Boletas de auxilio no garantizan la seguridad de las víctimas de agresión
El asesinato de una mujer a manos de su pareja o expareja es la punta del iceberg de una escalada de violencia que puede empezar con un insulto.
El 2 de febrero de 2021, un plantón exigió justicia en casos de asesinato y femicidio ocurridos en Ecuador.
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Febrero de 2022 empezó con un nuevo caso de femicidio en Ecuador. Johanna Guayguacundo fue asesinada presuntamente por su expareja en el sector de Calderón, en el norte de Quito. Ella era periodista.
Las investigaciones de la Fiscalía determinaron que la joven murió de forma violenta. Su cuerpo fue encontrado un día después con signos de asfixia por estrangulación.
El femicidio de Guayguacundo fue el punto final de una serie de episodios de violencia que empezaron en 2018, según los datos recogidos por la Fiscalía.
En un comunicado, la entidad dice que "la víctima habría denunciado violencia psicológica en 2018, de modo que se procederá a verificar las actuaciones fiscales que se habrían realizado en torno a este caso".
La psicóloga experta en violencia de género, María José Larco, considera que este asesinato es un claro ejemplo de lo que se conoce como círculo o ciclo de la violencia.
Se trata de un proceso de cinco fases por las que atraviesa una mujer que vive en una relación conflictiva. En la mayoría de casos empieza con un insulto, con una pelea por celos o con la pérdida del control del agresor.
"Lo que sigue es el aumento de la violencia física, psicológica o patrimonial hasta que termina en un femicidio", dice Larco.
La especialista explica que muchas mujeres no pueden salir de este círculo vicioso porque el agresor "ha logrado minimizar a la víctima haciéndole creer que no podrá enfrentar la vida sin él".
A esto se suman otros factores como la falta de independencia económica de las víctimas, las creencias religiosas, la vergüenza que sienten algunas mujeres al saber que sus familiares o amigos se van a enterar de que han sido violentadas y hasta intimidaciones del mismo victimario.
"Los potenciales femicidas amenazan a sus víctimas. Les dicen que si los denuncian van a matar a sus hijos o sus familiares. También les advierten que les van a quitar el apoyo económico o la custodia de sus hijos", dice Larco.
Agrega que la violencia psicológica que sufren las mujeres en una relación conflictiva es tan grande que muchas creen que las agresiones se producen por su culpa.
"Hay casos en los que las víctimas de violencia justifican las agresiones diciendo que ocurrieron porque ellas también alzaron la voz en una pelea o porque la comida que hicieron no le gustó al agresor".
Larco sostiene que a pesar de que en el país existe la Ley para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres aún no existen las herramientas para que se ejecute.
"El sistema de justicia está orientado a actuar cuando ya ha ocurrido el crimen, pero no para prevenirlo".
María José Larco, psicóloga
La Secretaría de Derechos Humanos informó que el Gobierno destinará USD 24 millones para la ejecución de la ley hasta 2025. De esa cifra, USD 13 millones se invertirán en 2022 en dos proyectos:
- Fortalecimiento de los servicios de protección integral. Entre estos está la implementación de la estrategia integral de atención con los Centros Violetas.
- Proyecto de prevención de la violencia y atención a grupos prioritarios.
Boleta de auxilio, un papel que no garantiza nada
El Código Integral Penal establece 12 medidas de protección para las personas que sean víctimas de violencia:
Una de las más utilizadas en casos de violencia contra las mujeres es la boleta de auxilio. Se trata de un documento que, supuestamente, debería impedir que el agresor se acerque a la persona que lo ha denunciado.
Pero, no siempre es así. Johanna Guayguacundo fue asesinada por su expareja, a pesar de que contaba con una boleta de auxilio.
Según la Fiscalía, "el asesino también tenía la prohibición de realizar actos de persecución o de intimidación a la víctima o a miembros del núcleo familiar".
Ninguna de las dos medidas impidió que Guayguacundo fuera asesinada de forma violenta.
Juana Fernández, encargada del equipo de la Fiscalía para Equidad y Seguridad en Temas de Género, reconoce que la boleta de auxilio no es ninguna garantía para impedir que las mujeres sean víctimas de violencia y hasta de femicidios.
"Es equívoco pensar que una boleta de auxilio va a proteger a las mujeres".
Por eso explica que una mujer que sufre violencia debe contar con la mayoría de medidas de protección y el seguimiento del caso desde que pone la denuncia.
Lamentablemente, dice, la Fiscalía cuenta con un déficit de alrededor de 500 fiscales que deberían cumplir con ese trabajo.
"Estamos pidiendo que se asigne un mayor presupuesto para contar con más fiscales", agrega.
Mientras el pedido se concreta, la funcionaria dice que la entidad realiza una capacitación a los fiscales existentes para que aborden los casos de violencia y de femicidios con un enfoque de género que garantice los derechos de las víctimas y de sus familias, evitando los procesos de revictimización.
Fernández adelanta que el Consejo de la Judicatura, la Secretaría de Derechos Humanos, la Fiscalía y otras instituciones de Estado trabajan en la implementación de un sistema de alerta temprana para atender casos de violencia de género.
"El objetivo es que todas las instituciones se activen en el momento en que una mujer pone la denuncia. Con eso trataremos de que existan menos casos de femicidios porque abordaremos el caso desde la justicia, pero también desde la atención social y psicológica", sostiene.
Según datos de la Fundación Aldea, organización que mapea los casos de femicidios en el país, 2021 fue el año más violento contra las mujeres desde que el femicidio fue tipificado en el Código Integral Penal.
Ese año, 197 mujeres fueron víctimas de femicidio. Esto quiere decir que en Ecuador, una mujer fue asesinada por su pareja o expareja aproximadamente cada 44 horas.
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