La vida nocturna agoniza por la inseguridad en Guayaquil
La Asociación de Restaurantes de Guayas registra una disminución de 30% de ventas ante el nuevo estado de excepción. Bares y discotecas de Guayaquil piden reducir una hora el horario del toque de queda.
Una vista del interior del tradicional bar El Manantial de Urdesa, al norte de Guayaquil.
Alexander García / PRIMICIAS
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La vida nocturna en Guayaquil se resiste a sucumbir, pero el clima de inseguridad provoca contrastes. Restaurantes o bares con gran concurrencia de público reportan decenas de locales con pocas mesas ocupadas o, directamente, sin clientes.
La Asociación de Restaurantes de Guayas registra una disminución del 30% en sus ventas ante el estado de excepción de 60 días, que inició el 2 de abril en Guayaquil, Durán y Samborondón.
El toque de queda de 01:00 a 5:00 afecta a negocios de Urdesa, la Zona Rosa y Puerto Santa Ana, comprobó PRIMICIAS en un recorrido la noche del jueves 13 de abril de 2023.
Eduardo Castro, de 54 años, se resiste a permitir que la escalada de violencia cambie una tradición de casi tres décadas. Al menos una vez al mes se toma unas cervezas en Urdesa, al norte de la ciudad, con sus amigos.
A las 21:00 del jueves está solo en una mesa en el portal del tradicional bar El Manantial. Él toma la precaución de sentarse cerca a la salida del local, desde donde puede ver el trajinar de vehículos y transeúntes en la calle.
Pero también es el sitio desde donde vigila el tipo de personas que ingresan al bar.
"Me niego a permitir que el miedo me consuma. Es verdad que tomo precauciones, pero no voy a dejar de salir a despejar la mente".
Eduardo Castro, cliente de bar en Urdesa.
Contraste entre locales
A esa hora, El Manantial cuenta con solo cinco mesas ocupadas de 25 disponibles. Y los administradores dicen que por el toque de queda se ven obligados a cerrar a las 00:00, para alcanzar a limpiar y cerrar hasta que inicie el toque de queda, una hora después.
“La mayoría de clientes acostumbra a salir luego de las 22:00, lo que limita el tiempo de atención”, dice Samir Juez, administrador de El Manantial.
Allí reportan entre un 40 y 50% menos de clientes. Y habitualmente cierran hasta las 03:00, aunque antes del estado de excepción podían atender hasta las 04:00.
A menos de una cuadra, también sobre la avenida Víctor Emilio Estrada, el restaurante de alitas y costillas KG está abarrotado. Y una banda toca en vivo música de acordeón, sobre todo vallenato.
Marcos Fierro, de 23 años, esperaba con un amigo que se desocupara una de las 30 mesas del local. Se habían trasladado desde la cooperativa Juan Montalvo, al norte de Guayaquil.
"La inseguridad se ha extendido a toda la ciudad, pero en Urdesa aún te sientes un poco más tranquilo”, dijo Fierro.
Bares piden una hora más
La Asociación de Bares y Discotecas de Guayas pide que el toque de queda se reduzca de 02:00 a 05:00. Eso le brindaría a los negocios una hora más de atención.
Patricio Pareja, vocero del gremio que agrupa a más de 200 locales en la ciudad y a 500 en Guayas, informó que prevén integrar una mesa técnica con la Gobernación de Guayas el 17 de abril.
Nicolás Romero, presidente de la Asociación de Restaurantes de Guayas, aseguró que el nivel de afectaciones por el nivel de violencia varía según el negocio y sector. Pero en promedio se sitúa en un 30% por debajo de las ventas habituales.
Agregó que no solo se trata del estado de excepción sino de una situación que se viene agravando con el tiempo.
El deterioro gradual de las ventas del sector por el clima de inseguridad inició con las masacres carcelarias de 2021, apuntó.
“La falta de capacidad del Gobierno para controlar la delincuencia puede resultar a largo plazo tan catastrófica como el Covid-19”.
Nicolás Romero, Asociación de Restaurantes de Guayas.
La asociación agrupa a 450 negocios en Guayas. Romero dice que la contracción del consumo también comienza a registrarse en los restaurantes de La Puntilla (Samborondón), donde la relativa paz se rompió a finales de marzo, con un caso de sicariato en Plaza Lagos.
Vida nocturna en el centro
En Praga, discoteca de la Zona Rosa (centro de Guayaquil), tenían 15 empleados y tuvieron que suspender a ocho por el recorte de horarios del toque de queda.
Maylín Cárdenas, administradora de la discoteca, dijo que están alcanzando a lo sumo un 40% de las ventas habituales. El local tiene aforo para 150 personas, pero la noche del jueves atendieron a solo a 10 clientes.
La situación es distinta para una decena de restaurantes del sector turístico de Puerto Santa Ana (centro-norte). Las mesas en las terrazas de los locales lucen animadas y, en su mayoría, llenas de clientes.
En los restaurantes dicen que el estado de excepción ha disminuido hasta un 20% la concurrencia habitual. Pero hay negocios que de todos modos cerraban hasta después de la media noche, por lo que se ha mitigado el impacto del toque de queda.
Roberto Jiménez, de 28 años, disfrutaba con su novia de unas cervezas y piqueos el jueves.
“El patrullaje de la Policía (de turismo) es constante y el sector está lleno de guardias privados, te sientes más seguro y el ambiente es de comodidad”, dijo.
Pero a las 21:45, en tres de los locales los empleados comenzaron a poner las sillas sobre las mesas: se fueron quedando sin clientes.
Una publicación de la Embajada de Estados Unidos advertía de posibles atentados con bombas en múltiples lugares de la ciudad. Y entre las acciones recomendaba evitar las multitudes.
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