50 familias de Santa Isabel huyen ante amenaza de deslizamientos
Ante el riesgo de un enorme deslizamiento de tierra, las familias de La Cría, en Santa Isabel (Azuay) buscan refugio. El Gobierno aún evalúa el apoyo que les brindará.
Rosa Carchi, habitante de La Cría, se lleva los productos de su tienda a Santa Isabel, el domingo 2 de abril de 2023.
Jackeline Beltrán, PRIMICIAS
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Rosa Carchi acomoda con prisa los productos de su tienda en una camioneta. Se lleva cajas de víveres, golosinas y productos de limpieza. También mesas, sillas y tanques de gas.
Carchi vive en la comunidad de La Cría, del cantón Santa Isabel, en la provincia de Azuay.
La comunidad de La Cría fue declarada en alerta amarilla por el riesgo de deslizamientos de tierra.
La mañana del domingo 2 de abril, Rosa Carchi y su familia terminaron la obligada mudanza que comenzó el día anterior.
Pasaron la noche en un albergue junto a otras tres decenas de familias. Pero ahora se van a Santa Isabel, en busca de una casa para arrendar.
"Nos dijeron que no estemos mucho tiempo acá. Que puede pasar un derrumbe como en Alausí y por eso nos vamos”, dice Rosa, con la incertidumbre de no saber cuándo podrá volver.
Un extraño temblor
La Cría es una comunidad ubicada entre los cantones Santa Isabel y Nabón, a 97 kilómetros al sur de Cuenca.
Es un caserío enclavado entre montañas. Sus habitantes viven del cultivo de cebolla, tomate, fréjol y de la ganadería.
Hace unos ocho meses, los moradores empezaron a ver fisuras en las paredes de sus casas y a sentir que la tierra se movía. "A veces se siente que la casa vibra", narra a PRIMICIAS Rosa Morocho. Ella llegó a ayudar a sus parientes a desalojar la casa.
El poblado luce abandonado. Aunque es domingo, no hay gente en misa, niños en la cancha o personas vendiendo productos. Como es habitual en la comunidad.
Solo hay tres familias que volvieron para llevarse sus cosas. Desde el viernes 31 de marzo, la población empezó a evacuar. La noche anterior, los habitantes de La Cría sintieron que la tierra tembló con fuerza.
En la parte alta de una montaña, una casa se agrietó. "Nos dijeron que la peña se bajó y la mayoría salimos esa noche asustados", cuenta Luisa Musha.
Musha y su esposo pasaron la noche en su vehículo, en un cerro cercano conocido como Ganarín.
Pero no era un temblor, sino la tierra que está en constante movimiento, explica a PRIMICIAS Milton Benítez, coordinador zonal de la Secretaría de Riegos. Eso llevó a que la institución declarara al poblado de Santa Isabel en alerta amarilla.
La tierra se abre
A Rosa Morocho le explicaron que el suelo está tan frágil "como un cascarón". Los pisos y paredes de las casas tienen grandes fisuras.
Las veredas de las calles están cuarteadas. El parque central, que tiene menos de un año de construcción, muestra una grieta que parte la cancha en dos.
Desde el parque se ve la montaña que amenaza a la comunidad. De ahí salen dos grandes grietas que se expanden por la tierra que está alrededor del caserío, explica Benítez.
Son 526 hectáreas que están en "riesgo inminente" de deslizamientos, sostiene el técnico.
Y detalla que hay una falla geológica que vuelve inestable a La Cría y a las comunidades aledañas.
A lo que se suma el mal manejo del agua. "Encontramos 28 reservorios en la zona y ninguno tiene geo membrana", explica Benítez.
"Cuando los reservorios se construyen de forma anti técnica, el agua se filtra y se acelera el movimiento de masas. La tierra empieza a deslizarse por dentro".
Milton Benítez, coordinador zonal 6 de Riesgos
La central hidroeléctrica
Con la declaratoria de alerta amarilla, la Municipalidad de Santa Isabel debe elaborar estudios para encontrar las soluciones que se pueden aplicar en La Cría.
"Los resultados dirán si es necesario o no relocalizar a la población", explica Milton Benítez.
Ernesto Guerrero, alcalde de Santa Isabel, asegura que los estudios cuestan cerca de USD 160.000, pero el Municipio no los puede pagar. Ahora gestionan con otras instituciones, como el Gobierno Provincial de Azuay.
También esperan el apoyo de la estatal Corporación Eléctrica del Ecuador (Celec), dueña de la central hidroeléctrica Minas San Francisco.
"Si ocurre un macro deslizamiento, puede taponarse el río León, que es afluente del río Jubones que, a su vez, abastece a la central hidroeléctrica San Francisco. Y eso también nos preocupa", añade Benítez.
Desde la declaratoria de emergencia, la mayoría de familias ha evacuado la zona. Hay 58 viviendas en alto riesgo, en las que habitan unas 220 personas, según la información levantada hasta el lunes.
En los albergues se alojan 34 familias. Además, hay personas que decidieron salir a Santa Isabel o a Cuenca. Pero la mayoría prefieren estar cerca, porque tienen sus tierras y su ganado, explica el alcalde.
El fin de semana, los ministerios de Vivienda y de Inclusión Económica y Social empezaron a levantar la información para definir qué apoyo darán a la población.
Todavía no hay un reporte de quiénes necesitarán bonos de contingencia o de vivienda.
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