"Nos vendieron al cartel de Sinaloa, que nos cobró USD 4.000 para soltarnos", cuenta ecuatoriano secuestrado en México
En grupos de hasta 200 personas, migrantes ecuatorianos son retenidos en casas de México hasta que sus familias paguen a organizaciones criminales.
Migrantes permanecen en las inmediaciones del cerco fronterizo con Estados Unidos, el 23 de mayo de 2024, en ciudad Juárez, Chihuahua (México).
EFE
Autor:
Actualizada:
Compartir:
La ola de emigración hacia Estados Unidos no cesa. A través de la selva del Darién, en Panamá; o con conexiones aéreas por El Salvador y otros países; miles de ecuatorianos transitan de manera irregular por el continente.
Por cualquiera de las dos rutas, todos los migrantes se encuentran en México, que se ha convertido en uno de los puntos más complicados del trayecto. Las distancias y la presencia de organizaciones del crimen organizado amenazan constantemente a los migrantes.
Según un informe de InsightCrime, hasta 2021 el tráfico de migrantes -en la frontera entre Estados Unidos y México- estuvo dirigido por clanes familiares. Pero, en los últimos años, carteles del narcotráfico se han apropiado de esa economía criminal.
Aunque no hay un cálculo real y reciente, en 2017 la organización Rand reportó que el tráfico de migrantes del Triángulo Norte de Centroamérica (Honduras, Guatemala y El Salvador) movió unos USD 2.300 millones.
Ahora, se estima que este valor se multiplicó y que, incluso, esta actividad es igual de 'rentable' que el propio narcotráfico.
Los carteles de la droga cobran a los migrantes por moverse en México. Pero también los secuestran, mientras extorsionan a sus familias en los países de origen.
Según un reporte de la agencia de noticias EFE, la Policía estatal de Chihuahua, estado mexicano, reveló que en los últimos tres años liberaron de secuestros extorsivos a más de 1.700 migrantes irregulares.
Tres semanas retenido en Cuernavaca
Marco (nombre protegido) salió de Ecuador el 13 de abril de 2024. Dejó a su esposa y a su hija y abordó un avión que lo llevó a Bogotá y desde la capital colombiana, tomó otro vuelo hacia El Salvador.
El ecuatoriano esperaba llegar a Estados Unidos en una o dos semanas, según lo que había visto en las redes sociales. Pero, 45 días después de su partida, el migrante sigue en México y planifica un segundo intento para cruzar la frontera.
Su demora, sobre todo, se debe a que fue víctima de un secuestro y de una estafa. Así lo relata:
Marco hizo el viaje desde Ecuador junto a otras tres personas. Tras aterrizar en El Salvador, cruzó hacia Guatemala y, posteriormente, a México. En ese país, se juntó con más ecuatorianos. En total conformaron un grupo de 11 migrantes.
Guiados por el coyotero, al que habían pagado USD 6.000 cada uno, llegaron a Ciudad de México (CDMX), la capital del país. Luego, se trasladaron a una 'casa de seguridad' en Cuernavaca, a una hora de CDMX.
Según lo explicado por los coyoteros, debían esperar en ese sitio hasta que les consiguieran un amparo legal, que les permitía moverse con tranquilidad por México, hasta llegar a la frontera con Estados Unidos.
En esa casa, encontraron personas que ya llevaban dos meses ahí. En total eran 70 migrantes en una casa de dos pisos con piscina. Había migrantes de China, Marruecos, Ecuador y más países. Al ver ese panorama se dieron cuenta de que estaban secuestrados.
"En esa casa fumaban marihuana, tomaban todos los días. Emborrachaban a las chicas y las usaban".
Marco, migrante que estuvo retenido en Cuernavaca, México
Las personas que estaban a cargo les dijeron que para poder salir, cada uno tenía que pagar USD 1.500 para recibir los supuestos amparos legales.
Solo podían dejar la casa, de dos en dos, para ir a comprar comida. Y los amenazaban con matarlos si avisaban a alguien su paradero. El ecuatoriano vio como le rompieron un brazo a otro migrante.
