La fiebre de los ecuatorianos por las compras llega a Colombia
En tours o en autos propios, los ciudadanos viajan a Ipiales y Pasto, en Colombia, para hacer sus compras. Dicen que el cambio del dólar al peso los beneficia. Ellos cuentan anécdotas y dan algunas recomendaciones por estas fechas.
Édison Catagña sale del supermercado Alkosto, con un coche lleno de compras.
Emerson Rubio / PRIMICIAS
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Es miércoles mediodía. El centro de Pasto, en Colombia, luce caótico. Hay bulla. Pitos. Gritos. Los baches en las calles martillan las llantas de los vehículos. Las motos, cientos de ellas, se escabullen entre los buses. Pero eso a los ecuatorianos no les importa. Las compras sí.
El peso colombiano está devaluado: USD 1 son 4.700 pesos, aproximadamente, lo que significa -dicen- que hay que aprovechar, sobre todo, cuando se acerca la Navidad.
Llegar a Pasto desde Ecuador supone un largo viaje. Una travesía por tierra en carros, buses o hay quienes prefieren pagar hasta USD 100 en tours de compras (en furgonetas) que salen desde diferentes partes del país: Santa Elena, Guayaquil, Ibarra, de Quito.
Si el punto de partida es la capital, los turistas deben atravesar las provincias de Imbabura y Carchi hasta llegar al puente de Rumichaca, el principal paso vial entre Ecuador y Colombia. El viaje hasta allí tarda unas seis horas en auto y hay que pagar USD 4,60 en peajes.
En la frontera, algunos cambian los dólares por pesos a quienes agitan los billetes en la carretera. Otros se estacionan donde quieren para preguntar por el Seguro Obligatorio de Accidentes de Tránsito (Soat), desayunan o solo estiran las piernas.
Una aventura en pesos
Al cruzar el puente, después de cinco minutos, se pierde la señal celular. Y desde ahí hay que recorrer 85 kilómetros hacia Pasto.
En el camino, aparecen moteles, puestos de comida, montallantas -o vulcanizadoras-, un sauna sucio, unos seis radares de control de velocidad, letreros que anuncian las ofertas de los centros comerciales y otro peaje en el que se paga 12.300 pesos.
Dos horas después, al entrar en Pasto se descubre una ciudad de muchas casas y pocos edificios residenciales. Son 392.930 habitantes. Pero parecen más, pues en el centro hay gente por todos lados: en los parques, en las veredas, en las calles, en motos.
Pero da igual. Las compras son la prioridad.
Según la Cámara de Comercio de Pasto, llegan hasta 10.000 visitantes en días normales. En feriados, el número aumenta hasta 30.000.
La primera parada es en el centro comercial Único. Un 'outlet' donde las tiendas ofrecen rebajas y promociones. Hay un extenso patio de comidas y el parqueadero no tiene costo. Es uno de los más visitados por los ecuatorianos.
Allí hay tres maneras de reconocer a los compatriotas:
- Por la placa del carro.
- Porque llevan varias fundas o maletas.
- Porque hacen una pregunta: "¿Cuánto me cuesta esto en dólares?".
Algunos no disimulan. Andan con la calculadora del celular lista para dividir, restar, sumar, multiplicar. Todo sea por ahorrarse unos pesitos (o dolaritos).
Sebastián Salazar, de 40 años, sale del centro comercial con algunas fundas. Y se sube en un carro cuya placa delata que es pichinchano. "En las cosas importadas no veo ninguna ventaja, pero sí en las colombianas", asegura mientras acomoda las bolsas en el estacionamiento.
Único, el outlet, no es muy grande. Pero tiene tiendas de todo tipo. Hay zapatos que cuestan 160.000 pesos (USD 35), ropa, celulares, comida, árboles de navidad, chaquetas, visores para piscina, hasta camisetas polo a 45.000 pesos (USD 10).
Viajan durante horas
Por sus pasillos caminan Óscar Tinoco, de 58 años, y Pilar Muñoz, de 54.
Los dos viajaron en un tour, que incluye hotel y comida, desde la península de Santa Elena. Pagaron USD 80 cada uno. Salieron a las 14:00 del martes y llegaron a Pasto a las 06:00 del miércoles. "Pero vale la pena", afirman.
Óscar suelta sin titubear que "no hay mucha plata", pero los precios en aquel lugar son convenientes. El décimo tercero (o aguinaldo) también le ha dado un respiro para acceder al tour en el que viajaron, al menos, 15 personas, detalla.
Pilar lleva una bolsita de Studio F, una marca colombiana. "Las compras son muy buenas si nos fijamos en la calidad", asiente. Y pone como ejemplo los brasieres de Leonisa: "Aquí cuestan USD 10 o 12 y en Ecuador más de USD 35".
