Más de 58.000 estudiantes serán reubicados por escuelas en mal estado
Son 151 unidades educativas del régimen Costa que no tienen las condiciones para recibir a los estudiantes este año lectivo.
Madres y estudiantes realizan minga en la Unidad Educativa Los Vergeles previo al inicio de clases en el régimen Costa. Guayaquil, 4 de mayo de 2022.
Carolina Mella
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Han pasado dos años desde que las escuelas cerraron por la pandemia de Covid-19 y 151 unidades educativas de la Costa no podrán recibir a los estudiantes este año lectivo por las malas condiciones en las que se encuentran.
De este número de escuelas no aptas para recibir a los alumnos, 38 están en Guayas y 28 en Guayaquil.
Desde el viernes 6 de mayo, cuando empieza el regreso escalonado a clases, 58.653 estudiantes serán reubicados en otras unidades educativas.
“En su gran mayoría son instituciones muy pequeñas, que están en la ruralidad, con 30 o 40 estudiantes que deben ser reasignados a otras escuelas cercanas", dice Andrés Chiriboga, viceministro de Educación.
Hay 7.569 unidades educativas fiscales en la Costa, aunque no significa que todas tengan las condiciones óptimas para que los alumnos estudien.
Muchas fueron asaltadas durante el confinamiento, otras se quemaron o se deterioraron por no recibir mantenimiento, pero aún así abrirán.
En el último año se ha destinado un presupuesto de USD 70 millones para mejorar la infraestructura, aunque en realidad se necesitan USD 650 millones.
Según el Ministerio, esa será la inversión al finalizar los cuatro años del actual Gobierno. Mientras tanto se hacen pequeñas adecuaciones, como arreglos de baños y aulas para que finalmente se retomen las clases presenciales.
En el colegio Los Vergeles, al noreste de Guayaquil, padres de familia y estudiantes realizaron una minga para limpiar las bancas donde sus hijos recibirán clases.
“Al inicio de la pandemia se metieron los hacheritos y se llevaron cosas, yo agarré a uno que intentaba vender una computadora que había robado de la escuela, cerca de mi casa”, dice Juan Castro, quien se encarga de pintar de azul las gradas de la entrada.
La comunidad ayudó a que no escapara, mientras llegaba la Policía y recuperaron una de las computadoras que se robaron de la escuela donde estudian sus dos hijos.
Las aulas tienen polvo y algunos pizarrones todavía conservan escritos sobre las últimas clases que se dictaron antes del cierre.
En el patio del mismo colegio, Nataly Lamilla, de 15 años, ha perdido la cuenta de cuántas bancas ha lavado. Esta es la primera vez en dos años que vuelve a la escuela.
“Estoy feliz de regresar, ha sido durísima la virtualidad, extraño a mis amigos, a mis profesores“, dice Nataly, quien va a primero de bachillerato.
No hay muchas personas ayudando. Aquí estudian 2.500 alumnos, quienes creen que el temor ya no es contagiarse de Covid-19, sino a la inseguridad que golpea a Guayaquil.
Afuera del área de administración, un grupo de madres hace fila para entregar los documentos y concluir con la matriculación de sus hijos, que han pedido el traslado de zona, pero no hay electricidad. Aunque les reciben los documentos, ellos tendrán que regresar.
A pocos días del inicio de clases, el Ministerio de Educación ha recibido 165 mil solicitudes de traslados de instituciones educativas, una cifra récord.
Las razones han sido por problemas en el sistema informático, pero sobre todo porque se han cometido errores al seleccionar la unidad educativa y el distrito.
“Por ejemplo, eligen 'Eloy Alfaro', pero en Ecuador hay miles de colegios con ese nombre, a veces resulta que no es el colegio en el que estaban y seleccionan mal”, explica Chiriboga.
Otro problema es que algunas familias han seleccionado colegios que no pertenecen a su distrito “para luego trasladarlos a colegios emblemáticos. Esto no responde a un tema de zonificación”, añade el viceministro.
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