Desde el Everest hasta Ámsterdam, los pobladores están hartos del turismo en masa
Imagen de archivo de un grupo de escaladores llegando a la cumbre del monte Everest, en Nepal.
EFE
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En temporada alta, las faldas del Everest se convierten en un mar de tiendas de campaña. Los turistas aprovechan el buen clima y quieren subir todos a la vez, el resultado es que en lo que va de 2019 el número de muertos ha llegado a 11.
Muchos culpan las largas filas y el embotellamiento en el camino hacia la cima, la espera de horas en las zonas conocidas como el Balcón y el escalón de Hillary, deja a los escaladores debilitados. Cada minuto es un desperdicio de oxígeno.
El ministerio de Turismo de Nepal extendió 378 permisos en esta temporada, sin tener en cuenta la falta de experiencia de los escaladores, para obtener una licencia prácticamente solo hay que tener el dinero: escalar el Everest cuesta entre USD 26.000 y USD 115.000 euros.
En el camino a la cima del Everest hay más de 200 cadáveres, de los cuales unos 150 nunca han sido encontrados.
Las rutas más transitadas están plagadas de cuerpos, se estima que son más de 40, que han quedado congelados en el punto donde murieron y son utilizados como puntos de referencia por los escaladores.
Venecia contra los cruceros
Los escenarios de espanto no se limitan solo a la montaña más famosa del mundo. Venecia también vive una crisis provocada por el turismo sin control.
De acuerdo con un reportaje de la agencia Reuters, Venecia debería incluirse en una lista de ciudades en peligro de Naciones Unidas y debería prohibirse que los cruceros se acerquen a su frágil laguna para evitar un desastre ecológico.
Luego de que un crucero colisionó con un muelle y una embarcación de turistas en la ciudad, dejando a cuatro personas heridas, se ha iniciado el debate en Italia sobre cómo proteger a Venecia, que atrae a unos 30 millones de turistas cada año.
"Venecia es única y no debería permitirse que sea destruida más de lo que ya ha soportado", dijo Mariarita Signorini, presidenta nacional de Italia Nostra, una organización abocada a defender el patrimonio natural y cultural de Italia.
"Venecia es una de las ciudades que más peligro corren en el mundo", dijo en una rueda de prensa al anunciar la decisión de pedir a la UNESCO que la coloque en la lista de patrimonio de la humanidad bajo riesgo.
Hartos en Mallorca y en Ámsterdam
En Mallorca los vecinos denuncian el exceso de turismo, de acuerdo con un reporte de Reuters. Más de 10.000 personas han firmado una petición para que se limite la entrada de mega cruceros.
La idea es que sólo un mega crucero pueda entrar al día en el puerto y no los cuatro que llegan actualmente a diario. Margalida Ramis, Portavoz del grupo ecologista GOB, dice que los cruceros utilizan el peor de los combustibles y cuando están en el puerto mantienen sus motores en marcha.
Amsterdam, otra de las ciudades más visitadas del mundo, ha presentado un proyecto para reducir el turismo en masa.
Las autoridades de la urbe holandesa pretenden así combatir el turismo masivo. Entre las medidas propuestas en el reporte están dejar de promover la ciudad como destino atractivo e intentar desviar a los visitantes hacia otros sitios.
Turismo de catástrofes
El último destino de moda es un lugar impensable: la ciudad ucraniana de Pripyat, un poblado fantasma localizado en las inmediaciones de la destruida planta de nuclear de Chernobyl y célebre por el desatre de abril de 1986.
Bastó con que HBO emitiera una serie sobre Chernobyl para que miles de turistas decidieran que era un buen lugar para divertirse. Hay tours privados que cuestan hasta USD 500 y duran días.
Los turistas son felices tomándose selfies con el reactor colapsado de Chernobyl como fondo, lo que no deja de causar polémica e indignación, dado el elevado número de personas que murieron durante el accidente o en los años subsiguientes como consecuencia de enfermedades producidas por la radiación.
Barcelona, Roma, París, el exceso de turismo pone en pie de guerra a las ciudades ¿Puede pasarnos lo mismo?
¿Llegará el día en que contemplemos al centro de Quito abarrotado de turistas? ¿Habrá fila para subir al Cotopaxi? Para Roque Sevilla, empresario del turismo, ambientalista y ex alcalde de Quito, ese escenario de pesadilla puede ocurrir si Ecuador no se prepara para afrontar la masificación del turismo.
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