"Temí morir en el lodo": familias viven tragedia en Guayaquil
Cuatro deslizamientos de tierra se registraron en los cerros San Eduardo y Bellavista, en Guayaquil. La provincia más afectada por las inundaciones es Guayas.
Néstor Guerrero, en el portal de su casa de San Eduardo, afectada por un deslave en Guayaquil.
Foto: Alexander García
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Una mezcla de lodo y tierra se filtró por el patio en plena madrugada. Y en menos de dos minutos, una pareja tenía, literalmente, el agua al cuello en la habitación de su casa, en el oeste de Guayaquil.
A eso se tuvieron que enfrentar Néstor Guerrero, de 63 años, y su esposa Isabel Rodríguez, de 47, damnificados tras un deslave en el sector de San Eduardo, al oeste de la ciudad.
La pareja lo perdió todo, la madrugada del martes 14 de marzo, tras una lluvia intensa de tres horas.
Y hasta el jueves, 16 de marzo, su vivienda sigue llena de lodo, mientras ellos pasan la noche en una iglesia y aún esperan por ayuda humanitaria.
Los Guerrero Rodríguez forman parte de las 17 familias damnificadas por la etapa lluviosa en Guayas, la provincia más afectada por eventos peligrosos en lo que va del año, con 83 inundaciones y 10 grandes deslizamientos, según cifras de Gestión de Riesgos.
La casa esquinera de los Guerrero Rodríguez, ubicada en la cooperativa Virgen del Cisne, en el sector San Eduardo, se vio afectada por la corriente que bajó del cerro.
La tragedia
“Mi esposa me despertó, pero pensé que era una pequeña filtración de agua. En cinco años que llevamos viviendo aquí, nunca vimos algo igual”, cuenta Néstor.
“En menos de dos minutos teníamos el agua al cuello en la habitación y al pecho en la sala. Temí morir atrapado en el lodo”.
Isabel oraba cuando sintió el agua en la rodilla. El aguacero la despertó a las 03:00.
La gran cantidad de tierra y lodo que ingresó por la parte trasera del domicilio obstruyó la puerta que da a la calle, impidiendo la salida de Néstor, taxista de profesión.
“Yo empujé a mi esposa para que saliera. Pero me quedé atrapado, la puerta no abría”, cuenta el hombre.
Tiene el dedo anular de la mano derecha lastimado, ya que quiso evitar que la puerta se cerrara del todo. Y por el esfuerzo se lesionó la rodilla izquierda.
Empujé a mi esposa para que saliera. Pero me quedé atrapado.
“Él me decía que saliera, pero yo no quise dejarlo atrás”, dice Isabel. Entre los dos lograron forzar la puerta de entrada para salir.
La corriente arrastró gran parte de sus pertenencias a la calle.
Daños por deslaves
El Municipio de Guayaquil informó de al menos cuatro deslizamientos de magnitud en los cerros Bellavista y San Eduardo, tras las intensas lluvias del 14 de marzo.
Un auto terminó atrapado en medio de piedras y lodo que se desprendieron del cerro en el sector de Bellavista Alta, en el norte de la ciudad.
Mientras otro deslizamiento se registró en las laderas del Cerro San Eduardo, al oeste de Guayaquil, justo en el acceso a los túneles, bloqueando parte de la avenida Modesto Apolo.
En este lugar, dos de los tres carriles de circulación permanecen cerrados al tránsito por precaución ante nuevos deslaves.
Allan Hacay, director de Riesgos del Municipio de Guayaquil, informó que realizan trabajos de limpieza y contención, mientras se agendan los estudios necesarios para ejecutar obra pública en las zonas afectadas.
Los cerros Azul y El Paraíso, al oeste y norte de la ciudad, respectivamente, también están entre las zonas susceptibles a deslaves en Guayaquil.
Casi 4.000 afectados
Las personas afectadas por la etapa lluviosa en Guayas suman 3.378. En Guayaquil, las inundaciones se reportan incluso en zonas donde eran poco habituales.
En la ciudadela Las Orquídeas, al norte guayaquileño, dos horas de aguacero bastaron para colapsar el canal de aguas lluvias de Mucho Lote, el 8 de marzo.
La lluvia coincidió con la marea alta, lo que dificultó el drenaje.
El nivel del agua superó el muro de contención e inundó las calles. Agua putrefacta ingresó a cientos de casas.
Dayanara Bazurto, una de las afectadas, dijo que lleva una semana durmiendo en un mueble, ya que los colchones siguen mojados. El agua ingresó a su casa de forma inesperada y alcanzó a salvar solo la nevera, dijo.
La lluvia coincidió con la marea alta, lo que dificultó el drenaje.
En Las Orquídeas no vivían una inundación similar desde el 3 de febrero de 2017, cuando las lluvias colapsaron el ducto cajón, conduciendo palizadas y lodo a calles y viviendas.
La Secretaría de Gestión de Riesgos reportó la entrega de 203 kits y 114 colchones, además de 46 kits de alimentos, entre otras ayudas en Guayas.
Pero la familia Guerrero Rodríguez, que se salvó de morir sepultada por el lodo, al oeste de Guayaquil, aún esperan por ayuda.
Armaron un fogón de leña debajo de un árbol de mango, para calentar sus alimentos.
El Municipio les entregó un kit de víveres, indicó Guerrero, quien por la lesión en su rodilla no ha podido volver a trabajar en un taxi de alquiler. Ellos no tienen colchones para dormir.
Y pasan la noche en una iglesia evangélica del sector, aunque en el día vuelven a casa. En la entrada permanecen unas sillas enlodadas y la nevera averiada.
Pero armaron un fogón de leña debajo de un árbol de mango, para calentar sus alimentos.
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