El 66% de niñas y adolescentes en Ecuador vive en condiciones de hacinamiento
Las condiciones en las que viven las niñas y adolescentes empeoraron por la crisis ocasionada por el Covid-19, según un estudio del Programa Mundial de Alimentos.
Una mujer y un menor de edad piden una ayuda económica en Cuenca, el 26 de junio de 2020.
API.
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Las niñas y las adolescentes se han convertido en uno de los grupos sociales más golpeados por la crisis económica que vive el país. Esas son algunas revelaciones de la Encuesta Análisis Rápido de Género, elaborado en julio de 2021 por el Programa Mundial de Alimentos, la Organización no gubernamental CARE, el Plan International y World Vision.
Uno de los datos más preocupantes que revela el estudio, en el que participaron 1.507 niñas y adolescentes de todo el país, tiene que ver con las condiciones críticas en las que vive este segmento de la población tras 19 meses de pandemia.
Los resultados del informe señalan que el 66% de las niñas y adolescentes ecuatorianas vive en condiciones de hacinamiento. Y eso las deja más expuestas a otros problemas como la violencia sexual, el embarazo adolescente, la malnutrición y la deserción escolar.
En el 29% de hogares con cinco o más miembros hay una sola habitación destinada a dormitorio y esta debe compartirse entre sus integrantes, entre los que se incluye al menos una niña o adolescente. Además, en otro 37% de hogares con más de cinco miembros hay solo dos habitaciones destinadas a dormitorios.
El informe agrega que el 36,38% de viviendas está en "condiciones precarias de habitabilidad. Los pisos son de tierra o cemento y los techos tienen remiendos y cae agua cuando llueve".
A esto se suma que el 28% de estas familias no cuenta con agua potable y accede a este recurso a través de mangueras, tanqueros, pozos o de la lluvia.
La encuesta asegura que la pobreza, derivada de la falta de empleo, es la causa que origina este problema que se expresa con mayor intensidad en las zonas rurales del país.
"El 34% de las niñas y las adolescentes de hasta 17 años vive en hogares en situación de pobreza por ingresos, porcentaje que llega al 51% en el caso de las que viven en el área rural", explica el estudio.
Violencia sexual y mala alimentación
Otro problema que afrontan las niñas y adolescentes ecuatorianas es el de la violencia sexual. Según la Encuesta Análisis Rápido de Género, "el 12% de niñas de entre 10 y 19 años ha estado embarazada al menos una vez. Ecuador reconoce que el 80% de los embarazos adolescentes son consecuencia de abusos sexuales".
Más de la mitad de las encuestadas dijo que tuvo su primera relación sexual entre los 14 y los 16 años. Algunas incluso entre los 10 y 12 años de edad.
Por eso, dice el estudio, Ecuador se ha convertido en uno de los países de América Latina con mayor tasa de embarazos infantiles: 111 por cada 1.000 niñas y adolescentes de entre 15 y 19 años.
El informe señala que las niñas y adolescentes que son madres también enfrentan problemas para acceder a alimentos nutritivos que garanticen la salud de sus hijos. "El 50% de los recién nacidos y hasta los cuatro meses de edad consumen coladas, aguas aromáticas o papillas, lo que contribuye al aumento de riesgo de desnutrición infantil".
En esa misma línea, el informe dice que apenas el 7% de niñas y adolescentes tiene acceso a cinco comidas diarias. El 76% puede comer tres veces y el 17% solo puede comer entre una y dos veces al día.
Y no siempre son alimentos nutritivos. Son alimentos procesados o con altas concentraciones de azúcar y grasas que, a su vez, pueden derivar en sobrepeso u obesidad.
Abandono escolar
La deserción escolar es otra de las consecuencias que ha dejado la pandemia del Covid-19. Según la Encuesta Análisis Rápido de Género, el 26% de las niñas y adolescentes entrevistadas ha abandonado sus estudios desde marzo de 2020.
La principal razón es la falta de recursos económicos para comprar útiles escolares y dispositivos electrónicos necesarios para recibir clases virtuales. Aunque también hay estudiantes que asisten a la escuela de manera irregular porque deben trabajar junto a sus padres.
Este problema es más evidente entre las adolescentes de 16 a 18 años. "El 37% de ellas no
estudia de manera normal, frente al 21% de quienes tiene entre nueve y 15 años".
El informe también dice que el 35,7% de las niñas y adolescentes encuestadas afirma que conoce al menos un amigo que dejó de estudiar. "Esto es un claro ejemplo de que la deserción estudiantil es un elemento que ha marcado de manera contundente el escenario de la educación durante la pandemia", finaliza el estudio.
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