"Nos dejaron de madrugada luego de robarnos", cuenta migrante que viajó por El Salvador
Más migrantes ecuatorianos ven a El Salvador como el inicio de una ruta más corta para llegar a Estados Unidos, esquivando pasar por la selva del Darién. Pero por esta ruta no están excentos de peligros. Una joven quiteña cuenta su testimonio.
Agentes del Grupo Beta del Instituto Nacional de Migración de México rescatan a migrantes en el Río Bravo el 18 de enero de 2024.
INM
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Mariana Santana, de 30 años de edad, migró a Estados Unidos 15 días antes de defender su tesis de grado en la Escuela Politécnica del Ejército. La situación del país le animó a dejarlo todo.
Viajó en avión el 8 de agosto de 2023 a El Salvador junto con su hijo de ocho años y de ahí se arriesgó a una travesía -por tierra- hasta el muro que divide la frontera entre México y Estados Unidos.
A pesar de todos los riesgos que implica ese recorrido de la mano de los traficantes de personas.
Optó por esta ruta, dice, porque "para conocidos que lograron llegar a Estados Unidos ha sido más segura". Ir por la selva del Darién, estaba descartado "por la serie de actos atroces que cometen las mafias que operan en ese territorio contra las mujeres", dice.
Como Mariana, miles de ecuatorianos usan la ruta de El Salvador desde finales del 2022 como un trampolín para llegar a Estados Unidos. Cada semana, desde la terminal aérea Mariscal Sucre de Quito salen tres vuelos con destino a ese país, cada uno con capacidad para 167 pasajeros.
En 2023, unos 50.214 nacionales salieron por los dos aeropuertos internacionales de Ecuador con rumbo a El Salvador y solo el 21% regresó.
Las salidas se aceleraron desde el segundo semestre del 2023. En junio viajaron 1.710, en julio superaron los 3.000 y en agosto fueron más de 5.400.
Esas cifras confirman el rol que tiene El Salvador en las rutas de la migración irregular. Pues en 2022, apenas salieron 2.428 ecuatorianos hacia ese destino y el 93% retornó al país, según cifras del Ministerio del Interior.
Para Mariana, "contactar a los 'coyoteros' fue muy fácil". Los números telefónicos le llegaron desde Estados Unidos, mientras que la negociación y primeros pagos se hicieron en Quito.
A pesar de que su viaje "fue tranquilo" hasta salir de El Salvador, su siguiente recorrido por Guatemala no estuvo exento de eventos que le hizo pensar en desistir.
"Tuve que viajar en un camión de vacas, recorrer bosques y vías de tierra. Descansar poco y volver a camiones, carros particulares y 'minivans' hasta llegar a la capital de Guatemala. En algunos trayectos con gente 'super armada'", cuenta.
La historia de miedo para Mariana, empezó en México Distrito Federal. "El grupo con el que viajaba se dividió y me entregaron un carné que decía que mi entrada a este país fue legal y por el que pagué USD 1.000. El documento no sirvió de nada en mi camino a Guadalajara".
"En el trayecto se subió Migración, nos pidieron papeles y nos bajaron del bus a las 02:00 de la madrugada, nos revisaron las mochilas y nos robaron todo el dinero. Tenía más o menos USD 2.500 que debía pagar en el último cruce en la frontera con Estados Unidos.
Me quedé solo con 3.000 pesos (alrededor de USD 170) que los puse en una funda de basura porque ya nos advirtieron que en la carretera hay robos. Nos dejaron en la terminal terrestre para que siguiéramos nuestro camino sin dinero y con la prohibición de que nos vendan pasajes.
"Fue el momento que quise regresar a Quito y me arrepentí de haber hecho este viaje con mi hijo, aunque él en su inocencia me animaba a seguir", relata.
Viajar con su hijo fue un doble riesgo, reconoce Mariana, por exponerlo a un camino desconocido, inseguro y con traficantes de migrantes que responden a mafias internacionales y muchos trafican con niños.
Se estima, que alrededor de 4.000 niños ecuatorianos emigran cada año a Estados Unidos solos y con sus familias. En 2023, entre enero y agosto, 2.458 menores de 18 años de edad cruzaron solos la frontera.
Según ONU Migración Ecuador, a lo largo del año pasado dieron asistencia en frontera a 26.626 niños y adolescentes ecuatorianos.
"No quiero regresar a Ecuador"
Mariana y su hijo hicieron un último intento para llegar a Estados Unidos. Su familia contactó a un coyotero mexicano, al que le llamaban 'el Gordo', para que a cambio de más dinero (USD 2.100) los lleve a la ciudad fronteriza de Sonoyta.
"Él me pagó un hotel y la comida en el centro de Guadalajara. Desde ahí hasta Culiacán viajé en un carro particular con una pareja que nos recomendó hablar lo menos posible en 'los controles' porque notarían mi acento".
"En la terminal de Sinaloa me entregaron una 'identificación' con mi nombre, pero con el 'agregado de nacionalidad mexicana' y con ese documento llegué a Sonoyta pasando por dos retenes en donde le preguntaron a mi hijo mi nombre, pero no de donde somos".
"En el último trayecto, apenas a 10 minutos de cruzar el muro, fue el último pago y mientras no se hacía la transferencia no podíamos salir: USD 400 yo y USD 300 mi hijo. Cruzamos el muro un día después y caminamos casi por dos horas hasta que la policía de Estados Unidos nos encontró".
"Ahora debo esperar mi audiencia en la Corte prevista para septiembre de 2024. Hoy estoy junto con mi esposo e hijo en Connecticut y no quiero regresar al Ecuador, tampoco ser deportada, porque el futuro para mi hijo está acá. Mucho menos después de todo lo que pasó en el trayecto a este país por el que pagamos en total USD 8.000".
"¿Si me arrepiento de venir y no graduarme en Ecuador? Puedo decir con seguridad que no. Hablo con mis compañeros que ya se graduaron y de los 40 que lo hicieron, apenas 10 u 11 están trabajando. Acá no trabajo en lo que me gusta, pero ya no me muero de hambre como en Ecuador".
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