Marco pidió a su esposa en Ecuador que empeñará todos los electrodomésticos de su casa para que depositara ese valor. Entonces, luego de tres semanas de retención pudo pagar y, tras recibir el documento, junto a dos amigos, siguió el camino hacia la frontera con Estados Unidos.
Al llegar a Tijuana en avión, la policía migratoria mexicana los detuvo. Los oficiales les quitaron sus teléfonos celulares y sus pasaportes. Los supuestos amparos eran documentos falsos.
Los agentes mexicanos subieron a los migrantes a autobuses y los llevaron a Tabasco, a unas seis horas de la frontera con Guatemala. Es decir, perdieron gran parte del camino que habían avanzado.
Ya en ese sitio, Marco y sus compañeros de viaje intentaron contactar al coyotero. Inicialmente, les contestó y pagó dos noches de hotel para que esperaren a un nuevo intento. Pero, finalmente, les bloqueó de todas las redes sociales y se quedaron solos y sin dinero. Perdieron los USD 6.000 iniciales y los USD 1.500 del amparo.
Luego de darse cuenta de que fueron estafados y robados, los migrantes volvieron a contratar a otro coyotero, para que los vuelva a llevar a la frontera con Estados Unidos.
Marco espera que el martes 28 los lleven a CDMX y, de inmediato, retomar el camino hacia el norte.
Vendidos de un cartel a otro
Otra historia es la de Gonzalo (nombre protegido), quien viajó hacia Estados Unidos, a finales de 2023, a través de la Selva del Darién. Hizo el trayecto junto a su sobrino.
Luego de sortear la peligrosa selva panameña, Gonzalo pensó que había pasado lo peor y que en cuestión de tiempo estaría en su destino final. Pero, en México vivió la peor experiencia de su vida.
Cuando llegaron a ese país, el quiteño, su sobrino y seis migrantes más eligieron ir caminando hacia CDMX, para evitar los retenes policiales que paraban a los buses, en búsqueda de migrantes irregulares.
Llegaron a CDMX y decidieron tomar un bus hasta Durango, que estaba a menos de 12 horas de la frontera con Estados Unidos. Pero no se imaginaron que la misma mujer que les vendió el boleto de autobús también reportó a la Policía de su presencia.
Cuando iban varias horas de viaje, en el tercer retén, una patrulla policial detuvo a su bus y bajó a todos los migrantes irregulares. "Pensamos que nos iban a entregar a migración para que nos deporten a Ecuador, pero no ocurrió así". Los oficiales los subieron a un vehículo, les quitaron celulares, dinero, pasaportes y los llevaron a una casa.
En ese sitio, quienes estaban a cargo se identificaron como miembros del cartel de Juárez. Estuvieron en ese sitio poco tiempo. Pero luego los volvieron a mover.
Gonzalo relata que llegó una camioneta y un grupo de migrantes fue obligado a subir. Los llevaron a una hacienda, y quienes estaban a cargo les dijeron que habían sido vendidos al Cartel de Sinaloa. Ahí había cerca de 200 personas retenidas.
En ese lugar, los migrantes permanecieron cerca de 15 días. Les devolvieron sus teléfonos y los obligaron a llamar a sus familias, mientras eran apuntados con armas. Tenían que pedir a sus familiares USD 4.000.
Gonzalo llamó a su familia y les pidió recolectar USD 8.000 para que él y su sobrino pudieran salir. "No sé ni como lo hicieron, pero mis familiares reunieron el dinero y pagaron. Salimos y nos dejaron cerca de Durango".
Entonces, los siguieron su camino y cruzaron la frontera. Actualmente, Gonzalo y su sobrino viven en New Jersey y consiguieron un trabajo. Envían dinero para cubrir el dinero de la liberación.
- Si usted quiere compartir información adicional sobre la migración de ecuatorianos hacia Estados Unidos y las redes de coyoterismo, escríbanos.
Compartir: