Migración: Adultos mayores, abandonados en los campos de Tungurahua
La migración de casi el 60% de población juvenil en comunidades agrícolas de Tungurahua preocupa a las autoridades, ya que, en pocos años, la mano de obra será escasa en el campo.
Personas de la tercera edad acuden a vender sus productos en la feria de moras y fresas de Tisaleo, en Tungurahua.
PRIMICIAS
Autor:
Actualizada:
Compartir:
La migración ha dejado a muchos adultos mayores en soledad, cuidando y cultivando las tierras que alguna vez fueron el hogar de generaciones enteras.
Sus rostros cansados y las manos curtidas por el arado permanente de los cultivos son el reflejo de un trabajo incansable por seguir labrando la tierra.
Ellos guardan en sus corazones el recuerdo de haber despedido a sus hijos y nietos, quienes han buscado un futuro fuera del campo en países lejanos. Algunos han perdido las esperanzas de volverse a encontrar.
Elsa Galarza, de 60 años, tiene su terreno y una pequeña vivienda en la parroquia Santa Rosa. Ahora dice que está más tranquila porque todos han llegado a Estados Unidos e incluso ya están trabajando.
“Me hubiese gustado ir con ellos, pero estoy demasiado mayor para irme caminando y correr tanto riesgo. He despedido a diez familiares, entre hijos, nietos y nueras”.
Elsa Galarza
Su mayor tristeza la vivió en 2022, cuando un coyotero conocido les ofreció el viaje a sus hijos y ellos no quisieron irse solos, sino con toda la familia, por lo que hicieron créditos por alrededor de USD 60.000 entre todos.
Elsa se quedó con una hermana, pues es viuda, y durante tres meses no pudo dormir, comer ni vivir tranquila.
“No sabía nada de mis hijos, eso me angustiaba más que tener que asumir la deuda en las cooperativas de ahorros. Fue muy difícil, entré en depresión. Tuve que trabajar el doble, pese a que ya no tenía más manos que me ayudaran", recuerda.
"Pero debía sembrar y cosechar para pagar. Ahora mis hijos están trabajando y me ayudan”
Elsa, de 60 años.
Al igual que ella, en comunidades rurales de Tungurahua muchos adultos mayores se han quedado solos, como nobles guardianes del campo.
Sin esperanzas de un reencuentro
Hasta 2022, el Ministerio de Economía e Inclusión Social (MIES) brindó asistencia a aproximadamente 6.161 adultos mayores en Tungurahua, muchos de ellos en total abandono, según informaron voceros de la entidad.
Carmen, de 72 años, lucha por sobrevivir. Su familia -un hijo, dos nietos y su nuera- viajó también a Estados Unidos y se quedó sola.
“Ya no es igual que antes, cuando sembrábamos y vendíamos en las ferias, ahora solo lo hacemos para comer. Lo poco que se vende es para comprar aceite, sal y así… No tengo esperanzas de volver a ver a mi hijito, debo salir adelante sola", dijo.
Contó que su hijo "está trabajando, pero no ha podido enviarme dinero. No tuvo deudas, porque vendió todo”, aseguró Carmen, quien sale a vender choclos y habas en las calles de Ambato.
La mujer no oculta su tristeza y sus ojos se humedecen al recordar que en 2021 le dio el abrazo del adiós a su familia.
Un barrio desolado por la migración
Mario Valarezo sostuvo que entre los vecinos tratan de cuidarse. El hombre habita en Tisaleo y comentó que en el cantón todo un barrio se ha quedado desolado a causa de la migración.
Lamentó que en pocos años "no habrá quién trabaje en el campo, porque los que se quedan son adultos mayores y sus fuerzas se agotan".
En la feria de fresas y moras que se realiza todos los jueves en Tisaleo, la mayoría de los productores que lleva frutas al mercado es adulta mayor.
Yolanda Aliaga comercializa sus productos y para ella el trabajo que realizan los adultos mayores es parte de la actividad diaria, antes de que empezara la migración masiva.
“Estar en actividad les hace bien. Lo triste es cuando se los deja solos, sin que nadie los cuide”, mencionó Yolanda.
Jaime Pacha es dirigente indígena y dijo que en las comunidades de Mogato, Punguloma y Cuatro Esquinas de Quisapincha se redujo el 60 % de la población joven.
El presidente de los Gobiernos Parroquiales de Tungurahua, Amable Chaluis, aseguró que están trabajando en coordinación con el MIES para focalizar los sitios donde más casos de vulnerabilidad existen y brindarles asistencia.
Compartir: