¿Por qué se visitan siete iglesias en Jueves Santo?
Conozca cuál es la oración que siguen los feligreses de la Iglesia Católica durante la visita a las siete iglesias el Jueves Santo.
Panorámica de la Basílica del Voto Nacional en Quito.
Diana González, Primicias
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De la noche del Jueves Santo hasta el Viernes Santo en la mañana es devoción bíblica y católica visitar siete iglesias, una tradición iniciada en Roma por San Felipe Neri y que se ha propagado por el mundo entero.
La visita a las siete iglesias tiene como fin agradecer a Jesucristo por los dones de la Eucaristía y del sacerdocio que instituyó aquella noche santa.
El ritual evoca algunos de los últimos momentos de Jesús antes de su crucifixión: Huerto de Getsemaní, se recuerda las afrentas que recibió en las casas de Anás, Caifás, Herodes, Pilato, en el Calvario y se le acompaña en el silencio del sepulcro.
Según la tradición, cada iglesia, después de la Misa de la Cena del Señor, guarda el Santísimo Sacramento en el tabernáculo y erige un monumento en señal de acción de gracias a Jesús por su sagrada Pasión con la que redimió con amor al mundo.
Los fieles que visitan las iglesias están invitados a hacer también una oración de reparación por el abandono con que frecuentemente se le deja en el Sagrario y la poca frecuencia a la Santa Misa y Comunión.
Primera iglesia: Jesús en el huerto
Meditación: Serían como las 10 de la noche cuando Jesús llegó al Huerto de Getsemaní. Su alma se llenó de tristeza, entró en agonía ante la visión de los sufrimientos que se le venían encima y la ingratitud de la humanidad. Oró por unas tres horas con lágrimas y sudor de sangre, cuyas gotas cayeron en tierra. Aquí llegó Judas y con un beso lo entregó a quienes vinieron a aprehenderle, aunque más bien fue su amor a ti el que le entregó.
Oración: Te compadecemos, Jesús, y te damos gracias por lo que sufriste por nuestra salvación en la Oración del Huerto. Nos duele la traición y alevosía con que fuiste hecho preso. Concédenos fortaleza en nuestros sufrimientos y danos el don de la oración.
Se rezan tres Padrenuestros.
Segunda iglesia: Jesús en casa de Anás
Meditación: Jesús, maniatado como un vulgar malhechor, interrogado por Anás sobre sus discípulos y doctrina, responde con entereza y mansedumbre que pregunte a quienes le han escuchado y que saben bien lo que Él ha dicho y enseñado. Un guardián le dio una bofetada que de seguro lo hizo tambalearse.
Oración: Jesús, te compadecemos; te damos gracias por la injusta humillación que sufriste al ser abofeteado. Te pedimos que nos ayudes a hablar con verdad, serenidad y educación y a respetar a nuestros interlocutores.
Se rezan tres Padrenuestros.
Tercera iglesia: En casa de Caifás
Meditación: Aquí Jesús tiene que oír cómo se tergiversan sus doctrinas. Cómo se aducen falsos testimonios en su contra. Cómo se le reta a proclamar que es Hijo de Dios, pero sin intención de reconocerle. Cómo Pedro niega conocerle. Cómo lo declaran reo de muerte.
Oración: Jesús, Tú eres la verdad y se amontonan mentiras para callarte. Has dicho: "la verdad los hará libres", pero tienes que ver cómo la mentira nos esclaviza. Has dicho: "ustedes son mis amigos", y con qué facilidad te negamos. En Ti somos hijos de Dios, y qué pobreza la de nuestra vida. Te compadecemos, Jesús, por esas traiciones y te pedimos la gracia de ser tus testigos valientes, fieles a tu amor.
Se rezan tres Padrenuestros.
Cuarta iglesia: En casa de Pilato
Meditación: Jesús es acusado ante Pilato de malhechor, alborotador del pueblo, que prohíbe pagar el tributo al César y que se proclama rey. Pero Él también anuncia que todo el que es de la verdad escucha su voz. Lo que piden es que sea condenado a muerte.
Oración: Jesús, te proclamamos Cristo Rey, porque eres el único Rey de la Verdad, de la Vida y del Amor. Te compadecemos por la tristeza que tiene que darte el descaro con que te calumnian y por la ceguera con que juegan con las palabras salidas de tu boca. Te pedimos que limpies estos labios y estos corazones con los que te recibimos, y que nuestras vidas den testimonio de Ti.
Se rezan tres Padrenuestros.
Quinta iglesia: En casa de Herodes
Meditación: Herodes, curioso, pero sin compromiso, se alegra de ver a Jesús. Espera divertirse viéndole hacer algún milagro. Jesús guarda silencio ante la palabrería con que Herodes le halaga. Al no tener respuesta, le desprecia, se burla de Él, poniéndole una túnica blanca.
Oración: Jesús, Sabiduría del Padre, ahora guardas silencio. Por ti los sencillos y humildes han visto el poder de Dios y lo han celebrado con gozo grande. Ahora estás cabizbajo. Te agradecemos la lección que nos das, te compadecemos por el ultraje que recibes y te pedimos la gracia de hablar y callar oportunamente.
Se rezan tres Padrenuestros.
Sexta iglesia: De nuevo en casa de Pilato
Meditación: Pilato reconoce que Jesús ni es alborotador ni ha cometido delito alguno de los que le acusan. Como que quiere dejarle libre; pero claudica ante las presiones de los adversarios que han jurado acabar con Jesús porque les resulta incómodo, su conducta y sus enseñanzas chocan con sus intereses. Jesús es condenado a muerte de cruz, flagelado, coronado de espinas.
Oración: Jesús, te compadecemos por las injusticias cometidas en este proceso al que fuiste sometido y en el que nosotros metimos nuestras manos. Compadecemos en Ti a cuantos por ser fieles a la verdad y a la causa de Dios en sus hijos son tratados injustamente. Te pedimos la gracia de la piedad divina ante nuestras injusticias.
Se rezan tres Padrenuestros
Séptima iglesia: En el Santo Sepulcro
Meditación: Jesús ha muerto en la Cruz entre indecibles dolores, burlas, desprecios y abandonado de Dios. La Madre y los amigos que lo han acompañado en estos duros momentos no han podido hacer nada. Unos amigos lo sepultan piadosamente. Se han cumplido las Escrituras. Ahora a esperar el tercer día. Él, el poderoso en obras y palabras, ha dicho que resucitará.
Oración: Jesús, te acompañaremos en el silencio estos días, en la espera de que tu palabra germine en nuestros corazones y contigo resucitemos hombres y mujeres nuevos en tu Resurrección. Gracias, Padre Dios, Tú siempre has escuchado a tu Hijo y así, vencedor de su muerte y de la nuestra, lo has resucitado.
Se rezan tres Padrenuestros.
Tomado de la Agencia Católica de Informaciones (Aciprensa)
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