Sin trabajo y con depresión: el drama de los jóvenes en la pandemia
Imegn referencial. Jóvenes buscan empleo en una feria, en agosto de 2019.
Flickr Secretaría de Juventudes
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Jenny Aguirre tiene 27 años y es contadora de profesión. A inicios de mayo de 2020 perdió su empleo cuando la fábrica textil en la que trabajaba redujo su personal a causa de la crisis económica por el Covid-19.
Aguirre dice que no fue la única colaboradora cesada. También fueron despedidos tres de sus compañeros que tenían entre 26 y 30 años de edad.
La joven también señala que hasta el momento no ha podido encontrar un trabajo que le ayude a solventar sus necesidades y las de su hijo de dos años.
Una de las soluciones que se ha planteado es crear una microempresa que brinde asesoría contable a empresas y a personas naturales. Sin embargo, no cuenta con el capital que le permita comenzar el negocio.
"Intentaré conseguir un crédito porque es la única alternativa que tengo".
Jenny Aguirre, contadora
Juan Altamirano vivió una situación similar. Fue despedido en junio de 2020 de la empresa maderera en la que trabajaba como asistente de Talento Humano.
A sus 25 años dice que espera conseguir un empleo en el corto plazo porque debe pagar el préstamo de la maestría que empezó a estudiar hace seis meses.
A pesar de que cuenta con el apoyo económico de sus padres, señala que "un empleo no es únicamente una fuente de ingresos económicos, sino también un espacio para adquirir responsabilidades".
El docente de la Universidad de las Universidad (UDLA), Wilson Guzmán, dice, con base en información del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) y del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), que alrededor de un millón de jóvenes, entre 21 y 30 años, no cuenta con un empleo adecuado.
Guzmán explica que, en diciembre de 2019, más de 127.000 jóvenes estaban en el desempleo. Es decir, el 41% de los 311.000 desempleados que hay en el país.
"A esta cifra hay que sumar los más de 108.000 jóvenes que han perdido su trabajo durante la crisis sanitaria, los que están en el subempleo y en el trabajo no remunerado", dice el docente.
La principal razón para que los jóvenes hayan perdido su empleo, dice Guzmán, tiene que ver con que las empresas prefieren mantener en sus nóminas a los trabajadores con experiencia.
El economista Alejandro Moreno sostiene que el Gobierno debe crear mecanismos que incentiven la contratación de jóvenes para que, por un lado, "puedan ganar experiencia laboral, pero también para que aporten con nuevos conocimientos".
Moreno sostiene que la pandemia del Covid-19 debe ser vista como una oportunidad para implementar políticas laborales de acuerdo a la realidad del país y de los jóvenes.
La Organización Mundial del Trabajo (OIT) calcula que durante los meses de confinamiento el 17 % de jóvenes de entre 18 y 29 años perdió su empleo en todo el mundo.
"Antes de la pandemia, el desempleo afectaba a 67,6 millones de jóvenes, ahora son 73 millones, lo que equivale a toda la población de Tailandia", dice el organismo.
El director general de la OIT, Guy Ryder, señala que "si el talento y la energía de los jóvenes son marginados por falta de oportunidades o de competencias, esto ocasionará un daño al futuro de todos nosotros y hará que sea mucho más difícil reconstruir una mejor economía posCovid”.
¿Las soluciones?
El docente de la UDLA, Wilson Guzmán, plantea dos soluciones para que los jóvenes tengan mayores oportunidades laborales:
- Salario mínimo diferenciado.
- Contratos por horas.
Guzmán dice que un joven, al no tener una amplia experiencia laboral, puede recibir un sueldo acorde al aporte que brinde a la empresa, con el objetivo de insertarse en el mercado laboral.
Con relación al contrato por horas, el economista Alejandro Moreno señala que un contrato por horas "ayudaría a que los jóvenes puedan tener un ingreso económico que les permita solventar sus necesidades, pero también tener tiempo para seguir preparándose académicamente".
Guzmán dice que estas opciones, si bien son "políticamente difíciles de implementar, son necesarias para paliar las consecuencias de la crisis".
A estas dos alternativas, Moreno suma una tercera: incentivos tributarios para las empresas que contraten a jóvenes.
Explica que, con esta medida, "el país vería reducida la tasa de desempleo y las empresas tendrían un alivio económico al no pagar algún impuesto".
Golpe psicológico
Un estudio de la Universidad San Francisco de Quito y de la Escuela Politécnica Nacional concluye que los millennials es el grupo más golpeado por la ansiedad y por la depresión en la pandemia.
Los millennials (personas nacidas entre 1981 y 1997) “son una generación solitaria por lo que, durante la pandemia, se ha vuelto aún más solitaria”, dice la encuesta aplicada a 3.879 personas en todo el país.
El estudio agrega que los millennials o jóvenes son quienes han acudido en mayor número a consultas médicas psiquiátricas desde que el coronavirus sacudió al mundo.
El resultado que proyecta el estudio es, entonces, que esta generación será la más golpeada psicológicamente por el Covid-19.
El docente de la Universidad San Francisco, Franklin Velasco, sostiene que “los millennials son una población sensible que tiende a mostrar cuadros de estrés y de depresión y más aún ante una crisis”.
El psicólogo David Jaramillo agrega que el golpe psicológico no se evidencia únicamente en los millennials, sino también en los adolescentes.
"Los adolescentes son psicológicamente más vulnerables durante una pandemia porque su entorno familiar, sus actividades y su vida social se ven alterados".
Es por eso que estos cambios "pueden desencadenar en estrés psicosocial, problemas familiares y problemas psicológicos como ansiedad y depresión", agrega Jaramillo.
Daniel P. terminó los estudios secundarios en junio de 2020. Nunca se imaginó que su graduación sería a través de una plataforma tecnológica.
"La graduación fue triste porque esperábamos despedirnos personalmente entre todos los estudiantes, los profesores y nuestro padres", dice Daniel.
Aunque ahora ya piensa en sus estudios universitarios, dice que "siempre tendremos tristeza por haber terminado el colegio sin el viaje que habíamos planificado".
Jaramillo dice que "el papel de los padres es fundamental para que los adolescentes y los jóvenes superen cualquier problema emocional que presenten".
Y recomienda a los adultos: empatía con las emociones de los adolescentes y de los jóvenes; rutinas y hábitos saludables; búsqueda de alternativas para el entretenimiento; y ejercicios en casa.
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