Huambaló: Un amor por la artesanía que nació de la decepción del volcán Tungurahua
Hace 27 años se popularizó la elaboración del mueble en esta parroquia de Pelileo, en la provincia de Tungurahua, con la creación del Centro Artesanal Huambaló (Cenarhu).
Al menos el 60% de los habitantes de la parroquia de Huambaló se dedica a la elaboración de los muebles artesanales.
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En Huambaló, 9.000 de sus 15.000 habitantes que hay en toda la parroquia están vinculados con el proceso de elaboración del mueble. El 40% restante no deja la agricultura y la ganadería, que son otras fuentes de sustento.
Esta parroquia está en el suroeste de Tungurahua, a 2.820 metros sobre el nivel del mar, y le separan 40 minutos de Ambato y 15 minutos de Pelileo, cantón al que pertenece.
Su historia de la elaboración del mueble empezó hace siete décadas. Pero hace 27 años empezaron a fortalecer la marca “Huambaló es muebles”. Las ferias han sido las mejores aliadas para darse a conocer en todo el país.
Son alrededor de 180 talleres y unos 80 almacenes que se ubican en todo el territorio de la parroquia, que aprovechan las fiestas y los feriados para promocionar sus productos.
A eso se suma que las redes sociales se han convertido en sus mejores aliados, mucho más en la época de la pandemia por el Covid-19.
Una tradición familiar
El canelo, laurel y cedro están entre las maderas preferidas de los artesanos. Para labrarlas, tallarlas y lacarlas muchos aún utilizan las herramientas heredadas por los padres.
Eso hace que los muebles sean especiales, asegura Xavier Moncayo, presidente del Comité Permanente de la Feria del Mueble y la Productividad.
Antes de la elaboración de muebles, esta parroquia se dedicaba a la agricultura. En sus tierras se producen frutas, como manzanas, claudias, peras, babacos; además de hortalizas, legumbres y tubérculos.
Sin embargo, las constantes caídas de cenizas del volcán Tungurahua los hizo cambiar de actividad.
Huambaló se levanta en las faldas del volcán, que fue declarado inactivo por la Secretaría de Gestión de Riesgos (SGR) desde 1998.
Por el año de 1953, los hermanos Ulpiano y Abelardo Paredes dejaron de a poco la agricultura y empezaron a confeccionar los primeros muebles de sala y sillas un poco rústicos.
Después les siguieron los esposos Humberto Aguirre y Ana María Rodríguez, quienes tomaron la iniciativa de montar el primer taller, en el que se formaron después a los ebanistas que ahora heredan la tradición.
Ana María se jubiló, pero aún mantiene su almacén. Ella recuerda que se capacitaron en Guayaquil y que cuando retornaron compartieron sus conocimientos.
Su taller fue un centro de enseñanza, de donde salieron los artesanos que convirtieron a la parroquia en un referente en la elaboración del mueble. Su esposo murió, pero ella sigue con el legado.
Contó que estaban desmotivados de la agricultura porque las cenizas de la ‘Mama Tungurahua’ quemaban todo a su paso cuando se ‘enojaba’.
Y decidieron apostar por la elaboración de muebles. No se arrepiente, porque asegura que pudo ayudar a sus coterráneos a buscar alternativas para prosperar.
Para todos los gustos
En la parroquia trabajaban hombres y mujeres en la ebanistería y tapizado. Xavier Moncayo recuerda que en pandemia las ventas disminuyeron en gran porcentaje, al punto que para subsistir la mayoría de los artesanos regresó al campo.
Antes de 2019, las ventas alcanzaban hasta USD 5 millones anuales con las ferias y en la actualidad se están recuperando. Se estima que cada mes, un almacén puede vender hasta USD 30.000, según el presidente.
En esta ocasión la feria se la ha denominado 'Temporada Memorable' Noviembre 2023.
En la parroquia se organizó un Comité Permanente de la Feria del Mueble y la Productividad para que cada año organice la actividad, que les ha permitido expandirse y dar a conocer el trabajo de una comunidad que le hizo frente a las adversidades que les causaba el volcán.
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