Por falta de estudios, no hay obras para evitar deslizamiento en La Cría
Aunque La Cría, una comunidad de Santa Isabel (Azuay), está en alerta naranja y hay riesgo de un macro deslizamiento, las obras de mitigación no llegan por falta de estudios.
Técnicos de la Secretaría de Riesgos y del Instituto del Instituto de Investigación Geológico y Energético hacen un levantamiento topográfico en La Cría, Santa Isabel.
Secretaría de Riesgos.
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Tras casi un año desde que se activó el movimiento de masas en La Cría, del cantón azuayo de Santa Isabel, no hay estudios que permitan trabajar en una solución para evitar un gran deslizamiento.
Esta situación se mantiene pese a que La Cría se encuentra en alerta naranja desde el 6 de abril de 2023 y hay una advertencia de la Secretaría de Gestión de Riesgos de que "la probabilidad de que ocurra un evento peligroso es muy elevada".
El único informe que existe es de la Prefectura de Azuay, que desde diciembre de 2022 mide la velocidad del desplazamiento de tierra y evalúa los potenciales riesgos de un deslizamiento.
Riesgo para Minas-San Francisco
La Cría está ubicada 90 kilómetros al sur de Cuenca, en la cuenca del río Jubones. La central hidroeléctrica Minas-San Francisco se encuentra a 20 kilómetros aguas abajo de la comunidad, en línea recta.
Según los estudios preliminares de la Prefectura de Azuay, la montaña en riesgo se mueve en dos direcciones: hacia el río León, que alimenta a la central hidroeléctrica, y en la parte alta, donde está asentada la comunidad.
La parte crítica es la que va hacia el río León. "Esta se desplaza entre ocho y 10 centímetros diarios", explica Erika Martínez, técnica del Departamento de Riegos de la Prefectura de Azuay. En la parte alta, en donde el desplazamiento es de dos centímetros por día.
"Si llegara a ocurrir un macro deslizamiento, podría taponar el río León y causar problemas a la central hidroeléctrica Minas-San Francisco", sostiene el informe del Gobierno Provincial de Azuay.
También podría afectar a la población que habita en la zona del Jubones. La Prefectura tiene registros de anteriores deslizamientos, en los que "han desaparecido viviendas, senderos, quebradas, linderos de terrenos y cultivos".
Aunque el invierno está por concluir, el peligro se mantiene, según los técnicos de la institución. De hecho, el deslizamiento se activó en julio de 2022, en la época seca, explicó Milton Benítez, coordinador zonal de Riesgos.
Municipio debe contratar estudios
Para intervenir en La Cría, se necesitan los estudios geológicos y geotécnicos, que determinen las causas exactas del movimiento de masas y, con ello, recomiende las obras de mitigación.
También hacen falta estudios para determinar si existen aguas subterráneas que influyan en los deslizamientos.
Con esos estudios se definirá si la población puede volver a habitar en la comunidad, sin correr riesgos, y a trabajar en el cultivo de cebollas, que es la principal actividad económica de la zona.
El alcalde de Santa Isabel, Ernesto Guerrero, informó que ya cuentan con los términos de referencia para contratar los estudios, pero no con todo el presupuesto.
El Municipio firmó un convenio con la Corporación Eléctrica del Ecuador (Celec), administradora de Minas-San Francisco. Celec aportará con USD 100.000 para los estudios y diseños definitivos, que serán responsabilidad de la nueva alcaldesa de Santa Isabel, Anabel Lalvay.
Obras para ganar tiempo
Con el invierno, la filtración de agua en la montaña es mayor. Por lo que, desde febrero de 2023, la Prefectura del Azuay ejecuta obras de emergencia para reducir el riesgo de deslizamientos.
Los técnicos han drenado el agua de las quebradas para que no se filtren a las zonas críticas y clausuraron 36 reservorios que no fueron construidos bajo normas técnicas. "Estas medidas nos han permitido ganar tiempo, pero los estudios son urgentes", asegura Érika Martínez.
Mientras el Municipio de Santa Isabel contrata los estudios, las 50 familias que abandonaron la comunidad se mantienen en incertidumbre por no saber cuándo podrán regresar a sus hogares.
Algunas familias están en un albergue en una comunidad cercana. Ahí duermen, pero durante el día regresan a sus casas, otros prefirieron mudarse con familiares o arrendaron un espacio en Santa Isabel.
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