10 años de fugas y asesinatos antecedieron a la peor masacre carcelaria
Para la Policía Nacional y el Gobierno, la crisis carcelaria va más allá de una pelea entre grupos delictivos por controlar los centros de reclusión.
Presos de la cárcel de Guayaquil intentaban escapar de la violencia entre bandas.
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De acuerdo con la tesis oficial, la masacre de 79 internos en cuatro cárceles del país el 23 febrero, responde a una lógica propia del crimen organizado.
Según las autoridades, desde 2010 en Ecuador empezó a desarrollarse un escenario de disputas por el dominio de los espacios de delincuencia, sobre todo, los que tienen que ver con el narcotráfico.
Patricio Pazmiño, ministro de Gobierno, expuso ante la Asamblea Nacional 15 hechos que tienen relación con el tráfico de sustancias sujetas a fiscalización y con los grupos delictivos ecuatorianos que han intentado apropiarse del negocio de las drogas ilegales.
La crisis empezó cuando comenzaron a formarse vínculos entre la desaparecida narcoguerrilla colombiana de las FARC y los cárteles mexicanos con las organizaciones criminales ecuatorianas.
Y siguió con diferentes grupos intentando hacerse al mando de esta actividad. Durante estos años, varios líderes criminales han sido capturados y asesinados.
Finalmente, el liderazgo lo ganó la banda conocida como 'Los Choneros' y eso produjo una especie de 'estabilidad' durante varios años. Sin embargo, el asesinato del líder de la banda, alias 'Rasquiña', desató una guerra.
Estos son los hechos que rodean este escenario:
El 10% de la Policía, en las cárceles
El 27% de los 38.693 presos que tienen las cárceles ecuatorianas fueron detenidos por causas asociadas al tráfico de drogas. Es decir, de una u otra forma, podrían tener conexiones con las organizaciones criminales que están en guerra.
Sin embargo, el Servicio de Rehabilitación Social (SNAI) no tiene los suficientes recursos económicos y humanos para controlar a tal cantidad de bandas y de prisioneros.
Según el cálculo del SNAI, se requieren al menos 3.800 agentes de seguridad penitenciaria. Pero, al momento, solo hay 1.460.
Por esta razón, desde 2014, tras un acuerdo interministerial entre los extintos ministerios de Justicia y del Interior, la Policía Nacional apoya la labor del cuerpo de agentes penitenciarios.
La Policía está a cargo del control de ingreso a las cárceles y del perímetro exterior del esquema de seguridad de los centros penitenciarios.
Patricio Carrillo, comandante de la Policía, explicó que según esta división de funciones, la Policía es la última línea de control de las cárceles. Sin embargo, cuando se desatan las crisis violentas, debe asumir el control total.
Normalmente, la Policía tiene cerca de 3.000 uniformados asignados al control carcelario:
- 1.750 policías para la seguridad perimetral.
- 1.200 agentes para el control de arrestos domiciliarios.
Y, en este momento, a raíz de la crisis, 1.200 uniformados más han sido asignados a las cárceles. Actualmente, cerca del 10% de la Policía está dedicada a estas tareas.
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