Ha visitado a nueve ginecólogos privados y ninguno accedió a operarla. Hace dos meses acudió a una campaña del Ministerio de Salud y el resultado fue el mismo.
“Pedir una autorización de la pareja para una ligadura es parte del desconocimiento que tienen algunos médicos
Eduardo Soto, presidente de la Federación Ecuatoriana de Sociedades de Ginecología y Obstetricia.
María acudió a dos ginecólogos, uno público y uno privado. La primera vez fue cuando tenía 26 años de edad y su solicitud fue negada, porque le dijeron que era joven y que podría arrepentirse.
La segunda se dio hace cinco años. Esta vez, el médico argumentó que no era madre y que si se casaba su pareja querría tener hijos. “La sociedad piensa que las mujeres venimos al mundo solamente para tener hijos. La decisión de cada una debe ser respetada sin juicios de valor”, dice.
Ambas continuarán su búsqueda y esperan que el próximo médico respete sus derechos y acceda a operarlas.
Vasectomía vs. ligadura
Disminución del desempeño sexual, pérdida de deseo, falta de placer, e incluso la aparición de nuevos intereses sexuales son algunos de los mitos que giran en torno a la vasectomía. Esta operación consiste en interrumpir el paso de los espermatozoides desde los testículos hasta la vesícula seminal.
Nelson Paz y Miño, presidente de la Sociedad Ecuatoriana de Urología, dice que la intervención no altera la función sexual ni disminuye la libido.
“La vasectomía es únicamente un método anticonceptivo en donde se cortan los conductos por donde pasa el esperma para evitar la fecundación”. Esta intervención dura unos 25 minutos y se la practica con anestesia local, lo que permite una recuperación rápida del paciente, agrega Paz y Miño.
El costo de la vasectomía varía entre USD 600 y USD 1.000 y es reversible durante los primeros años.
La ligadura, en cambio, es un proceso más agresivo que la vasectomía, a decir de la ginecóloga Mónica Medina. Es una operación irreversible.
La cirugía dura 30 minutos y consiste en amarrar, cortar y quemar las trompas de falopio. La intervención evita que el óvulo se una con el esperma y sea fecundado.
El costo promedio es de USD 800 y puede ser de tipo laparoscópica o abierta. La primera se realiza con anestesia general cuando la mujer ha tenido partos naturales, mientras que en la segunda se usa anestesia local en mujeres que han dado a luz por cesárea.
Medina dice que también hay mitos sobre esta intervención: aumento de peso, dolores de cabeza, alteración hormonal, irritabilidad y pérdida de la libido. Recalca que no hay consecuencias si hay una correcta recuperación,.
Otros métodos anticonceptivos
Cuatro tipos de métodos anticonceptivos existen: naturales, de barrera, hormonales y de esterilización.
- Naturales. Se basan en la abstinencia y en el ciclo menstrual. El primera consiste en evitar mantener relaciones sexuales Mientras que el segundo tiene mayor eficacia si la mujer tiene un período regular, de todas maneras es uno de los menos fiables.
- De barrera. El capuchón cervical y los preservativos, masculino y femenino, pertenecen a este grupo. El condón masculino tiene una efectividad del 98% y los métodos para mujeres, de un 95%.
- Hormonales. Son los que impiden la ovulación, a través de alteraciones hormonales. Pastillas, implantes e inyecciones son los más utilizados. Tienen una seguridad del 99%.
- Esterilización. En este grupo están la vasectomía y ligadura de trompas. La primera tiene un eficiencia del 98% y la ligadura, del 99%.
- Pastilla del día después. Es un método femenino de emergencia que se la toma vía oral hasta 72 horas después de una relación sexual. No se lo debe utilizar como método anticonceptivo regular porque puede alterar los ciclos menstruales. Su comercialización es libre en el Ecuador desde 2013.
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