"93.000 estudiantes se quedarán sin cupo para la universidad", admite Senescyt
El titular de la Senescyt, Alejandro Ribadeneira, dice que el próximo año las universidades aplicarán sus propios exámenes para los procesos de admisión.
Estudiantes rinden el examen Transformar en Quito, en febrero de 2022
Senescyt
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La Secretaría de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación (Senescyt) organiza un nuevo proceso de ingreso a las universidades públicas en medio de críticas de estudiantes que no consiguen cupo.
El titular del organismo, Alejandro Ribadeneira, insiste en que en ningún país del mundo es posible que todos los estudiantes ingresen a la universidad.
En entrevista con PRIMICIAS, dice que los bachilleres deben optar por carreras técnicas que les permitan insertarse de forma rápida al mercado laboral, sobre todo cuando "una carrera universitaria no me asegura que consiga un trabajo".
Ribadeneira dice que en 2023 las universidades elaborarán sus propios exámenes y procesos de admisión.
¿Cuántos cupos disponibles habrá para el próximo período académico?
Para la primera postulación de este año hubo 215.000 estudiantes que buscaban uno de los 122.000 cupos que se ofertaron.
Los últimos datos nos muestran que se asignaron 94.000 cupos, pero solo 81.000 aspirantes los aceptaron. Esto quiere decir que hay alrededor de 41.000 plazas disponibles para la segunda postulación, que será del 20 al 22 de mayo de 2022, y para la tercera, que será entre el 30 de mayo y el 1 de junio.
Esperamos que los jóvenes que no aceptaron una plaza puedan hacerlo, aunque habrá 93.000 aspirantes que se quedarán sin estudiar. No hay que olvidar que en ninguna parte del mundo es posible que todos los aspirantes ingresen a la universidad.
¿Medicina, Derecho y Enfermería siguen siendo las carreras más buscadas?
Seguimos viendo la misma tendencia. Los estudiantes siguen buscando carreras como Derecho, Medicina, Enfermería, Administración de Empresas, Psicología, Enfermería y Educación Básica, sobre todo las tres primeras.
Entonces, es imposible que haya cupos para todos quienes buscan una de estas carreras, mientras hay otras en las que sobra la oferta. Tampoco hay un aumento en la demanda de aspirantes que apuesta por una carrera técnica.
¿Qué está haciendo la Senescyt para cambiar esta realidad?
Nosotros hemos promocionado fuertemente las carreras técnicas y tecnológicas. Estas profesiones brindan una salida concreta, que no es otra cosa que la rápida inserción en el mercado laboral.
¿Cree que los jóvenes quieren formarse en esos oficios?
El título cada vez vale menos frente a las competencias de cada persona. Es preferible tener una competencia profesional bien acreditada que estar sin empleo. Ni una maestría, ni un doctorado garantizan tener un empleo. Ya se acabó la época de la 'titulitis' (en la que lo más importante para tener un trabajo era el título académico).
Las grandes empresas ya no se fijan en los títulos profesionales que tiene una persona, sino en sus capacidades para resolver problemas, en el trabajo en equipo, en el manejo de la tecnología.
Los jóvenes ya no quieren tener un empleo fijo, un auto o una casa. La mentalidad que tienen es otra y lo que tenemos que hacer es ofrecer carreras de calidad que se alineen a esas necesidades.
Hay reclamos de estudiantes, sobre todo de Medicina, que han sacado altos puntajes, pero no lograron un cupo. ¿Cuál es el problema?
El problema es que muchos estudiantes sacaron un puntaje mayor al referencial, pero hay otros que obtuvieron puntajes mucho más altos y son ellos los que lograron el ingreso a la universidad.
Es un tema de meritocracia, aunque en el último año hemos aumentado 40.000 cupos en un constante diálogo con las universidades, pero las instituciones también tienen límite para incrementar las plazas.
¿Cómo avanza el objetivo de que las universidades elaboren sus propios procesos de admisión?
¿Cuándo empezará este proceso?
Estamos conscientes de que este proceso implica un gasto para las universidades y por eso no podemos hacerlo de golpe.
Hay universidades, como la Escuela Politécnica del Litoral, que me han dicho que ya lo pueden hacer y otras que no porque no tienen recursos.
Creemos que el próximo semestre arrancará este cambio, que no debe durar más de un año hasta que se sumen todas. Cuando esto se concrete, la Senescyt se convertirá en el ente rector que verifique que los procesos se realicen con transparencia.
¿Este es un paso para la eliminación de la Senescyt?
No, para nada. Es un proceso lógico que debe tener el sistema universitario. La Senescyt, según la ley, es el órgano rector del sistema de educación superior.
La eliminación de la Senescyt, entonces, implicaría una reforma legal al Código Ingenios y a la Ley de Educación Superior.
La ciudadanía cree que la Senescyt se dedica únicamente a administrar el examen de ingreso a la universidad. Esa es la parte fea. La Senescyt también administra las becas, los créditos educativos, el registro de títulos, la innovación y la investigación.
De lo que le entiendo, no es una buena idea la eliminación de la Senescyt.
Yo tengo mi propio criterio que lo daré personalmente al presidente Guillermo Lasso. Él tiene toda la potestad para tomar las decisiones que crea que son las mejores. Pero no hay mejor decisión que la que se toma con información real.
Cuando llegue el momento, yo le daré mis observaciones sin defender a una institución sino al sistema de educación superior.
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