Hacinamiento y pobreza dificultan la cuarentena en Guayaquil
Un adulto mayor y un niño pasean en bicicleta en la zona de Ciudad de Dios en Guayaquil, el 3 de abril de 2020.
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En la avenida Causarina, noroeste de Guayaquil, hay un sector denominado la Entrada de la 8. Es una zona de 15 cuadras repleta de tiendas de alimentos, farmacias y ferreterías.
Muy cerca de allí vive Inés Haro, madre soltera con tres hijos. Ellos habitan en una vivienda de menos de 50 metros cuadrados, junto a dos personas más.
Haro y su familia son un ejemplo del hacinamiento existente en Guayaquil. En esa ciudad, cerca del 16,6% de la población vive bajo esta condiciones, en casas precarias que no superan los 60 metros cuadrados, según el Instituto Ecuatoriano de Estadísticas y Censos (INEC).
Se considera hacinamiento, explica la arquitecta Daniela Hidalgo, cuando una familia de más de tres personas habita en una vivienda con un solo dormitorio. "A veces encontramos casos de hasta tres familias, con nueve integrantes, en casas sin patio ni ventilación", añade la docente de la Universidad de Especialidades Espíritu Santo (UEES).
En espacios reducidos y viviendas precarias, dice Hidalgo, es muy complicado que una persona cumpla una cuarentena. "Se reproducen patrones de violencia, aburrimiento y estrés", señala.
Inés Haro, por ejemplo, dice que desde que se aplicaron las restricciones de movilidad le ha costado quedarse en casa. "Solo tenemos una cama y un mueble, así es difícil".
Entre el calor y el Covid-19
Los únicos datos oficiales sobre el hacinamiento son de 2014 y pertenecen a la Encuesta de Condiciones Vida del INEC.
Según esta encuesta, la Zona 8, que comprende Guayaquil, Durán y Samborondón, ocupa el segundo lugar de hacinamiento en el país. Precisamente estos cantones tienen una gran cantidad de contagios de Covid-19. Hasta el 3 de abril suman 1.913 casos.
Hidalgo explica que en estos cantones ha faltado planificación urbanística, tanto de la autoridad como de la empresa privada, además de las invasiones.
Monte Sinaí, Ciudad de Dios o Isla Trinitaria son barrios considerados invasiones. En toda la ciudad hay al menos 22 asentamientos irregulares, según datos oficiales de 2019.
En el caso del Suburbio de Guayaquil, las viviendas son hechas de bloques de cemento, lo que impide la entrada y salida de aire. También abundan los techos de zinc, un material económico pero más caluroso.
Para el psicólogo Carlos Tutivén, las condiciones de vida material son precarias en las zonas populares de la ciudad. "Es complejo pedirles que cumplan el toque de queda si viven en una casa calurosa".
La angustia de la economía informal
César Cárdenas, director del Observatorio Ciudadano de Servicios Públicos de Guayaquil, opina que el hacinamiento es el problema menos grave en la emergencia sanitaria.
"Debemos preocuparnos por los comerciantes, albañiles y manicuristas y otros trabajadores autónomos que no han podido salir a trabajar", dice Cárdenas.
Un estudio del Observatorio refleja que el 41,6% de los encuestados trabaja de manera informal. "Viven angustiados porque no saben cómo pagarán el alquiler o comprarán la comida", expresa Cárdenas.
El psicólogo Tutivén explica que en Guayaquil existe una economía del regateo. "La matriz cultural de la ciudad está ligada al comercio informal y a la sobrevivencia diaria".
En la ciudad más de 258.000 personas sufren pobreza extrema, indican datos del INEC de 2019. Para aliviar la situación de estos ciudadanos, el Gobierno ha desplegado la entrega de raciones alimenticias. Hasta el momento ha repartido casi 300.000 canastas, la mayoría en Guayas.
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