Puná, entre la destrucción del terremoto y los efectos del inverno
En la comuna de Campo Alegre, 67 damnificados duermen en viviendas con colapsos estructurales, 10 días después del terremoto. En Puerto Salinas, otra de las comunidades del Golfo de Guayaquil, se reportaron cuatro viviendas destruidas.
Dos hombres recogen destrozos una casa de Puerto Salinas, en el Golfo de Guayaquil, tras el terremoto del 18 de marzo.
Cortesía Alexis Lino
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Cuatro paredes de la casa se vinieron abajo. Ronald Cruz, de 48 años, reposaba en una hamaca cuando el “zumbido” y las sacudidas del terremoto lo levantaron.
Él entró a la vivienda a buscar a su madre y terminó con dos heridas en la cabeza. Se trata de uno de los 67 damnificados por el terremoto en Campo Alegre, en el centro de la isla Puná.
El terremoto del 18 de marzo de 2023 dejó 28 viviendas afectadas en ese recinto de la isla, ubicada en el Golfo de Guayaquil. Entre ellas, 12 casas sufrieron colapsos de dos y cuatro paredes, según los dirigentes de la comuna.
Después de 10 días del terremoto, los damnificados siguen viviendo en casas en riesgo, ya que carecen de otro lugar propicio en el cual acogerse mientras se concretan ayudas para la reconstrucción.
La comuna, ubicada en el corazón de Puná, se encuentra a 13 kilómetros del lugar del epicentro del terremoto de 6,5 de magnitud.
De hecho, es una de las poblaciones más cercanas a la localización del sismo en la costa este de Puná, cuya extensión es de 919 kilómetros cuadrados.
“Nos dijeron que la casa está en riesgo y que no podemos seguir viviendo aquí, pero no tenemos a donde ir”.
Ronald Cruz Gonzabay, damnificado de Campo Alegre, en Puná.
Herido tras el terremoto
El sismo no provocó muertes en las comunidades del Golfo de Guayaquil. Cruz cuenta que resultó con dos heridas en la cabeza porque tuvo que ingresar a casa a buscar a su mamá Mélida Gonzabay, de 74 años.
El bloque de una pared colapsada le golpeó en la cabeza. Y más tarde tuvieron que suturar dos heridas más cerca de su oreja izquierda.
Él siguió llamando a Mélida hasta que la encontró rezando, debajo de una mesa, cerca de la cocina, recuerda.
La casa de construcción mixta, con bloques de cemento y de arcilla sin enlucir, resultó con tres paredes colapsadas en la planta alta y otro muro en el suelo, en la planta baja.
“Las otras paredes quedaron cuarteadas, rajadas. Y las vigas están partidas, abiertas. Unas columnas las tengo aguantadas con puntales de madera”, cuenta Cruz, el único herido en Campo Alegre tras el sismo.
Aún no termina de recoger los destrozos porque ha tenido que salir a pescar y vender mariscos en otros recintos de Puná.
Algunos de sus vecinos terminaron de derrumbar paredes colapsadas y colocaron láminas de zinc para poder seguir viviendo en los inmuebles.
El Ministerio de Desarrollo Urbano y Vivienda (Miduvi) levantó el reporte de los daños. “Estamos buscando la forma de ir arreglando, pero a falta de recursos esperamos que las ayudas lleguen pronto”, dijo Cruz.
En el corazón de la isla Puná
A Campo Alegre se accede desde Posorja. El trayecto es de 10 a 15 minutos en lancha desde la costa continental, hasta Bellavista, en la isla Puná.
Y luego otro trayecto de 25 minutos en camioneta, por vías en pésimo estado. Se trata de uno de los recintos más grandes de la isla, con 285 casas y 1.727 habitantes.
Los aguajes e inundaciones que afectan en las últimas semanas a la isla triplicaron el tiempo de traslado por vía terrestre, dice Alexis Lino, presidente de la comuna Campo Alegre.
Por la trocha original, el trayecto es de solo siete minutos en camioneta, dice. “No se puede ir por ese carretero debido al invierno, estamos usando otro”, cuenta Lino.
“No tenemos un centro comunal o una iglesia en buen estado, en donde podamos albergar a los damnificados. Entonces siguen durmiendo en las mismas casas con destrozos”.
Alexis Lino, presidente de la comuna Campo Alegre.
La pesca y la recolección de conchas son las principales actividades de los pobladores. Lino registra visitas durante la última semana de Gestión de Riesgos del Municipio de Guayaquil, de la Secretaría Técnica Ecuador Crece Sin Desnutrición Infantil y de la Fundación Fernove.
Aquí se han repartido 117 kits de alimentos, pero él insiste en el abandono estatal.
“Estamos olvidados en lo social, en salud, vivienda y seguridad. La isla es una de las zonas de mayor producción acuícola de Ecuador, con al menos 12.000 hectáreas de camaroneras. Pero esos tributos no regresan a las comunidades”, asegura el dirigente.
¿Causas de colapsos?
El Municipio de Guayaquil informó de la destrucción de otras cuatro viviendas y colapsos parciales en la localidad de Puerto Salinas, en otra isla situada al norte de Puná.
Allan Hacay, director de Gestión de Riesgos de la Municipalidad, indicó que las del Golfo son en gran medida estructuras antiguas.
Además, a menudo los inmuebles se ubican en zonas de riesgo, lo que aumenta su vulnerabilidad, añadió.
“Las casas colapsadas en el Golfo de Guayaquil eran estructuras de más de 40 años, de construcción mixta y ubicadas en zonas de riesgo”.
Allan Hacay, director de Riesgos del Municipio de Guayaquil.
Andrés Sánchez, geólogo de la Dirección de Gestión de Riesgos, indicó que prevén emitir recomendaciones para mitigar nuevas afectaciones.
"Hemos detectado que también hubo un deslizamiento producto de la erosión del terreno en Puerto Salinas, por lo que la población cercana a la zona está más propensa a sufrir los estragos de otro sismo", sostuvo.
La Municipalidad realizó inspecciones y entregó asistencia humanitaria, según las novedades reportadas a la Sala Situacional de la Corporación para la Seguridad Ciudadana de Guayaquil (CSCG), desde donde se coordinó el protocolo de atención de emergencia.
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