En Ecuador se reparte hidroxicloroquina a pesar de los riesgos
Doctores en Guayaquil toman una muestra a una paciente sospechosa de Covid-19, el 29 de abril.
Reuters
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Entre las mayores preocupaciones de la comunidad científica mundial está la falta de un tratamiento específico que pueda aplicarse a los millones de pacientes de Covid-19.
A pesar de no existir evidencia médica que demuestre la eficacia de medicamentos para prevenir o controlar la enfermedad, han surgido una serie de tratamientos promocionados en redes y hasta por presidentes.
Uno de los más difundidos es el uso de hidroxicloroquina, un medicamento que sirve, sobre todo, para tratar la malaria y algunas condiciones autoinmunes, como el lupus, pero que puede resultar dañino para pacientes con coronavirus.
El viceministro de Salud, Xavier Solórzano, dijo a PRIMICIAS que el Ministerio de Salud "decidió instruir a los hospitales para que no utilicen hidroxicloroquina como tratamiento para Covid-19".
"La decisión se basa en la evidencia científica recopilada por otros países y por nuestros médicos, como el equipo del hospital Eugenio Espejo", agregó Solórzano.
El Ministerio también informó que "el equipo de especialistas en medicina crítica del hospital de Especialidades Eugenio Espejo, de Quito, ha abandonado el uso de este tratamiento para Covid-19, con el objetivo de salvaguardar la vida de los pacientes que son atendidos en esta casa de salud".
Varios colectivos sociales benéficos creados en Ecuador a raíz de la llegada de la pandemia han donado miles de dosis de hidroxicloroquina a lo largo del país, aduciendo que el medicamento ayuda a superar la enfermedad.
El Comité Especial de Emergencia por Coronavirus en Guayaquil, por ejemplo, distribuyó en las últimas semanas 6.000 dosis en los hospitales públicos y clínicas privadas de la ciudad.
"Este lote se suma a las 5.000 primeras dosis que se entregaron a inicios de abril", señaló la organización en un comunicado.
El Comité, liderado por el exalcalde Jaime Nebot, puntualizó que el fármaco solo se administra a pacientes en etapas iniciales de coronavirus y no pacientes que están en cuidados intensivos.
Las dosis también fueron entregadas a los municipios de Quito, Santo Domingo de los Tsáchilas y de Los Ríos.
Otro colectivo que ha donado hidroxicloroquina es Salvar Vidas, encabezado por el líder político Guillermo Lasso.
En un comunicado, la organización dijo que ha distribuido "915.000 pastillas que servirán para atender a 45.750 pacientes en 212 hospitales y centros de Salud de 166 cantones del país".
Salvar Vidas aclaró que "este medicamento será entregado gratuitamente y solo bajo prescripción del médico tratante".
Una esperanza fallida
El presidente de la Sociedad de Cardiología de Ecuador, Diego Serrano, explicó que "durante los primeros días de la pandemia, grupos de médicos realizaron ensayos en laboratorios que dieron buenos resultados, pero al aplicar el medicamento en grupos más grandes no hubo ninguna mejoría".
La alta demanda mundial de hidroxicloroquina, tras los rumores de que podía curar o mejorar las condiciones de los pacientes de Covid-19, elevó la demanda y produjo desabastecimiento en varios países, incluido Ecuador.
Hasta presidentes como Donald Trump, de Estados Unidos, y Jair Bolsonaro, de Brasil, la recomendaron, sin tener evidencia sobre su efectividad o sus efectos secundarios.
Tanto que los investigadores se vieron en la obligación de realizar más estudios para conocer el impacto de su aplicación en pacientes con Covid-19.
Mortal cóctel con antibióticos
Un estudio de la Universidad de Harvard, difundido por la revista especializada The Lancet, concluyó lo que la comunidad científica temía: los pacientes que toman este fármaco tienen una "mayor tasa de mortalidad".
Los resultados indicaron que aquellas personas que recibieron hidroxicloroquina tuvieron 33% mayor riesgo de morir que los que no tomaron el medicamento.
El riesgo se incrementó un 44% en aquellas personas que tomaron hidroxicloroquina junto con el antibiótico azitromicina o claritromicina.
El estudio de Harvard, informó la revista, se llevó a cabo en 96.032 pacientes hospitalizados en 671 casas de salud del mundo.
La publicación obligó a que la Organización Mundial de la Salud (OMS) suspendiera temporalmente las pruebas que venía realizando para medir la eficacia de la hidroxicloroquina.
La Organización Panamericana de la Salud también se hizo eco de las advertencias y dijo que "no hay evidencia de buena calidad" que demuestre que la hidroxicloroquina sea eficaz contra el coronavirus.
Es por eso que pidió a los gobiernos prevenir la automedicación, pues "el uso de cloroquina o hidroxicloroquina sin seguir las directrices y las recomendaciones vigentes puede tener efectos adversos, entre ellos una enfermedad grave y la muerte".
En Francia, el Alto Consejo de Salud Pública no apoya la utilización de este medicamento para el tratamiento de Covid-19, al igual que la Agencia del Medicamentos, que activó el procedimiento para suspender los ensayos clínicos.
Peligro de arritmia
El cardiólogo Diego Serrano advierte que la administración de hidroxicloroquina, sin supervisión médica, puede producir arritmias cardíacas y derivar en una muerte súbita del paciente.
Ante los recientes estudios científicos, Serrano señaló que el medicamento no se debe utilizar en ningún paciente con Covid-19.
El epidemiólogo Francisco Pérez dice que "el país cuenta con suficiente evidencia científica que comprueba que el uso de hidroxicloroquina aumenta la tasa de mortalidad en pacientes de Covid-19".
El médico sostuvo que "políticos como Trump han ocasionado una alta demanda de este medicamento porque se han pronunciado irresponsablemente, sin evidencia, sobre sus supuestos beneficios".
Pérez dijo, además, que los médicos deben evaluar los síntomas de cada paciente para aplicar un tratamiento que responda a sus necesidades particulares.
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