Expectativa de precios bajos
Los ofertas de tours en los que viajan los ecuatorianos aparecen en las redes. "Compras en Pasto e Ipiales y Lajas desde Ecuador. Dos días y una noche", reza una las publicidades.
Juan Rivadeneira, director ejecutivo de la Cámara de Comercio de Quito, explica que la dinámica de que los ecuatorianos vayan a Colombia se da principalmente por el tipo de cambio de la moneda.
Este año, el peso ha llegado a su devaluación máxima y eso ha generado una expectativa de precios más bajos. Sin embargo, esto se da solo en algunos productos, sin tomar en cuenta que Colombia vive un proceso inflacionario importante.
"Existe un incentivo para realizar los viajes a Pasto que se activan en ciertas fechas".
Juan Rivadeneira
Cuidado con los arranchadores
A unos kilómetros de Único está situado el supermercado Alkosto, que también forma parte de la lista de los lugares que recorren los visitantes. Entre las repisas abarrotadas de productos, caminan Édison Moreira y Mónica López, dos comerciantes guayaquileños.
Viajaron 16 horas en un tour. Pero ya están acostumbrados. "Siempre venimos a hacer compras, porque sale muy económico. La ropa, el café, comida. Sin embargo, hay cosas que uno encuentra en Ecuador al mismo precio", reconoce Mónica.
Mientras pasea con el coche metálico lleno de tarros de café, ella asegura que pagaron USD 100 por el tour, cada uno, y da unos tips para los viajeros:
- Pagar con tarjeta de débito o crédito es una buena opción, por la seguridad y por el cambio directo con el banco.
- No caminar con bolsos o carteras por el centro de Pasto porque hay delincuentes que los arranchan.
Édison, por otro lado, confirma que no todos los productos son más baratos, que en los supermercados cambian los valores constantemente cuando sube o baja el peso. Y que el Impuesto al valor agregado (IVA) se mantiene en 19%.
Pero algunas cosas sí vale la pena comprar en Pasto, afirma Édison Catagña, de 37 años, quien sale del local con un coche en el que sobresale el papel higiénico.
Hizo compras y gastó USD 400. En Quito, la cuenta le hubiese salido en USD 600, dice. Él lleva alimento para perros, detergente, un regalo de Navidad para su sobrina. Y más.
"Aprovecho esta época porque hay descuentos y promociones".
Édison Catagña, viajero.
Se va contento. Dice que en la frontera, al cruzar el puente, no tendrá problemas. No lleva grandes televisores ni tampoco alguna cosa que exija el pago de impuestos en la Aduana.
Sí hay productos que son permitidos, como ropa, alimentos, joyas, bisuterías, entre otros.
Regalos para Navidad
Al otro lado de la ciudad se levanta un centro comercial llamado Unicentro. Hay más locales. Más gente. Más caché. Al menos eso dicen quienes lo recorren de lado a lado.
En este, el parqueadero sí tiene un costo. Además, cuenta con el supermercado Jumbo, donde las personas hacen filas enormes para pagar en cajas.
"Las fechas en las que las personas más viajan son en los feriados, entrada a clases de la región Sierra y Navidad".
Juan Rivadeneira, director ejecutivo de la CCQ
Entre el tumulto aparece María del Carmen Chango, de 63 años, una quiteña que busca regalos para sus seis nietos. "Me pareció excelente la atención", dice.
A unos pasos de allí, Fernando Velásquez lleva una maleta de 23 kilos. Pagó USD 25 para llegar en bus a Pasto desde Portoviejo, en Manabí. Tardó 14 horas. Pero los zapatos de cuero que se compró son de tan buena calidad que la espera vale la pena, dice.
Incluso, cuenta una anécdota que le pasó al tomar un taxi. En un descuido, se le cayó el celular. Cuando pensó que lo había perdido, apareció el taxista para devolvérselo.
Cuando cae la noche, el movimiento no se detiene en Pasto. Hasta las 23:00, cuando en el centro todo parece haber muerto. "Es mejor que no camine por allí", dice la recepcionista del hotel, tras confirmar que no hay una sola habitación disponible.
"Este fin de semana habrá más ecuatorianos", vaticina.
En Ipiales también hay movimiento
De vuelta por Ipiales, el local más visitado es Éxito, un supermercado en el que está Karina Maya, quiteña de 47 años. "No vine exclusivamente a hacer compras. Solo estaba de pasada, pero aprovecho para llevar algunas cositas", dice la mujer.
Ella confirma que los precios son más altos que en Pasto, por la cercanía con la frontera. Y, sin embargo, en el parqueadero de ese lugar entran y salen los carros con placas ecuatorianas.
Pasado el mediodía, hay una fila de autos que esperan ser revisados por la Aduana. A unos les frenan, a otros no. Un agente, parado en el cruce de Rumichaca, mira por las ventanas, se detiene, observa el rostro del conductor y dice: "¡Siga!". De vuelta a Ecuador.
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