Guayaquil aún lucha por aumentar sus espacios verdes
Desde el Municipio se asegura que Guayaquil cumple con la recomendación de nueve metros cuadrados de áreas verdes por habitante de la OMS. Expertos cuestionan esos números.
Vista aérea sobre el crecimiento urbanístico de Guayaquil, el 19 de diciembre de 2020.
Tomado de Google Earth
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"Guayaquil es una ciudad demasiado gris", expresa José Cabrera, ciclista urbano de 33 años. No se trata de un problema meramente estético —opina— sino que eso dificulta la circulación de sus ciudadanos por medios distintos a los vehículos motorizados.
"Faltan árboles y áreas verdes que ayuden a purificar el aire y a dar sombras, una función que no cumplen las palmeras, los árboles favoritos de nuestra administración local".
José Cabrera, ciudadano guayaquileño.
Para que un lugar sea considerado amigable con el ambiente, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima un mínimo de nueve metros cuadrados de área verde por habitante.
Pese a ello, el índice Verde Urbano elaborado por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) mostró que en 2010, Guayaquil tenía 1,12 metros cuadrados de área verde por habitante.
Dos años después, el INEC volvió a realizar el estudio, pero el Municipio no proporcionó información, por lo que no se reportan datos de 2012.
Las cifras de la Dirección de Áreas Verdes del cabildo, de 2019, en cambio, se contradecían con el último registro del INEC. Abel Pesantes, director de esa unidad, dijo que la cifra en Guayaquil incluso superaba lo estimado por la OMS: 9,5 metros cuadrados por habitante.
En ese entonces, fundación La Iguana cuestionó las cifras del Municipio. Según la organización, partiendo del índice del INEC en 2010, las áreas verdes se debieron haber incrementado en un 813% en ocho años, para alcanzar ese número.
Este incremento no parece probable, tras realizar un recorrido por la ciudad.
En eso coincide la arquitecta guayaquileña Elvira Plaza, quien opina que la cifra está bastante manipulada. “La falta de árboles y espacios públicos verdes en Guayaquil es alarmante. Es tan irracional que en una ciudad tropical tengamos que rogar por vegetación”.
Además, la arquitecta recuerda un dato del experto Guillermo Peñalosa sobre la ciudad. El asesor urbano de origen colombiano mencionó, en 2019, que Guayaquil tiene aproximadamente 66.000 árboles (sin contar bosques) cuando debería tener 500.000. "La deficiencia es grave", sentencia Plaza.
Sin visión ni planificación
La arquitecta Elvira Plaza señala un problema principal como origen: “somos una ciudad que creció ‘en contra’ de su naturaleza”. Como ejemplo, menciona que se rellenaron los esteros y se bajaron cerros para el crecimiento urbano, y no se pensó en adaptar la ciudad a esa naturaleza.
Menciona una práctica común en Guayaquil: terrenos con árboles se aplanan y luego se vuelven a poner los árboles. Eso fue lo que sucedió cuando construyeron el Parque Samanes, en el norte de la urbe. “Aplanaron una reserva natural”, dice.
Estas malas decisiones tendrían que ver con una falta de visión y planificación urbana, algo que algunos expertos criticaron a lo largo de administración del exalcalde Jaime Nebot Saadi.
“Después nos asombramos por qué nos inundamos y nos morimos del calor. Eso debe cambiar, con el calentamiento global no tenemos opción”, dice Plaza.
La experta enlista algunos de los principales beneficios de arborizar:
- Refresca el clima de la ciudad
- Ayuda a absorber el agua, por lo que previene inundaciones
- Mejora la calidad de aire
- Da bienestar físico y mental a los ciudadanos
Por otro lado, señala que la poca vegetación que existe en la ciudad sufre falta de mantenimiento por parte del Municipio.
"He visto cómo han talado decenas de árboles antiguos con la excusa de que están enfermos. No se hacen responsables de mantener sano el patrimonio natural de la ciudad".
Elvira Plaza, arquitecta.
Para Plaza, la conclusión es indiscutible: "Necesitamos una arborización masiva. Y necesitamos espacios públicos, con naturaleza de calidad".
Propuestas pendientes
Una de las propuestas de Cynthia Viteri —durante su campaña— fue promover medidas que fortalezcan el ecosistema de Guayaquil y que la ciudad se convierta en un referente ecológico.
“Eso es parte de mi sueño en Guayaquil, que Guayaquil sea inteligente y verde”, dijo la actual alcaldesa en un encuentro con ciudadanos en 2019.
Según el Municipio, en algunos puntos de Guayaquil se han reemplazado las polémicas palmas por árboles nativos. Pero hay un plan para sembrar especies, como roble, tecoma, caoba, guayacanes amarillos y rosados y olivos negros. El presupuesto para esto es de USD 8 millones.
Además, en marzo de 2020, el Municipio de Guayaquil presentó junto con el CAF, banco de desarrollo de América Latina, la propuesta Plan de Manejo de Áreas Verdes y Árboles Urbanos de Guayaquil.
El objetivo del plan fue el diagnóstico de espacios verdes para uso público y árboles en la ciudad, así como el diseño de un plan de manejo de áreas verdes. Según información del CAF, el estudio se desarrollaría en 15 meses.
Sin embargo, Guayaquil sigue siendo una ciudad gris para muchos ciudadanos. Además expertos, como Plaza y Peñalosa, saben que aún quedan muchos árboles por plantar para que la ciudad logre ser una urbe verdaderamente ecológica.
"Vivimos en un clima privilegiado, creo que tenemos el mejor clima del mundo, lo que pasa es que nos cocinamos del calor por falta de áreas verdes", concluye Plaza.
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