Mendicidad, una de las secuelas que deja la pandemia del Covid-19
Personas en situación de mendicidad piden ayuda en el norte de Quito, el 2 de julio de 2020.
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Antonia Pérez es una venezolana de 38 años y madre de dos hijos. Antes de la llegada de la pandemia trabajaba en una panadería ubicada en Chillogallo, en el sur de Quito.
La crisis, ocasionada por el Covid-19, implicó el cierre del negocio el 15 de abril de 2020. Desde ese día, Pérez no ha podido conseguir otro empleo.
La desesperación por no tener dinero para alimentar a sus hijos la obligó a dejar la vergüenza a un lado para dedicarse a pedir dinero en las calles de esa populosa parroquia que, con 795 casos de Covid-19, es una de las más golpeadas por la enfermedad.
"Al salir de Venezuela, nunca imaginé que terminaría pidiendo dinero o comida en las calles de un país extraño", dice Pérez.
Durante los primeros días en que Pérez perdió su empleo dejaba a sus hijos al cuidado de una amiga, mientras ella salía a pedir dinero y a buscar un nuevo trabajo.
El drama llegó su punto más alto cuando la amiga de Pérez se mudó a otro barrio de la ciudad. "No tuve otra opción que arriesgar a que mis hijos salgan conmigo porque aún son pequeños y en el cuarto en el que vivimos puede ocurrir algún accidente fatal", dice la mujer.
Acompañada de los dos pequeños, de dos y ocho años, Pérez recorre las calles del sur de Quito esperando que las personas le regalen dinero o algo para comer, aunque su objetivo es conseguir un empleo que, dice, le permita vivir con dignidad.
El Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES) no cuenta con datos actuales que permitan conocer el número de personas en situación de mendicidad. Sin embargo, cifras que datan de diciembre de 2019 revelan que 2.986 personas estaban en esta situación.
De este número, 2.097 son ecuatorianos: 981 niños, 662 adolescentes, 337 personas adultas mayores y 117 personas con discapacidad. Las otras 889 personas son extranjeros en situación de movilidad humana.
Cifras contradictorias
Mientras el Ministerio de Inclusión Económica y Social dice que en Quito hay 921 personas en situación de mendicidad, el Patronato San José ha contabilizado alrededor de 10.000 personas, entre mendigos y habitantes de calle.
"La diferencia es que los habitantes de calle no tienen vivienda, mientras que las personas en situación de mendicidad sí tienen un lugar para vivir", dice Gabriela Cevallos, directora de Ejecución Técnica del Patronato San José.
Cevallos dice que, desde que la ciudad pasó al semáforo amarillo, "el problema de la mendicidad se volvió a evidenciar con fuerza porque las personas salieron nuevamente a las calles".
El Patronato San José se vio obligado a crear seis brigadas para recorrer la ciudad y brindar ayuda a personas en situación de mendicidad.
El objetivo principal es que los niños no estén expuestos al peligro que convella permanecer en las calles mientras el país vive la emergencia sanitaria.
Estas brigadas tienen tres ejes de ayuda, al igual que la atención que brinda el MIES:
- Trabajo social.
- Ayuda médica.
- Entrega de alimentos.
Cevallos dice que más de 400.000 kits alimenticios se han entregado a personas en situación de vulnerabilidad, sobre todo en barrios del Centro Histórico y del sur de la ciudad en el que viven personas de escasos recursos, habitantes de calle y en situación de mendicidad.
A esta cifra se suman otras 122.498 raciones alimenticias que ha entregado el MIES en la ciudad hasta el 15 de junio de 2020.
El Ministerio cree que "con el pasar de los meses y la dificultad en las familias para cubrir sus necesidades básicas, la mendicidad puede aumentar".
Es por eso que el MIES tiene previsto firmar 25 convenios con organizaciones de la sociedad civil, municipios y gobiernos parroquiales en todo el país para atender a 2.000 personas en situación de mendicidad.
El presupuesto que asignará a estos proyectos será de USD 1,5 millones.
El sociólogo Andrés Salinas considera que las cifras oficiales "hablan de un subresgistro de la realidad que vive el país porque en casi todas las calles de la ciudad se observa a personas en situación de mendicidad".
En lo que coincide con el MIES es en que "el problema se incrementará en el corto y mediano por los efectos sociales y económicos que traerá la pandemia".
33 albergues durante la pandemia
El MIES ha autorizado el funcionamiento de 33 albergues temporales durante la crisis sanitaria para atender a la población vulnerable que hay en todo el país.
"En estos espacios se asegura su alojamiento, vestuario, aseo, alimentación, y atención médica y psicológica", dice la institución.
Gabriela Cevallos, del Patronato San José, dice que los dos albergues que operan bajo la administración de la entidad municipal están dirigidos a las personas que viven en las calles y que no tienen posibilidad de encontrar un hogar.
"En estos lugares viven 60 personas que han sido rescatadas de una peligrosa situación de vulnerabilidad", señala Cevallos.
En el cantón Rumiñahui, en cambio, se instaló un albergue para atender a 12 personas.
La secretaria ejecutiva de Misión Social Rumiñahui, María del Pilar Castro, señala que, cuando el cantón cambió al semáforo amarillo, "algunas personas salieron del albergue porque dicen que en la calle pueden conseguir dinero y alimentos sin estar condicionados a cumplir normas".
Castro dice la administración municipal tiene previsto que el albergue funcione hasta finales de agosto.
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